jueves, 19 de julio de 2007

El último viaje o el eterno retorno a la mayor obra de Alfaro




Ha sido un verdadero deleite el poder leer el libro El último Viaje escrito por el muy destacado intelectual cuencano Dr. Moisés Arteaga Lozano.
Creo sinceramente es un libro donde existe una copiosa imaginación del autor para recrear episodios y trasladar al presente la construcción de una magna y trascendental obra que buscó unir Costa y Sierra como lo fue el ferrocarril Guayaquil-Quito, donde el autor no excluye detalles de todas las vicisitudes que pudieron sucederse y/o se sucedieron en la construcción de la obra. Sin duda existe en el texto mucho de novela y mucho de relato y cuento de elevados niveles literarios.
El autor logra una maravillosa y bien concebida sinergia entre lo novelesco y lo real, aquella es sin duda una cualidad reservada a escritores de fuste, por eso no tengo reservas en sostener que esa excepcional peculiaridad lo convierte al autor en un autorizado expositor y analista de un hecho o acontecimiento nacional, que estaba esperando y merecía ser relatado por la pluma de tan distinguido compatriota, que realiza en muy amena descripción lo que significó para el país la construcción del ferrocarril, la obra que más contribuyó a relievar en el tiempo, el patriótico gobierno del General Eloy Alfaro Delgado.
Pero el libro no sólo está bien escrito, desde un punto de vista literario, y con envidiable uso del lenguaje; en el texto se incluyen con buen criterio y dentro de un contexto bien logrado, temas de orden político, como el recordar la oposición apasionada de enemigos de Alfaro atrincherados en el Congreso Nacional, que fue enfrentada con el talento y la firme decisión del gran líder liberal para contratar un crédito externo con una Compañía extranjera experimentada para realizar esta clase de obras. En otro aspecto el libro incorpora verdaderas clases de geografía nacional, dibujadas con palabras claras, precisas, elocuentes, que contribuyen a familiarizarnos con este Ecuador de hermosas diversidades y contrastes caprichosos, su gran dominio del castellano lo lleva a jugar muy bien en su narrativa entre los espectaculares paisajes que nos regala la naturaleza y los abruptos y asombrosos desniveles de los mismos, para lograr destacar la laboriosidad con que se ejecuta la obra y se agiganta el esfuerzo de los constructores de tan grandiosa tarea, sin dejar se le escape ningún detalle en la narración para que el relato sea completo, por ello se refiere en términos apropiados a las durísimas condiciones climáticas que diezmaron la salud y vida de los trabajadores que laboraban en la obra e inclusive describe con evidente nostalgia la muerte de uno de los más entusiastas directivos de la Compañía constructora, las dolorosas muertes masivas de compañeros que debilitaron el ánimo de los trabajadores, lo que obligó en esa época a importar mano de obra más resistente desde Jamaica. El apego por lo bueno de la vida del notable escritor, lo conduce a sugestivas elucubraciones sobre las bondades de la variedad de la gastronomía de nuestro país, con lo cual invita a engolosinarse al lector con sus provocadoras insinuaciones de la rica comida ecuatoriana.
Un comentario especial merece por su relación que tiene con el buen gusto, la importancia que le da en el contexto del libro a la belleza y exquisito donaire de la mujer costeña, que a través de una de sus beldades seduce a uno de los más importantes y jerarquizados técnicos ingleses de la Empresa Constructora, que termina con un desenlace que sólo es posible cuando existe ese inigualable e indescriptible sentimiento que es el amor, cuando el cotizado extranjero desplaza de sus afectos a un antiguo y sólido romance con una coterránea suya. Lo destacable de esta necesaria referencia es que no existen actos posibles que acontecieron o pudieron acontecer, detalle que el autor no incluya en su libro histórico; por ello no creo exagerar si afirmo que este libro del Dr. Moisés Arteaga es la más completa e imaginativa recopilación que se puede lograr sobre la construcción del añorado Ferrocarril ecuatoriano, con la ventaja que el libro resulta gratificante leerlo por el torrente de ideas con que el autor cuenta las escenas de todo el conjunto de factores humanos, políticos, geográficos, paisajísticos, climáticos, vinculados a la ejecución de tan monumental obra, cuya relación de hechos está sobriamente amenizada por el fluido y adecuado uso del idioma de su autor.
Pero hay dos aspectos que deben ser destacados en este libro, el uno, que el autor tiene la virtud de comunicar muy bien su mensaje al utilizar un lenguaje asequible a toda clase de personas, el otro, que paralelamente omite rebuscar términos que conviertan al libro en un documento que busque aproximarse a un elitismo intelectual; hay en consecuencia un escritor que entiende muy bien que en la sencillez de la actitud y el mensaje, radica la grandeza del ser humano. El Dr. Moisés Arteaga se descubre en definitiva corno un hombre de vasta cultura y de superior y clara inteligencia. El libro no se agota en una narración bien lograda de hechos que incidieron en la construcción de la obra que lo inspira, contiene en mi opinión dos mensajes de hondo contenido social y patriótico que nos aleccionan sobre el verdadero objetivo de Alfaro al construir el ferrocarril: buscó básicamente unir una patria diversa, Costa y Sierra dejaron de ser dos territorios distintos y distantes de un mismo país; costeños y serranos ya pudieron comunicarse mejor gracias al ferrocarril. Esa fue la finalidad de Alfaro, sentar las bases de una férrea unidad nacional al acercar a ecuatorianos de diferentes regiones de la patria, por eso continuó construyendo una red de ferrocarriles a lo largo y ancho del país, el autor capia en este aspecto muy bien el anhelo cívico del líder liberal radical y lo plasma con notable inteligencia en el texto de su recomendable libro.
Finalmente el libro incorpora una lección de vida que debe ser bien entendida y dimensionada en las inexplicables contradicciones de la existencia humana, una obra que mereció tanto esmero y entrega de parte de Alfaro para sentar los cimientos de un Ecuador unitario, para que se edificara una debida interrelación entre ecuatorianos, fue el que utilizaron sus adversarios para conducirlo a prisión y luego masacrarlo sin compasión alguna, quedando para la posteridad histórica la oscura página del arrastre perverso y canallesco de su cuerpo y los de sus leales compañeros y amigos de lucha, y como lección luminosa la acción y gestión de un hombre que entregó su vida por su patria y lo encumbra a la posición indiscutida de ejemplo de un líder, de hombre de Estado, de patriota sin fronteras ni límites, cuyo nombre y acción trascendió los linderos del Ecuador.

lunes, 30 de abril de 2007

Autonomías provinciales: el reto del Ecuador para el siglo XXI




Dentro de la crisis de todo orden que vive el Ecuador a fines del siglo XX, le quedan muy pocas posibilidades para emprender un proceso de recuperación, pues lamentablemente los errores y desatinos cometidos después del boom petrolero de los años setenta, vuelven imperioso e inaplazable un cambio estructural del modelo de organización y administración del Estado.
Se ha venido repitiendo en los últimos años sobre la conveniencia de un gran pacto social, en la necesidad de reactivar el aparato productivo de la sociedad, de estabilizar la política cambiaría, monetaria y crediticia, se ha repetido que es necesario descentralizar el país, es decir no han faltado planteamientos e ideas, pero en nada se ha dado un solo paso y se ha mantenido una recurrente tesis política-económica-administrativa, que hace que nos encontremos en una especie de "callejón sin salida". No exagero si afirmo que lo único que se expande y crece es la corrupción a través de sus variados tentáculos y testaferros, éstos, bien o mal intencionados.
En este contexto las instituciones públicas y privadas de Manabí, con sus organizaciones sociales, proponen la implantación en el Ecuador de un régimen de autonomías provinciales, sin tocar la actual división política-administrativa de las veintidós provincias, para no crear elementos de desunión nacional, dejando que libremente las provincias puedan unirse voluntariamente en una mancomunidad o en una región, pero ese es un proceso posterior y voluntario de integración. Hay que precisarlo, la propuesta está formulada para que se la debata y converse entre ecuatorianos de toda la geografía nacional, pues este planteamiento estimamos puede convocar a todos a unirnos en función justamente del debate de esta tesis, cuyos beneficios resultan evidentes en países como Suiza y España y en otros países donde se ha implementado un sistema, administrativo como el que se propone.
¿Por qué el planteamiento de autonomías?, porque el Ecuador desde inicios de su vida republicana ha mantenido una permanente división como país, originada en factores de carácter geográfico y climático, cuando en realidad esta diversidad climática y geográfica, puede y debe ser un factor de unidad nacional. Esta incuestionable verdad, es la que explica que en el espíritu de todos los ecuatorianos sintamos orgullo de los atractivos de Quito, de su herencia colonial, de su gran desarrollo urbanístico de las últimas décadas, como igual orgullo se siente de todo el conjunto de virtudes de Cuenca, de sus atractivos arquitectónicos, de su gran desarrollo educativo y cultural, como tierra de poetas, historiadores y literatos que la han llevado a convertirla en patrimonio de la humanidad. Siempre se sintió también gran valoración por el folklore, por la belleza y bondades de los valles y playas, por la pujanza productiva de toda la Costa ecuatoriana, por la rebeldía e inigualable generosidad de sus habitantes, de la reserva que significa el Oriente ecuatoriano, con sus ríos caudalosos, sus selvas todavía vírgenes e intocadas y los misterios que ellas encierran, la condición paradisíaca y excepcional como centro turístico y patrimonio ecológico de la humanidad que constituyen las Islas Galápagos, los ecuatorianos hemos disfrutado siempre del incomparable paisaje, de la majestuosidad de los volcanes, de la sensibilidad hecha música, del ingenio artesanal y toda una gama de las más diversas atracciones y peculiaridades de todas las provincias de la Sierra, todo eso ha sido motivo de orgullo de los ecuatorianos. Dónde entonces radica el problema de ser un país que no terminamos de entender unos y otros. Manabí y sus instituciones, consideran que ello responde a que los ecuatorianos no hemos aceptado nuestra real identidad, que debiendo partir de una realidad étnico-cultural e histórica, nos permita conocernos a nosotros mismos y nos una en un objetivo común de Patria, pero esa identidad sólo será factible alcanzarla, si admitimos nuestra verdad sin disimulos y en la medida que reconozcamos que también existe el llamando "Ecuador profundo", ese Ecuador cuya mayor fortaleza y riqueza es su gran diversidad, lo cual debe fortalecer la unidad nacional como ya lo consagra con toda diafanidad y énfasis el actual Artículo 3 de la Constitución en actual vigencia. Por lo antes anotado, es que también afirmamos que existe un Ecuador como Estado jurídicamente parchado a través de 19 Constituciones, que sólo reflejan la ausencia de una nacionalidad consistente y armónica, por lo que el régimen de autonomías permitiría construir, eso sí de una manera concertada y no compulsiva, aquel Estado-Nación que ha estado muy lejos de existir en nuestra inestable vida republicana. Es un imperativo que el Ecuador empiece a comprender lo que pasa en un mundo tan internacionalizado e interdependiente como el de fines del siglo XX, que nos desafía a que entendamos de acuerdo a claras sugerencias de la ONU y la UNESCO, que el gran problema del mundo presente y del que está por venir, es el relacionado con el pluralismo étnico-cultural, lo cual explica el porqué nuestra Constitución ya recoge un tratamiento especial a las minorías indígenas y afro-ecuatorianas.
Reconocida esa diversidad étnico-cultural e histórica, antes que climática y geográfica, no existe otro camino que permita la unidad nacional que no sea el posibilitar que las distintas provincias o regiones del país puedan planificar y programar su desarrollo, unirse si lo desean, y procurar responsablemente el bienestar de sus habitantes; ello sólo será posible si tomamos conciencia de que un modelo de administración centralizada, sólo produce una injusta distribución de los ingresos públicos con la consecuente desmotivación ciudadana, que se traduce en irresponsabilidad cívica, pues se genera una conducta en la cual desde todos los rincones del país se pide al Gobierno de turno la solución de todos los problemas, configurando una distorsión que crea la imagen de un Estado perverso, que no atiende los requerimientos nacionales y un ciudadano ecuatoriano que desentendido de sus deberes ciudadanos, sólo se acostumbra a pedir, reclamar, lamentarse, quejarse o protestar. Este esquema es que hace que el Ecuador no tenga en la actualidad ningún modelo definido de administración del Estado, pues el modelo que tenemos es de un Estado a veces paternalista o dadivoso, a veces arbitrario, a veces perturbador, a veces monopolio, todo lo cual sólo ha servido para crear un ambiente de inseguridad jurídica, alentando vanidades de Gobiernos y Congresos en permanentes campañas electorales, repartiendo transferencias de asignaciones presupuestarias para después solicitar a cambio, votos en futuras elecciones. Es hora de dar paso a un modelo de Estado que sea regulador, árbitro, facilitador de iniciativas y esfuerzos personales y garante de los derechos fundamentales de los doce millones de ecuatorianos, que hoy en su inmensa mayoría, sólo atinan a pensar la impotencia de que sus anhelos ciudadanos no son escuchados y menos garantizados, al sentir y saber que tienen un poder central muy distante de ellos.
El propio sistema democrático se encuentra resentido y no existen vías de superar ese deterioro del régimen Republicano de Gobierno, que no sea a partir de impulsar un modelo de democracia participativa, que se active desde las células básicas de la sociedad a través del régimen de autonomías. Ello posibilitará que los Municipios recuperen su condición de entes rectores de sus respectivas colectividades, restaurando el antiguo modelo del Ayuntamiento de vecinos heredado de España, el que las parroquias, recintos, barrios, se organicen en juntas, comunidades o cooperativas de producción o en organizaciones que les permitan ser actores responsables y solidarios del propio bienestar de la comunidad a la que se pertenecen. Estas organizaciones debidamente concientizadas, se vincularán en un proceso progresivo con el Poder Central a través de gobiernos provinciales intermedios, que elegidos con representantes igualitarios de cantones (hasta que se organicen distritos electorales), y con representantes de sectores representativos de la sociedad civil, permitan ir enlazando un nuevo y más dinámico Ecuador. Este planteamiento el Ecuador histórico lo ha debatido pero no lo ha implementado, así lo recogen las actas de las Constituyentes de 1861, 1897, 1929 y 1945.
El régimen de autonomías tendría adicionalmente la ventaja de liberar el esfuerzo ciudadano, se produciría automáticamente una dinamización de la economía y por ende del aparato productivo de la sociedad, provocando efectos multiplicadores de generación de riquezas y empleo, que viabilizarán con el flujo de bienes y capitales, una más abundante y mejor distribución y circulación de riqueza, una ampliación social de acceso al crédito y como consecuencia de ello, un auténtico mejoramiento de la calidad de vida de todos los ecuatorianos. La otra alternativa es mantener una recurrente historia de un Ecuador condenado por su inercia como país y por claudicación de sus líderes y gobernantes, a una crisis que se profundizará hasta hacernos estallar como sociedad y desintegramos como país.
De otra parte, en un régimen de autonomías es posible avanzar ciertamente en un proceso de una real justicia social, con una mejor distribución de los recursos públicos, mediante un reparto más equitativo de los tributos que genera el país, para ello hay dos vías que plantea Manabí: descentralizar la recaudación de tributos al consumo (IVA, ICE, Impuestos a las transacciones bancarias, matriculación vehicular, distribución de utilidades en venta de combustibles, peaje, etc.) para que se queden en la provincia que engendra o genera la riqueza que permite el consumo, o que se forme una gran "caja tributaria" para que se la redistribuya entre todas las provincias bajo tres parámetros: a) contribución provincial al PD3, lo cual estimula a quien más produce; b) número de habitantes, lo cual es igualitario; c) necesidades básicas insatisfechas, lo cual es solidario. A estos tres indicativos podría agregarse el factor extensión territorial como un elemento de mayor equidad. La exportación de petróleo serviría para amortizar la deuda pública, sobre todo la externa, y el Impuesto a la Renta y los aranceles a las exportaciones los recaudaría y servirían para atender necesidades del Gobierno Central, que están previstas en el Artículo 226 de la Constitución vigente.
Finalmente creemos, que si no hay primeramente un acuerdo en el contenido de la propuesta, en su fundamento doctrinario, en su propia filosofía de hacer país, es imposible dictar leyes que como la de descentralización y participación social vigente, son fríos enunciados que en la práctica no se aplican, porque no hubo ni el acuerdo nacional ni el Ecuador se puso de acuerdo en la filosofía de ese acuerdo, aparte de que en el fondo dicha ley mantiene el mismo esquema de un Estado manejado centralizadamente, y conserva un criterio paternalista y/o dadivoso. El régimen de autonomías permitirá una auto organización espontánea y responsable de sectores más homogéneos de la sociedad ecuatoriana, que rompa con la injusticia de la imposición de criterios, que sólo han favorecido la formación de pequeños grupos oligárquicos que manejan el poder político y económico del Ecuador. Los actuales partidos políticos y el affaire bancario son producto de este caduco sistema.
El desafío está lanzado, el resto es responsabilidad de todos: políticos, empresarios, académicos, artesanos, profesionales, trabajadores, campesinos e inclusive de militares. Es hora de obrar sensata y patrióticamente.

martes, 27 de febrero de 2007

Segunda edición de Filosofía de la vida o la vida es una filosofía




Medardo Mora Solórzano, Rector de la Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí, acaba de publicar la segunada edición de su libro titulado Filosofía de la vida o la vida es una filosofía, editado por la Editorial Mar Abierto.

El libro es parte de la colección filosófica Aristóteles, consta de más de 130 páginas y ha tenido excelentes comentarios.

lunes, 26 de febrero de 2007

La pobreza: principal mal social de inicios de siglo XXI




El ser humano siempre vivió en dilemas o contradicciones que lo separan y establecen distancias entre unos y otros, así fueron apareciendo (desde que se usó el dinero como instrumento de intercambio de bienes y servicios) los llamados ricos (aquellos que logran acumular dinero o bienes) y los pobres (aquellos a quienes les escasean el dinero y bienes); existen en esta escala también los indigentes que son aquellos que no tienen dinero ni bienes, se los llama también en el maquillaje que se hace con palabras de algún problema social, personas de “pobreza extrema”, cuya situación origina la mendicidad, esto es procurar vivir o subsistir a través de la ayuda, limosna o entrega voluntaria de dinero de los que poseen bienes o dinero, aunque han existido casos de mendigos que han convertido esta actividad en un lucrativo negocio, demostrando que el ingenio humano es capaz de las más atrevidas e inverosímiles acciones.
Aparentemente en las contradicciones que depara la vida, que existan ricos y pobres no sería tan absurdo, después de todo existen vencedores y vencidos en la guerra. En la lucha de unos por superar a otros, existen personas inteligentes que realizan grandes acciones en beneficio de todos y existen como contraparte quienes rinden homenaje a la tontería y la estupidez (según Einstein pasean por el mundo libremente), bíblicamente existen los buenos (según las creencias religiosas) y existen los malos (que comulgan con las travesuras maléficas de “el diablo”), hay gente (la mayoría) que obra en la vida honrosa y dignamente, pero en oposición, existen los pícaros y rateros que se creen vivísimos y se enriquecen indignamente, aunque saben que el dinero les da poder y status social. Existen blancos y su opositor en el color que son los negros, hay quienes llegan hasta a establecer diferencias entre el que desciende de “cunas de seda” y los “cholos” nacidos en el piso, en un “petate” o en una “casucha de mala muerte”, en fin, existen personas que actúan de buena fe y otras que incluso actúan premeditadamente de mala fe, existen también unos que son sinceros y otros se soslazan con sus falsedades, en la pretensión de considerarse “vivos” que se aprovechan de los que consideran tontos, pero en el caso del rico y del pobre como dos sectores o elementos que se contraponen, el ser humano ha llegado a niveles de establecer criterios para identificar diferencias: el rico es sinónimo de bonanza, de atributos, así se habla de la riqueza de la naturaleza, en la misma medida que se habla de la pobreza de la misma naturaleza, hay ricos espiritualmente y hay pobres de espíritu, con lo cual se crea una figura que coloca peyorativamente en inferior nivel a la pobreza y al mismo tiempo alaba subliminalmente la riqueza, tratando de dar a entender que del uno no se puede esperar nada o muy poco (del pobre), del otro en cambio se puede esperar mucho (del rico), hasta se ha llegado en el manejo o juego selvático de intereses o ambiciones en la política, a sostener que el rico es confiable porque no va a robar y que el que no tiene (pobre) es potencialmente peligroso, porque seguramente se enriquecerá de la política, cuánta equivocación y cuánto engaño, si meditamos en que en un buen porcentaje los ricos lo son porque se han enriquecido cometiendo actos incorrectos o inmorales y los pobres lo son, porque no han tenido ni siquiera el mal pensamiento de enriquecerse robando a los demás, eso explica porqué es importante preguntar, cómo una persona llega a tener fortuna cuando se afirma y con justificadas razones que una fortuna no se la puede lícitamente lograr de la noche a la mañana, salvo que se reciba una herencia cuantiosa o se saque la lotería, por eso lo único que queda es seguir pensando con Martí “con dignidad es difícil vivir, pero sin dignidad no se debe vivir”. Algo adicional y muy cierto, en casa del pobre siempre existe el deseo de procurar ilimitadamente atender a su invitado o a su amigo dando todo lo que le es posible, hay generosidad y solidaridad, en la casa del rico se hace ostentación de lo que se tiene y lo que se da, es decir se lo hace básicamente para demostrar que tiene posibilidades de brindar cosas costosas; o alternativamente cuando se trata de dar al pobre se lo da generalmente conservando cierta distancia y mirando de arriba hacia abajo.

El sistema económico imperante y la pobreza

Cuál la razón para que se sostenga que la pobreza es el problema que más preocupaciones genera a pobres y ricos (incluyendo países) en la época presente, aquello nos impone reflexionar y recordar que en la lógica de hechos y acontecimientos siempre existirá la indisoluble dualidad causa-efecto, los hechos salvo excepciones son generalmente causales y no casuales, y esa realidad nos hace notar que en el auge del desarrollo tecnológico que coincide como lo hemos afirmado en otros comentarios con la subida vertiginosa de los precios del petróleo (década del setenta) y la torrentosa circulación de petrodólares (que despertó las ansias de enriquecimiento de los grandes financistas internacionales) forjó paralelamente un crecimiento económico desigual de los países desarrollados que comenzaron a manejar los caudalosos recursos petroleros sometiendo a los países de menor desarrollo a ser sujetos de créditos (se pagaban hasta comisiones para que se acepten los préstamos) para endeudarlos y convertirlos en dependientes de sus dineros captados justamente de los cuantiosos e imprevistos ingresos de petrodólares, así se va estructurando un escenario económico donde la corrupción comienza a expandir sus tentáculos en todos los estratos sociales “el grito de guerra” parece haber sido: hay que acumular dinero como medio de progresar, configurando de esa manera una sociedad donde el dinero tiene la palabra; esto es, a más dinero más alto estatus social, el antiguo axioma español “poderoso caballero es don dinero”, se convierte en una dolorosa realidad con el agravante de que en la época actual ha destruido y arrasado toda tabla de valores, todo es engaño y así se manipula a la opinión ciudadana que ya no atina a saber qué es verdad y qué es mentira y quién es honrado y quién no lo es.
Si el dinero se convirtió en el eje de la vida social, política y económica del mundo actual, resulta obvio que comiencen a florecer las llamadas mega empresas o mega negocios en detrimento de los pequeños y medianos negocios, así van naciendo los súper e hiper mercados y van desapareciendo los pequeños negocios (antes muy rentables) de abacerías barriales, los centros comerciales van vinculando otros negocios y todo comienza a concentrarse en el mega negocio que sigue creciendo y el mediano o pequeño dueño de un negocio va teniendo cada vez más dificultades para competir, así surgen también las concentraciones de créditos en los Bancos y se van generando verdaderos pulls o carteles monopólicos en desenfrenada lucha por acaparar la riqueza generada por el conjunto de la sociedad, en ese escenario, el consumismo tiene una estampida que desequilibra los presupuestos familiares de las personas de bajos y medianos ingresos e incluso de los de la clase media alta, hay que preocuparse por la salud monetaria pero no por la salud de las personas.
Con la estrategia de hacer dinero como sea, se engendra una sociedad donde pocos concentran grandes capitales y muchos carecen de capital para trabajar, el 20% consume el 80% de lo que se produce y el 80% consume el 20% de lo que se produce, aquello significa desmejorar la calidad de vida del conjunto de la población, a unos les sobra lo que a otros les falta, ya no se vende un producto porque es bueno, se vende un empaque, el agua se vuelve costosa porque el envase (botella) cuesta dos veces más que el agua o envoltura (si es que ésta es de buena calidad, si no lo es, lo que se vende es la botella), en esa realidad económica se atrae al consumidor presentando productos vistosamente y entra en juego la publicidad, sin publicidad no hay venta, sin dinero para publicidad no se puede competir con los mega negocios que terminan enlatando todo lo que se debe comer, lo enlatado que tiene preservantes para mantener el producto vale mucho más que el producto fresco, el ser humano hedonista por naturaleza, amigo de hacer el menor esfuerzo, se acomoda con estas nuevas formas de presentación del producto, a eso muchos llaman en el argot económico “darle valor agregado a un producto”, es una de las frases que más mencionan los economistas y aprendices o aficionados a la economía, aunque muchos de ellos no saben bien a lo que se refieren y el porqué de esta situación que afecta a los más débiles, toda esta realidad engendra una corrupción desenfrenada, usa la postura egoísta, yo busco como satisfacer mis necesidades o hacer dinero, el resto no me importa, el individualismo desplaza el interés social y surge la tesis del llamado “Neoliberalismo”, que en esencia reivindica la salud monetaria aunque aquello postergue la salud económica de la colectividad.

La pobreza y los sistemas políticos-económicos

Un Estado o un país puede ser administrado o dirigido bajo dos conceptos doctrinarios de orden político y económico, el uno, de manejo de todos los sectores económicos: producción, distribución y consumo, por parte de los funcionarios del Estado que planifican y establecen qué debe producirse, cómo debe distribuirse y qué debe entregarse al consumidor, este es el concepto que en la práctica impide lo que Marx calificó como utilidades indebidas de empresarios privados que él denominó el beneficio de la “plusvalía” que se quedan en poder del dueño del capital, produciéndose según sus tesis, que los empresarios (capitalistas) exploten el trabajo de sus dependientes (trabajadores). En teoría aquello sería lo razonable y deseable, pero en la práctica aquello degeneró en los regímenes socialistas o comunistas de los países de la Europa Oriental, en la formación de élites burocráticas que en uso y abuso del poder imponían criterios y terminaban beneficiándose de la producción del conjunto de la sociedad, llegándose a niveles de descomposición del manejo concentrado del poder político y económico por parte de un partido único y excluyente (el Partido Comunista) que dio origen al nacimiento de altísimos niveles de corrupción en ciertos líderes como el caso de Brezhnev en Rusia, de Cancescou en Rumania, Hoenecker en Alemania Oriental, entre otros, que fueron encontrados como autores directos de grandes atracos a los fondos del Estado y por ende autores de actos de enriquecimiento ilícito y no justificado, lo cual fue transparentado con la tesis de la Perestroika (Reforma) y del Glasnot (Transparencia) que impulsó el ex Primer Ministro de la Unión Soviética, Michael Gorvachov. En el fondo se formó una casta de poder autoritaria que impedía el ejercicio democrático de las actividades ciudadanas, al ser absorbido el manejo político y económico de manera excluyente por la dirigencia del partido gobernante.
El otro sistema es el llamado de libre empresa o de economía de libre mercado, que permite que empresarios privados dirijan con toda libertad las actividades de producción, comercialización y consumo de bienes, asumiendo de parte de los inversionistas el riesgo de la inversión y a cambio de ello él o los propietarios de los negocios, según se trate de empresarios individuales o colectivos (Compañías o Sociedades), se reparten el beneficio de las utilidades, disponiéndose en el caso del Ecuador una reserva de un 15% para ser repartidas entre los empleados o trabajadores del negocio o empresa, debiendo a su vez los empresarios pagar un tributo a la renta que perciben, que en el caso del Ecuador llega al 25% del valor de las utilidades obtenidas (después de deducir el pago de utilidades de sus empleados o trabajadores). En teoría este sistema redistribuye la riqueza generada por la sociedad, a través del cobro de los tributos o impuestos que luego se revierten al conjunto de la sociedad a través de obras o servicios públicos, como el caso de carreteras, programas de vivienda, servicios de salud, educación, etc., es decir programas que en definitiva (teóricamente) buscan favorecer un mayor bienestar compartido.
De lo antes expuesto es inevitable que debamos concluir que el problema es volver mucho más equitativa la distribución de los bienes que se producen o de los ingresos que percibe un país, tratando en todo lo posible que exista el menor porcentaje de inequidades o desigualdades sociales, de tal manera que no existan quienes reciban cuantiosos ingresos e inversamente quienes reciban ingresos que no alcanzan ni para una supervivencia confortable y con exceso de limitaciones o privaciones, en definitiva el desafío sería cómo lograr que exista justicia social dándole a cada cual lo que le corresponde en razón de su capacidad y de sus necesidades.
Hay que admitir que la igualdad en términos absolutos siempre será una quimera, filosóficamente ni dos gotas de agua son iguales, cada ser humano tiene su individualidad, es un universo aparte, filosóficamente el poder lo ejercen unos pocos a nombre de una mayoría, lo que vuelve imperioso buscar mecanismos de funcionamiento democrático de la sociedad, no limitada a eventos electorales, sino procurando establecer sistemas de escogitamiento que permitan un gobierno de los mejores y no de los más atrevidos y mediocres como sucede en seudo democracias como el caso del Ecuador, ahí está el reto, encontrar medios para que existan procesos selectivos de quienes dirijan los destinos de la sociedad, confiarlo como sucede actualmente en el Ecuador a mediocres y pícaros es destruir incluso la autoestima de la población que sólo le queda observar con rabia e impotencia tan grotesca situación, que sólo contribuye a deteriorar las condiciones de vida de la sociedad y por ende a crear malestar social, lo cual a su vez genera un lógico deseo de cambio aunque sea a lo incierto.
Finalmente debe quedar claro que no existen sistemas políticos o económicos perfectos, Winston Churchil tuvo una frase que merece ser recordada “la democracia es el peor de los sistemas de gobierno, exceptuando todos los demás”, con lo cual debemos concluir, que lo fundamental es la honestidad y capacidad en el manejo de los intereses públicos, por ello conviene recordar uno de los más aleccionadores pensamientos de Alfaro “donde imperan la corrupción y el robo es imposible la República”, es decir no existe país donde hay personas que se aprovechan de una función pública o de personas particulares que perjudican el interés público y se enriquecen injustificadamente, por eso desde la época del Imperio Romano en las Leyes del Fuero Juzgo se condenaba al que se enriquecía injustificadamente a severas penas de prisión de la libertad y a devolver el cuádruplo de lo indebidamente obtenido sin justificación legal.
En éste acápite merece ser resaltada la tesis política de Alfaro que creyó en la libertad como atributo inherente al ser humano, pero siempre que se entienda que la libertad individual no puede afectar los derechos y anhelos de la colectividad, eso lo lleva a fundar el Partido Liberal (en cuanto preconiza la libertad), Radical (en cuanto el interés particular debe estar subordinado al interés colectivo), es decir una tesis sensible y humana a los anhelos del conjunto de la sociedad, demostrando una extraordinaria visión de estadista, si admitimos el actual florecimiento de tendencias como el Socialismo Democrático que en esencia es exactamente las tesis del Liberalismo Radical de Alfaro.

La pobreza y sus secuelas de delincuencia, inseguridad, migración y terrorismo
Con mucha filosofía la humanidad acuñó un refrán muy realista que sostiene que “la necesidad es la madre de todos los vicios”, es decir que cuando una persona carece de algo que necesita y en el caso de necesidades indispensables como la de supervivencia, es capaz de realizar cualquier acto aunque este sea ilícito e incluso inmoral. Esta reflexión nos sirve para orientarnos en algo que es indiscutible y que lo señalamos al inicio de este comentario, la pobreza es un efecto o consecuencia de un hecho causal que es el de la existencia de inequidades sociales, de abismales diferencias en la distribución de la riqueza en la que pocos tienen mucho y muchos tienen muy poco o nada, de tal manera que la pobreza se vuelve un agente que incide en la delincuencia, como igualmente es el factor que obliga a muchas personas a abandonar su familia, su lugar natal o de residencia y emigran en busca de posibilidades de subsistencia, es también un influyente factor este grave mal social del mundo contemporáneo: el terrorismo, que unido a otro factor como el narcotráfico que también está estimulado por la ansias de enriquecimiento rápido y fácil (en una sociedad donde el dinero se ha convertido en un factor que establece inclusive méritos), estimula a que hayan personas que en su falta de recursos para subsistir y frente a las actitudes represivas de quienes detentan el poder político o económico, llegan hasta a enrolarse en un ejército irregular (terrorismo) o forman parte de bandas del crimen organizado por una paga que les permita superar su problema de falta de trabajo para subsistir.
Por lo antes expuesto no existen dudas que dentro de los problemas que vive la sociedad de nuestros tiempos está justamente el del auge de la delincuencia y el de una casi incontrolable inseguridad ciudadana, lo cual se debe en gran medida a un ambiente social en el que predomina la falta de fuentes de trabajo, sin que con estas reflexiones se pretenda excusar a delincuentes natos que a partir de taras biológicas se inclinan por una vida vinculada al delito, ni tampoco se busque justificar que existan personas que prefieran la vagancia u ociosidad a la posibilidad de trabajar aunque sea en oficios de baja jerarquía social y de bajos ingresos, de tal manera que no se puede justificar la delincuencia ni tampoco se puede dejar de advertir que en la medida que un país no haga esfuerzos por tener políticas constantes y consistentes para mejorar la distribución de la riqueza y el bienestar de la colectividad, la pobreza se convierte en un indiscutible factor generador de actividades delincuenciales y de afectación de la seguridad de las personas que deben vivir en un ambiente de zozobra e intranquilidad permanente.
Otro de los elementos que está creando serias alteraciones en la vida de los países desarrollados, es el que tiene relación con los problemas migratorios que han ocasionado serios disturbios en Francia en la que habitantes que pertenecieron a las antiguas colonias africanas-francesas reclaman una incorporación más igualitaria a la sociedad, lo cual está provocando incluso sentimientos xenofóbicos como acontece en España donde muchos latinoamericanos han emigrado a la antes llamada “Madre Patria” lo cual ha generado conflictos de carácter étnico-cultural en la sociedad española. Estados Unidos ha llegado al extremo de optar por construir una muralla que impide migraciones hacia su territorio, medida indignante y merecedora del más enérgico rechazo, pues no se puede establecer ese tipo de barreras en una sociedad en la que cuando a los países desarrollados les conviene las llaman una sociedad globalizada que ha colocado en el archivo del pasado las fronteras entre los países. En definitiva los grandes problemas del mundo contemporáneo en los que no se puede excluir el narcotráfico que produce dinero fácil, tienen como elementos generadores de esa conflictividad social la pérdida de valores morales a lo que se une un elevado porcentaje de pobreza que tiene como causa la abismal inequidad de ingresos entre ricos y pobres y esa es una brecha que hay que acortar si se quieren evitar crecientes conflagraciones sociales.

La caridad: una opción ante la pobreza
Uno de los recursos o mecanismos más recurrentes con el cual se trata de paliar o atenuar los problemas que genera la pobreza, es el de utilizar sistemas de ayuda voluntaria, que en algunas ocasiones tienen como intencionalidad el ser meramente dadivosos o limosneros, lo cual en términos conceptuales tiene como defecto evidente que quien(es) realiza(n) una labor de este tipo, lo hace(n) para aparecer como personas solidarias con los pobres, o al menos que tienen una preocupación por quienes carecen de recursos suficientes para una subsistencia digna y confortable. Sin entrar en mayores análisis, aquello está lejos de ser cristiano como doctrina inspiradora de esta clase de acciones, pues al efectuarse una promoción de la ayuda que se da se está haciendo al mismo tiempo una ostentación que es incompatible con el verdadero sentido de la solidaridad humana o de la caridad como virtud teologal, que tiene como fundamento insustituible que quien realiza una obra realmente solidaria no debe hacer ostentación de aquello, “la mano izquierda no debe saber lo que mano derecha da o hace”, dice una genuina expresión de hondo sentido humanitario, lo cual no significa que debe ocultarse la verdad de una acción o gestión realizada, la misma que siempre debe ser conocida para una correcta información de la colectividad.
Entendida en consecuencia la caridad como una virtud que bíblicamente se la concibe como un mecanismo que vuelva realidad el precepto cristiano de “amar al prójimo como a ti mismo”, no puede ser excluida como un factor que contribuye al alivio de la critica y en ocasiones desesperante situación que genera la pobreza, pero esta actitud debe ser entendida como una labor complementaria y no primordial. Por lo que debemos procurar y ese es el aspecto de fondo que debemos resaltar, que la pobreza debe ser enfrentada a través de políticas sociales permanentes que incluyan programas de atención gratuita y de suministros de medicamentos (preventivos y curativos) en el área de la Salud, que exista un sistema educativo que posibilite que todos, incluyendo a los más pobres, puedan acceder a una Educación que renueve sus esperanzas de vida y les proporcione herramientas de superación personal y humana, un programa de Seguridad Social que en la práctica y no en declaraciones alivie y auxilie a las personas de escasos recursos económicos en contingencias o riesgos a los que está expuesto toda persona, como casos de accidentes que le provoquen invalidez temporal o permanente, que se lo socorra en caso de cesantía por falta de trabajo, que se lo proteja en la vejez, Programas de Vivienda que le garantice a toda familia el poder tener un lugar para vivir, el contar con servicios básicos como el suministro de agua, luz, telecomunicaciones, transportación, a costos asequibles a su utilización, y en definitiva que se garantice a las personas en cualquier circunstancia de la vida que le sea adversa, el poder tener algún tipo de apoyo de la sociedad representada por instituciones creadas para ese fin, a todo lo cual habría que añadir el que se pueda contar con un ambiente libre de contaminación y con un sistema de seguridad y justicia que proteja al ser humano en el respeto de sus derechos y garantías conquistadas a través de luchas históricas de la humanidad.
De lo antes señalado se infiere que quienes gobiernan un país o dirigen un Estado, tienen que preocuparse ineludiblemente por crear un clima social que no permita que hayan personas de primera o de segunda condición en función de factores de orden monetario, para lo cual quien administra la cosa pública debe tener claro que ese ambiente debe estar orientado a proteger al conjunto de la sociedad proporcionándole el máximo bienestar posible a todos y no a unos pocos, para lo cual deben existir manejos económicos austeros y transparentes de los recursos públicos del país, que contribuyan a que no se incuben factores que vuelvan traumática la situación económica del conjunto de personas que habitan en un país, los cuales deben tener como garantías mínimas una estabilidad de precios en los productos que consumen para su supervivencia (productos de primera necesidad), que existan fuentes de trabajo para lo cual se debe garantizar y proteger el ahorro y las inversiones, que no se estanque el crecimiento económico como elemento dinamizador de una mayor producción de bienes y una mejor prestación de servicios que desemboquen en una mejor calidad de vida, para cuyo fin se vuelve un imperativo que el crédito se democratice y llegue a todos los sectores especialmente a los medianos y pequeños productores, si es que no ignoramos que el 75% de la oferta de empleo está dada por estos sectores productivos.

El Producto Interno Bruto (PIB) y el ingreso per cápita como expresiones de bonanza social
Con mucha frecuencia se utilizan cifras para tratar de decirle a una sociedad que existe una bonanza económica y que las cosas marchan bien en un determinado país. Entre esas cifras, una de las más mencionadas es el llamado Producto Interno Bruto (PIB) que se lo establece como el resultado de la suma de todo lo que un país genera como riqueza cuantificable monetariamente y se afirma con razón que el país ha crecido económicamente porque el PIB ha aumentado, por ello y para evitar confusiones es necesario resaltar que crecimiento económico no es igual a desarrollo social o humano, el desarrollo social o humano se produce cuando el conjunto de la sociedad vive en condiciones confortables, cuando todos disfrutan de un mínimo de bienestar, cuando la riqueza se la distribuye sin grandes desigualdades, esto es, que no existan pocos que ganan demasiado y muchos que ganan muy poco, de tal manera que desarrollo social existiría cuando las personas gocen de servicios básicos asequibles a su capacidad de consumo (salud, educación, seguridad social, vivienda, agua, luz, telecomunicaciones, transporte, vías de comunicación, etc.), lo contrario es que pocos disfruten ilimitadamente de estos servicios y la mayoría no los disfrute o lo disfrute con grandes limitaciones, por lo que en definitiva el crecimiento del PIB no es un factor que determina que por el aumento del monto de la riqueza de un país la pobreza de hecho ha disminuido, puede influir si es bien administrado y distribuido pero no es el único factor a considerar.
Otro de los factores que se lo esgrime como elemento de bonanza social y económica es el denominado ingreso per cápita (por persona), que resulta de la división del PIB para el número de habitantes y ese ingreso per cápita puede crecer pero tampoco aquello significa que existe mayor desarrollo social por el hecho de que aumente nominalmente el ingreso per cápita, si se considera que algunos pueden percibir a manera de ejemplo 30.000 dólares al mes y otros 100 dólares mensuales, lo que hace que el promedio de ingreso por habitante suba por los altos ingresos de unos, pero no significa que hay mayor equidad social, menos pobreza, simplemente es una cifra que arroja un promedio importante desde el punto vista económico, sin que ello signifique que todos han mejorado su calidad de vida, es un factor a considerar y orientador pero no es tampoco el único.
Otro de los factores que se utilizan para expresar el avance de un país es el Presupuesto del Estado que contiene los ingresos que el país recibe por recaudación de impuestos a sus habitantes (IVA, Impuesto a la Renta, Impuesto a los Consumos Especiales, a la Matriculación Vehicular, etc.), al igual que los que ingresan por exportación de productos naturales (petróleo, gas, minas, etc.) e igualmente contiene los egresos que se destinan para atender los servicios que el Estado presta a sus habitantes. Su monto superior o su crecimiento anual no significa necesariamente bonanza de un país, puede significar inversamente mayor gasto improductivo si no se controlan los gastos corrientes y no se asignan recursos para inversión social o desarrollo humano, de tal manera que el Presupuesto es un instrumento técnico que bien estructurado puede convertirse en la mejor herramienta de un adecuado desarrollo humano y un mecanismo apropiado para una mejor distribución de la riqueza.
Otro de los elementos que se considera en cifras para analizar la situación de un país es su balanza comercial, que es el resultado de establecer el monto de lo que se exporta, en el caso del Ecuador: petróleo, banano, pesca, flores, camarón, madera, etc., y lo que se importa, bienes para poder producir o bienes para comercializar, de tal manera que si lo que se importa es menos de lo que se exporta hay una balanza comercial favorable, y ese superavit pasa a formar parte de una reserva monetaria que le permite al país tener un “colchón monetario” que lo puede socorrer en épocas de crisis o de desbalance de la propia balanza comercial.

Situación actual de la pobreza en el mundo, América Latina y el Ecuador
Si partimos del concepto ya expuesto anteriormente que la pobreza existe en la medida que una persona o una familia carece de recursos suficientes para poder supervivir dignamente. O existe indigencia cuando una persona no tiene recursos económicos mínimos para subsistir, los datos y análisis de los últimos años señalan que han existido progresos a nivel mundial, en el enfrentamiento de este prioritario problema social, para cuyo efecto se toma como ejemplo el caso de Inglaterra (que es conveniente recordar es la cuna de la democracia al ser la primera en dictar una Constitución, la llamada Carta Magna de 1215), donde el actual gobierno del Partido Laborista dirigido por el Primer Ministro Tony Blair ha logrado mejorar ostensiblemente las condiciones de vida de las personas de menores ingresos, a base de mejorar remuneraciones cualitativamente, es decir el aumento del ingreso es real al ser superior al porcentaje de la inflación, por el mejoramiento de servicios fundamentales como el de Salud, de la Seguridad Social, Programas de Vivienda, Educación, incremento de la obra pública, disminución del desempleo, etc., que son los factores que inciden directamente en un mejor bienestar social, lo cual prueba que son las acciones de contenido humano las que ayudan a enfrentar la pobreza y las inequidades sociales, a la pobreza no se la derrota con palabras ni Decretos de Gobiernos de turno, sino con políticas de beneficio colectivo, si se resolviera el problema con Decretos, los Estados Unidos hubiesen reducido sus niveles de pobreza según un expedido por el ex–Presidente Lyndon Jhonson indicando que había que “derrotar la pobreza”, cuarenta años más tarde Estados Unidos tiene un 7% de pobres en relación al 6% que tenía en aquella época.
En lo que se refiere a América Latina los países que exhiben una menos inequitativa distribución de la riqueza son Chile 18,7%, Uruguay 18,8%, Costa Rica 21,1% según informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), con la advertencia que mientras Chile mejora sus índices de baja de la pobreza, Costa Rica y Uruguay los han incrementando estos tres últimos años, en que el país con mejor nivel de mejoría es Argentina que ha logrado disminuir sus niveles de pobreza e indigencia del 45% al 26%.
Finalmente Ecuador según últimos datos (Julio 2006) del INEC, tiene niveles de indigencia que llegan al 10% y de pobreza al 39%, lo cual es bastante alto, no obstante haberse logrado disminuir en un 5% en relación al año 2000 dichos índices, disminución que es una tendencia en la casi totalidad de países de América Latina y el Caribe.

Conclusión
Para concluir reiteramos que la pobreza es el efecto de una mala administración de los recursos públicos tanto desde el punto de vista político como económico, obedece a falta de políticas de Estado en el campo social, al aumento de la corrupción que enriquece ilegítimamente a unos pocos y perjudica a las mayorías, a la falta de un sistema de justicia confiable que no favorezca a la impunidad, a la falta de igualdad ante la ley donde hay unos privilegiados que hacen lo que les da la gana y otros que no tienen protección alguna en sus derechos y garantías fundamentales, a una necesaria descentralización y desconcentración de la administración pública que vuelva ágil su gestión y acerque el poder al ciudadano, a un indispensable apoyo al sector productivo como generador de bienes y servicios, a una falta de transparencia de acción de la dirigencia política que degrada la democracia al convertir a la política en el arte del engaño y la mentira, en síntesis sólo en la medida que exista sinceridad, honestidad y voluntad de servir a los demás sin espera de recompensas, es posible avanzar hacia un mayor bienestar compartido, sin que aquello signifique que se eliminen las inevitables imperfecciones que caracterizan las acciones humanas.


*Este texto es parte del libro del Doctor Medardo Mora Solórzano titulado Reforma política: anhelos y realidad nacional, que estará circulando en los próximos meses y saldrá bajo el sello manabita Editorial Mar Abierto de la Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí.

Los seis años de la dolarización en el Ecuador




Para efectuar un análisis de un tema de notable complejidad y controversial, me permito hacer una reflexión que nace más del sentido común que de conocimientos técnicos de la medida económica tomada por el país hace seis años, al adoptar como moneda de circulación nacional el dólar de los Estados Unidos de América, que buscó en síntesis corregir el deterioro galopante y continuo de nuestra frágil moneda nacional (el sucre), sustituyéndola por una moneda fuerte (el dólar), partiendo del hecho que la moneda es un instrumento de cambio y un medio de compra y venta de bienes y servicios, cuya pérdida de su poder adquisitivo termina por afectar al conjunto de la sociedad y por ende a su anhelo de mayor bienestar.
Tampoco es procedente se realicen afirmaciones o emitan criterios sin establecer el escenario social que existía y existe en el país, así como el contexto y la circunstancia en que se tomó la medida, escenario en el que en un juicio a priori daba la impresión que había un sector exportador beneficiado comprando la materia prima y/o el mismo producto exportable a un dólar de bajo precio, para luego vender el dólar que recibía del importador extranjero con un marcado sobreprecio (recordemos que el dólar oficial estaba en cerca de S/ 6000 y el dólar en la calle costaba cerca de 15.000 sucres), inversamente el importador nacional debía comprar dólares caros para poder importar sus bienes o mercaderías lo que le significaba incrementar sus costos de adquisición y reducir sus posibilidades de ganancia. A ese hecho real habría que agregar que los costos financieros por intereses muy elevados eran desmedidamente onerosos y terminaban por asfixiar económicamente tanto al sector importador como al sector exportador, afectando en definitiva a todo el aparato productivo del país.
En ese ambiente económico contextualizado de incontrolable devaluación de nuestra moneda frente a las monedas extranjeras, reflejada en una grave crisis financiera que provocó un verdadero colapso bancario, se obligó al cierre temporal de los Bancos, (hay que recordar se decretó un feriado bancario), el Gobierno de aquel entonces presidido por el Dr. Jamil Mahuad, de una manera desesperada y sin mayores estudios ni la debida planificación que normara la aplicación de la dura medida a tomarse, decidió establecer que el dólar sea la moneda de circulación nacional y como tal el medio de compra y pago de todas las transacciones económicas, con el propósito de frenar el oleaje inflacionario que sufría el país que licuaba los ingresos de todos los ecuatorianos. Lógicamente con la desesperación que se tomó la medida, no se meditó suficientemente en otras alternativas, como por ejemplo la establecida en Serbia y Montenegro que teniendo una moneda casi inservible como el dinar optó por establecer una circulación paralela de dos monedas: el marco alemán y el dinar como moneda nacional, o alternativamente impedir por medios legales al Banco Central la emisión monetaria sin un debido respaldo económico, para hacerlo y controlar de esa manera y con otras medidas colaterales la irrefrenable inflación que diluía y reducía a la nada los ingresos de los (as) ecuatorianos (as).
Tampoco se meditó sobre los efectos terriblemente devastadores que económicamente la medida provocaba, que en el fondo implicaba una macro devaluación del sucre, pues un dólar que oficialmente no llegaba a los 6.000 sucres fue sin mayor justificación fijado exageradamente en una cotización de 25.000 sucres, cuando ni siquiera los más avezados especuladores del “mercado negro” lo comercializaban a más de 18.000 sucres. Esta exagerada devaluación que le quitó flexibilidad al manejo monetario, significó un alto costo que el país lo está pagando al producirse un aumento de costos de producción que inciden en una estructura de precios, que ha terminado por afectar seriamente la economía de los ecuatorianos de ingresos medios y bajos, dada la rigidez del uso de la moneda adoptada que le resta posibilidades de manejo monetario al país, lo cual ha traído como resultado el tener actualmente un costo de la vida en el Ecuador que ha subido a niveles comparables con el de los países desarrollados, lo cual ha influido (no determinado) para que en estos últimos años se produzca una estampida migratoria de ecuatorianos que buscan obtener mejores ingresos, desplazándose principalmente a España, Estados Unidos e Italia, las cifras señalan que en los últimos siete u ocho años han emigrado del país alrededor de 1’000.000 de personas.
Ese sombrío panorama económico que vive el Ecuador, no puede ser atribuido exclusivamente a la dolarización, sino a la falta de políticas que apuntalen la producción con programas de apoyo consistentes, como tampoco se ha procurado volver confiable el manejo de los recursos públicos evitando se vulnere el Presupuesto del Estado con gastos que no cuentan con el debido financiamiento; esto hizo que la medida quede reducida a escasos resultados tangibles, detener la especulación, frenar la inflación de casi tres dígitos que tenía el país en aquel entonces y reducirla a un dígito (sin considerar la devaluación importada pues el dólar también se ha deteriorado en considerables porcentajes como por ejemplo frente al euro), bajar las tasas de interés pero de una moneda dura que internacionalmente ofrece mejores tasas para crédito e inversión, aunque nacionalmente se estimula el ahorro con mejores tasas pasivas por la confiabilidad de la moneda, pero lamentablemente al tener bajos niveles o índices de producción y productividad, las posibilidades de crear fuentes de trabajo se reducen como en efecto ha sucedido, lo cual deja en definitiva como balance que los inversionistas extranjeros que tienen una moneda estable tengan ventajas comparativas frente a quienes tienen que producir con una moneda importada cara, que ha vuelto difícil lograr niveles que equiparen sus ingresos a la dramática devaluación que sufrió el sector productivo sobre todo el primario, devaluación provocada por la dolarización a la que antes hice referencia.

La dolarización: medida económica irreversible
Las medidas económicas no constituyen por si solas un fin, sino básicamente son medios para lograr un determinado objetivo de orden social, si es que aceptamos que lo económico está estrechamente interrelacionado con lo social e incluso a factores de orden político, de orden administrativo y otros de innegable incidencia colectiva. Admitiendo que la dolarización logró un primer propósito al detener la galopante e irrefrenable inflación que sufría el país en aquellos años y que paralelamente produjo un tremendo impacto en costos de producción que no terminan de ser absorbidos sobre todo por el sector productivo primario (agropecuario y pesquero artesanal) que en el fondo tienen costos de producción en dólares y venden su producción en sucres devaluados, sin embargo hay que aceptar que rever la medida económica de la “dolarización” generaría nuevos perjuicios a todos los sectores económicos, no sólo a los que se beneficiaron de la misma (banca, comercio, y sectores terciarios de la economía), sino que afectaría al propio sector productivo primario y secundario (industrial), por ello estimo no existen condiciones para que “la dolarización” como medida económica sea revisada actualmente, debe mantenérsela, salvo que a futuro cambien las circunstancias y la situación económica del país, que afortunadamente al momento está favorecida por el ingreso de dólares provenientes de la espectacular crecida de los precios internacionales del petróleo lo cual fortalece la dolarización, si hemos de admitir que aquello significa un ingreso caudaloso de divisas desde fuera del país que no es producida por ecuatorianos aunque su origen sea el de extracción de este recurso del subsuelo nacional, pero en fin de cuentas aquello favorece la balanza comercial, si meditamos que el Ecuador tiene una alta dependencia externa por la elevada importación de bienes y/o insumos para su producción y consumo.

El Ecuador como país competitivo con la dolarización
Aclarando no es mi deseo ser crítico con la medida económica de la “dolarización”, reafirmo con énfasis que la medida se la tomó como un mecanismo desesperado para frenar la inflación y/o actitudes especulativas de diferentes actores de la economía nacional, pero hay un interrogante de fondo que plantearse: el país fue más o menos competitivo con esta medida, en mi opinión se volvió menos competitivo al encarecer como ya lo hemos reiterado sus costos de producción de bienes y servicios, lo cual explica la invasión económica de nuestros vecinos Colombia y Perú, que no dolarizaron su economía pero que crecieron económicamente más que el Ecuador en estos últimos años, lo cual refleja el hecho que éstos países producen a menores costos con sus monedas flexibles, con lo cual se ha invertido una realidad económica, antes nosotros les vendíamos bienes y servicios, ahora ellos nos venden aquellos, a lo que habría que adicionar que mientras nosotros exportamos mano de obra barata a los países desarrollados, nuestros países vecinos nos exportan mano de obra barata (especialmente Perú), o nos exportan bienes y servicios a mejores costos y mejor calidad (Colombia), por todo lo expuesto no tengo dudas que perdimos competitividad frente a nuestros vecinos y frente a economías de países asiáticos encabezados por China que produce y crece económicamente en tasas que se acercan al 10% anual, lo cual se explica por los bajos costos de producción con los que no podemos competir, en definitiva no somos competitivos como país aunque nos hayamos dolarizado, siendo iluso e irreal compararnos con los países desarrollados que tienen claras sus fortalezas y conocen de nuestras crónicas debilidades.

La globalización y la dolarización ecuatoriana
Nadie puede discutir porque sería insensato, el hecho real que el mundo contemporáneo es un mundo internacionalizado e interdependiente, lo que ha llevado a que se acuñe la palabra globalización, que a su vez dio origen a que se afirme que somos una “aldea global”, sin duda esa es la realidad del mundo de nuestros tiempos, lo que nos impone obrar económicamente con criterio no sólo nacional sino mirando el mercado internacional, por ello surge la pregunta, la dolarización nos ayudó a ser más fuertes económicamente en el mundo presente de auge de las mega empresas, no temo en sostener que su efecto ha sido virtualmente nulo, todo aquello nos obliga a entender que la eficiencia, la calidad, son factores insustituibles en la aspiración de tener un desarrollo sustentable y mejores condiciones de vida, lo mediocre, lo retórico, la ineficiencia, no forman parte del abecedario económico del mundo global dominado por el conocimiento, la publicidad y el marketing al amparo de un creciente desarrollo tecnológico y el crecimiento de los sectores terciarios de la economía (comercio y servicios), de tal manera que si la dolarización contribuyó a desnudar nuestra dura realidad y nuestras falencias o debilidades como país, la medida podría servirnos bastante para que procuremos ser lo más eficientes posible, esto es produciendo a bajos precios con productos de calidad, esforzándonos por encontrar los “nichos” del mercado nacional y mundial que nos favorezcan, que procuremos incorporar “valor agregado” a nuestra producción y es exactamente aquello lo que están haciendo las empresas pequeñas, medianas y grandes que existen en el país y que están demostrando tienen en la actualidad un notorio e indiscutible éxito en sus negocios.

La dolarización como “riesgo país”
Lo antes expuesto nos conduce a una conclusión paradójica, la mayor ventaja de la dolarización es haber puesto en evidencia nuestras grandes limitaciones como país, forzándonos a que nos interesemos en el llamado “riesgo país”, el cual se incrementa notoriamente por la marcada inestabilidad política y jurídica y la falta de seguridad ciudadana, existiendo esfuerzos que hay que reconocer ayudan a forjar la llamada “marca país” en ciertos sectores que han logrado colocar sus productos en el mercado externo, pero lamentablemente el sector público todavía sigue gastando sin control lo que provoca incorregibles desequilibrios presupuestarios, debiendo señalar que hasta el año anterior la venta de derivados de combustible significaba ingresos que ayudaban a financiar el Presupuesto del Estado, a la fecha está significando un gasto o egreso lo cual incrementa las posibilidades del déficit fiscal, aumentando concomitantemente nuestra dependencia en materia presupuestaria de la exportación del petróleo, cuya alza de precio tiene como contrapartida el aumento de gastos que debe realizar el país en la importación de derivados de petróleo que suben de precio en la misma medida que sube el precio del petróleo crudo, todo lo cual da como resultado que un buen porcentaje de los ingresos extras obtenidos por la exportación del petróleo a precios elevados se diluye por la importación de combustibles, sin que se hayan tomado medidas para que aquello no suceda, o al menos se atenúe, quedándonos estancados en el análisis de propuestas de la conveniencia de construir una o más refinerías.

Conclusiones
Hecho el análisis desde un punto de vista estrictamente académico que no puede conocer de prejuicios de ninguna naturaleza, hemos de concluir que la Dolarización que se decretó en el Ecuador en el año 2000 ha traído ventajas y también desventajas, lo que no puede discutirse es que una medida económica cualquiera que sea, no es por sí sola, buena o mala, puede ser oportuna o inoportuna, pero lo más importante y trascendente y hay que comprenderlo y aceptarlo es que la misma depende del conjunto de acciones que en el orden político, social, económico y administrativo se adopten como conducta del país y como comportamiento de sus ciudadanos o habitantes, todos esos factores interactúan y están interrelacionados, lo que nos hace aceptar que la inestabilidad política, la inseguridad jurídica, la intranquilidad ciudadana, la crisis de valores de nuestra sociedad, afecta la confianza de los agentes y sectores económicos, que los errores administrativos inciden en lo político, económico y en lo social, es decir todo es interdependiente, por ello me inclino por concluir con las siguientes reflexiones.
1. La dolarización frenó la inflación, el resultado es que una inflación cercana a los tres dígitos se redujo a un dígito (sin considerar la inflación importada por la devaluación del dólar )y no es equivocada la afirmación de profesionales de la Economía que sostienen que el impuesto más perverso para una sociedad es la inflación, que encarece progresivamente la subsistencia y supervivencia de las personas.
2. Sin duda la dolarización enfrentó la corriente especulativa que sufría el país, creando un mayor clima de estabilidad macroeconómica, lo que permite una mejor y más previsible planificación empresarial en el corto, mediano y largo plazo.
3. Al anclarse la circulación monetaria a una moneda “dura” de hecho se produjo un descenso en las tasas de interés que benefició el financiamiento de toda clase de inversiones y al mismo tiempo favoreció el ahorro interno al ofrecerse tasas pasivas de interés más atractivas en una moneda estable en el ámbito nacional, aunque el crédito en dólares sigue siendo más barato en la banca internacional.
4. No obstante que sigue siendo crónica la indisciplina fiscal, en todo caso el dólar ayuda a evitar demasiados excesos en el gasto público, al cerrarse la fábrica de emisión de billetes que manejaba a su arbitrio el Banco Central, obedeciendo las peticiones o presiones de los gobiernos de turno.
5. El efecto más negativo de la dolarización es la resta de competitividad que sufre el país al tener que producir a costos elevados, ello explica el porqué productos que antes eran exportados a nuestros vecinos Perú y Colombia, ahora ellos los producen a menor costo y los exportan al Ecuador, provocando un doble efecto, la mano de obra ecuatoriana debe buscar mejores ingresos fuera del país, mientras fluye la importación de mano de obra y desplazamientos de Colombia y Perú, en el fondo sostengo y eso es económicamente nocivo, los costos de producción en el Ecuador han disminuido las posibilidades de crecimiento económico y por ende de desarrollo humano.
6. La importación de problemas económicos externos, no se puede desconocer que el Ecuador tiene una inflación nacional pero también debe sumarse a ello la devaluación de la moneda (dólar) que ya circulaba en altos porcentajes (más del 50%) en el país como medio de pago y de todo tipo de transacciones.
7. Es innegable que en la realidad del país al momento que se tomó la medida económica se encontraba virtualmente dolarizado si nos detenemos a revisar que tanto los depósitos como la cartera en moneda extranjera en la Banca promediaba un 60%. De aquello resulta que entre los ganadores está la Banca que diluyó gran parte de sus obligaciones con la macrodevaluación y los grandes perdedores fueron los depositantes en sucres que no sólo perdieron virtualmente sus ahorros al recibirlos después de algún tiempo en sucres devaluados en más de un 400%, si no que se vieron forzados a vender sus certificados de depósitos con castigos de alrededor de un 30% , es decir un verdadero atraco al depositante y ahorrista que creyó en el país y en los banqueros, con el agravante que éste “affaire” lo terminó pagando el país con un costo estimado de alrededor de 6.000 millones de dólares.
8. Volvió inútil al Banco Central como el ente regulador de la política cambiaria, crediticia y monetaria, como el prestamista en último término del Fisco, de la Banca, de las empresas estatales e inclusive de la privada, es decir el Banco Central es un “ elefante blanco”, que gasta como millonario y no hace virtualmente nada.

Comentario final
El Ecuador nació como un país improvisado, indiscutiblemente nacimos sin moneda, el Presidente Juan José Flores creó una Casa de la Moneda encargada de acuñar una “moneda” de circulación nacional, en 1863 ésa Casa fue eliminada y los Bancos solicitaron facultades para acuñar moneda y el Gobierno les concedió esa facultad, recién en 1884, se crea el sucre como moneda del país para racionalizar la actividad económica, la historia reciente nos cuenta que el “sucre” murió totalmente deteriorado y su poder adquisitivo terminó reducido a 1/25.000. Pobre sucre, no el que murió luchando gloriosamente en el Pichincha sino la moneda que fue bautizada con su nombre y fue aniquilado por el virus de la corrupción que infecta al país para convertirlo en dólares y resucitar milagrosamente en las cuentas corrientes y bolsillos de banqueros que asaltaron impunemente a depositantes y ahorristas de buena fe, perjudicando gravemente al sistema financiero nacional.


*Este texto es extraído de la revista libro Cyberalfaro # 12, Editorial Mar Abierto - ULEAM, febrero del 2007.

lunes, 8 de enero de 2007

Decálogo de vida personal



1. Nada causa más placer en la vida que poder ser útil a los demás, servir a quien pueda hacerlo sin esperar nada a cambio. Soy una persona muy sensible y siento la felicidad de así haber actuado en mi vida, sin jamás haberme defraudado en mis convicciones e ideales.

2. Tengo muchos defectos, pero los que más encuentro que sobresalen son: que soy a veces excesivamente perfeccionista, muy vehemente y peco de ingenuo o confiado, creo que todo el mundo obra con sinceridad y aquello es un error.

3. Soy incapaz de usar bajas pasiones, pero termino por despreciar a los que engañan, a los desleales, a los ambiciosos de dinero o poder que son capaces de todo por conseguir sus propósitos personales y deshonestos. Faltos de sinceridad e irrespetuosos con el derecho y dolor ajenos, no les interesa otra cosa que escalar posiciones sin respetar ni siquiera a sus familiares y amigos.

4. Ser directivo universitario ha sido para mí una actividad que echó raíces profundas en mi espíritu siempre inquieto, sin que haya abandonado mi actividad profesional de Abogado, ni la actividad agropecuaria a la que estoy vinculado por ancestro, ni que sea indiferente cívicamente a los problemas de mi provincia y mi patria. Creo que una buena educación nos hace libres e iguales y permite formar una conciencia social que posibilita saber: qué está bien y qué está mal y conocer mejor la realidad en que vivimos, aquello explica mi vocación por la educación sin que sea un profesional de la misma.

5. No hay ideología más humana que la liberal, que defiende la libertad y los derechos humanos, ni más progresista y democrática que la radical, que sostiene que el interés colectivo está sobre el interés personal, por eso me adherí al Liberalismo Radical de Alfaro.

6. En el plano muy personal e íntimo disfruto mucho del buen comer, aclarando que no me refiero a comer todo y en abundancia, sino saber comer, es decir lo que los franceses llaman “un buen gourmet”. Creo en definitiva que el sentido más desarrollado que tengo es el gusto. También disfruto mucho de viajar, es la mejor y quizá la única forma que la persona tiene para adquirir una mentalidad y un conocimiento mucho más amplio y global de hechos y personas, pero uno y otro placer son realmente agradables cuando se comparten con personas que uno quiere o aprecia.

7. No tengo dudas que el principal patrimonio que adquirí en mi vida está formado por Reconocimientos Cívicos Profesionales, Educativos y Culturales, recibidos espontánea y sinceramente, jamás me palanqueé nada, ni he recibido nada a cambio de algo. En este aspecto soy de las personas más afortunadas que existen en Ecuador. Tener buenos amigos (as) que me consideren y estimen como es mi caso, es una fortuna incuantificable e irremplazable.

8. Soy de los que creo que uno debe llegar a cualquier posición por sus méritos y esfuerzos propios, esto es entrar por la puerta y no por la “ventana”. Me he realizado ocupando el más alto cargo en la Academia Ecuatoriana siendo Presidente del Consejo Nacional de Universidades y Escuelas Politécnicas del Ecuador por más de seis años. O haber dirigido todo el proceso de creación, construcción y desarrollo de la Universidad Laica “Eloy Alfaro” de Manabí. Quizá esas realizaciones que he tenido en el campo académico influyeron en mi decisión de no aceptar las repetidas propuestas de ser candidato a la Presidencia de la República, pues creo con Platón “que más importante que la ciencia de gobernar es la ciencia de educar”, la primera es transitoria, la segunda permanente. Siempre fui enemigo de prometer, preferí la acción, la única promesa que hice se realizó, la construcción de la carretera Manta - Rocafuerte, fue uno de mi sueños que buscó unir mi lugar de nacimiento que es la zona norte de Manabí con el lugar de mi residencia Manta, por eso luché y logré que se apruebe la ley que propuse ante el Congreso Nacional, cuando fui Legislador por Manabí, para que se construya esa carretera que tenía fuertes y justificados opositores.

9. Se me ofreció el cargo, y pude haber sido Vicepresidente de la República en 1981, Vicepresidente del Congreso Nacional en 1980, Superintendente de Bancos en 1981, Ministro de Estado varias veces. Aunque aquellas propuestas y distinciones me han halagado, preferí excusarme, en razón de que en aquellas circunstancias, las ofertas y distinciones no estaban de acuerdo con mi conducta y principios, o porque me he sentido a gusto haciendo mis actividades. Siempre creí con Bolívar que el honor y la gloria de un hombre no se logran ocupando una elevada función política sino siendo un ciudadano de bien, esto es: ser justo, leal, honesto, sincero, responsable, trabajador, generoso, amable.

10. No he sido un hombre pobre, decirlo sería insincero, por tradición familiar he sido propietario de bienes. Lo que sí tengo es el orgullo de expresar en voz alta: que mientras hay muchos nuevos ricos que no pueden justificar el origen de sus bienes, estoy entre los que por excepción, no se han enriquecido en una función pública. Soy de los muy pocos ecuatorianos que cuando llegué a un cargo público: Presidente del Consejo de Manta, Legislador por Manabí, Presidente del Consejo Nacional de Universidades y Escuelas Politécnicas, Rectorado de la Universidad “Eloy Alfaro” de Manabí, Miembro de la Comisión Nacional Anticorrupción, cumplió con declarar ante notario todos mis bienes y sobre todo cómo los adquirí. Tengo la satisfacción de que no incrementé mi patrimonio, al contrario lo he disminuido.
*Decálogo extraído del libro Filosofía de la vida o la vida es una filosofía publicado en junio del 2006.

Eloy Alfaro un líder del ayer y un ejemplo del mañana




Mucho se ha escrito y se ha dicho sobre el ilustre general manabita Eloy Alfaro Delgado, a quien el Ecuador tuvo la suerte de tenerlo como Jefe Supremo y Presidente de la República en dos periodos entre fines del siglo XIX y principios del siglo XX 1895-1901 / 1905-1911, en cuyo ciclo de gobierno realizó la más trascendente y fecunda transformación que ha tenido el Ecuador a lo largo de su Historia, convirtiéndose en el gran constructor del Estado moderno del Ecuador del siglo XX; no teniendo dudas en afirmar que sin Alfaro el Ecuador hubiese tenido serios problemas en su supervivencia como país durante el pasado siglo XX, afirmación que me atrevo a efectuar porque fueron las dos Constituciones mentalizadas por Alfaro, la de 1897 y la de 1906, sobre todo ésta última, la que contiene la Declaración de principios que ha regido la vida democrática del Ecuador en el último siglo. Aparte de ello se preocupó de expedir un conjunto de leyes para dotar al Ecuador de un andamiaje jurídico lo suficientemente consistente para que no sea vulnerable a circunstancias o episodios desestabilizadoras en su organización como Estado y/o República. Si Bolívar nos creó como país en el siglo XIX (1830), Alfaro es el creador de la II República entre fines del siglo XIX y la primera década del siglo XX.


Las ideas políticas de Alfaro
Hay que ubicar a Alfaro en su verdadero andarivel ideológico. Como ciudadano se adhiere a las tesis que en ese entonces tenían una fuerte tendencia a nivel mundial y que triunfaron en Europa con la histórica Revolución Francesa de 1789 (revolución que consagró como trilogía de valores en la vida de un país, el imperio de la libertad, la igualdad y la fraternidad humana) aquello explica que Alfaro haya sido un activista, un creyente del imperio del Derecho y de la ley, sin lo cual entendió muy bien es imposible ni el ejercicio de la libertad, ni la igualdad jurídica de las personas dentro de una sociedad, ni mucho menos intentar un país fraterno en función de los más elevados intereses colectivos; no tuvo dudas en sus profundas convicciones democráticas, que la ley es el instrumento idóneo para la solución de conflictos interpersonales o de personas con instituciones. El haber entendido muy bien los postulados de la Revolución Francesa -que es la consecuencia de una dilatada lucha de la humanidad por varios siglos, que se inicia con el Renacimiento-, lo convierten en un verdadero líder y estadista, fruto de su esforzada y disciplinada educación en la que puso especial empeño su padre, siendo además un gran autodidacta, lo cual le permitió alcanzar los más completos conocimientos de la realidad nacional y mundial.
Comprendió a cabalidad que el ejercicio de la actividad política, a la que dedicó buena parte de su vida, requería del soporte de una agrupación organizada de ciudadanos que comulgando con similares ideas se convirtieran en activos militantes de las doctrinas democráticas en las que él creía, por eso funda en el Ecuador el Partido Liberal Radical, cuya denominación también refleja la hondura del pensamiento de Alfaro; creía en un liberalismo como defensor de la libertad y de las garantías fundamentales de las personas, que quedaron consagradas en la Declaración de los Derechos Humanos promulgados por la Asamblea Legislativa Francesa en 1789, doctrina liberal a la que le adicionó, como fruto de la amplitud de sus conocimientos de la Ciencia Política, la vertiente ideológica del Radicalismo; que le dio al ideario, del Partido que fundó, la incorporación de una doctrina que sostiene que el interés personal tiene un límite que es el que no puede afectar o desbordar el interés general.
En la profunda sensibilidad social y humana que tenía Alfaro le era gratificante sacrificar sus intereses personales por los intereses del conjunto de habitantes del país, tenía una ilimitada vocación de servicio por los demás, por eso fue un buen político en el mejor sentido de la palabra, no fue amigo de la figuración vanidosa, ni mucho menos era un ambicioso capaz de atropellar principios y amistades para captar el poder o enriquecerse de la misma. La Historia nos cuenta que él fue llamado desde Centro América, donde residía, para que asumiese la Jefatura del Estado ecuatoriano. Creía fielmente en sus ideas y, con la visión que tenía del futuro, advirtió la conveniencia de pensar en un Socialismo Democrático -que tanto éxito ha tenido en las últimas décadas en los países desarrollados, sobre todo de Europa y que hoy significan una alternativa política válida y de gran aceptación en el mundo presente-; esto es después de un siglo de su existencia vital. Las ideas de Alfaro siguen teniendo vigencia, eso demuestra lo visionario y certero de su luminoso pensamiento y su gran claridad de hombre de mente privilegiada.


Alfaro un idealista a carta cabal
El idealismo tiene como soporte insustituible la convicción y no la conveniencia de luchar por los más elevados anhelos humanos, y aquello requiere como premisa irremplazable el desprendimiento y desinterés con que una persona procede en los actos de su vida. Si algo caracterizó a este extraordinario líder fue su afán sin fronteras por ver felices a los demás, en soñar y querer un país donde existiese justicia, donde prevaleciera la moral, donde fuese posible el ejercicio de la libertad bajo el manto protector de la ley; creía que el ser humano tiene derechos, pero paralelamente debe cumplir obligaciones, asumir responsabilidades. Un idealista está más preocupado por dar que por recibir, eso marca la diferencia con "los vividores" que sólo buscan cómo obtener lánguidas ganancias de todo cuanto pueden aprovecharse; la riqueza de un idealista radica en su posibilidad de servir y ser útil a los demás y así era Alfaro.
Lo antes afirmado se demuestra con la proclama de Alfaro al aceptar asumir la Jefatura Suprema de la República, "justicia y más justicia" es lo que reclaman las grandes mayorías nacionales, a ello agregaba que para que eso fuese posible era imprescindible un proceder ético de las personas, que fuese al mismo tiempo respetuoso de las normas imperantes. Valoraba la importancia del orden, la organización. Pensaba, al igual que Benito Juárez, que sólo respetando el derecho ajeno es posible la paz; creía en una paz teniendo como premisa inseparable lo equitativo, lo justo. Como idealista quería un ser humano que procediese en todos los actos de su vida como debe ser y no como le de la gana y piense. No creía en los seres humanos conflictivos, egoístas, llenos de envidia, rencor y revanchismo social, aquello explica su célebre frase, lamentablemente no debidamente comprendida en su inmenso contenido, "perdón y olvido". Cuando asumió el poder no buscó olvidar lo malo sino preocuparse por lo positivo y lo bueno, simplemente no quiso perder el tiempo buscando culpables, persiguiendo a quienes le habían hecho daño y hacen daño a la sociedad, a ellos, sabía muy bien, era suficiente despreciarlos e ignorarlos. Quiso dedicar su tiempo a construir el país con el que el soñó, un país digno, altivo, soberano, donde hubiese posibilidades para la práctica de valores, de las buenas costumbres, "dejadme practicar las buenas costumbres, y te devolveré libertad y gloria" fue una de sus más acertadas y extraordinarias frases; creía en un país que no renunciase a sus tradiciones, a su ancestro, a su forma peculiar de ser y pensar. Quería que fuéramos auténticos, despreciaba la hipocresía de quienes buscan ponerse el traje de las apariencias, por eso les decía: "al pan, pan y al vino, vino". Así son los idealistas: sinceros, frontales, no buscan el acomodo, prefieren la verdad, por eso José María Vargas Vila, el más polémico periodista colombiano, el crítico más temible e implacable de la realidad social y política imperante en la época, destacaba la magnanimidad de Alfaro y lo decía con signo de interrogación y algo de incredulidad, no entender cómo un hombre como Alfaro de inmenso corazón había tenido el coraje de meterse en ese mundo que los mediocres y sinvergüenzas lo vuelven repugnante y de constante conflictividad, que es la política; donde los inescrupulosos son capaces de atropellar todo lo que puedan para alcanzar sus personales propósitos, donde predominan únicamente los intereses y la ambición por el poder y el dinero, por eso Alfaro sabía de la persecución que le harían los traficantes de la politiquería, los deshonestos, los falsos. Sabía que lo matarían, por eso exclamaba: "a mí me asesinarán pero mi sangre los ahogará y saldrá a flote su miseria humana", así son los verdaderos idealistas, hombres en el fondo generosos, desinteresados, luchan por el bien común, eso explica el pensamiento del "Che Guevara", otro idealista, exhibido en uno de los sitios más históricos de La Habana, en el Fuerte de "El Morro", cuando afirma: "las grandes revoluciones están inspiradas en los más grandes sentimientos de amor", ese amor por una sociedad justa donde se practiquen y prevalezcan los valores y se reconozcan méritos y virtudes, ese es el país con que sueñan los idealistas como lo fue Alfaro y así debe entenderse el inmenso legado histórico de tan excepcional ciudadano y gobernante.


Alfaro persona emprendedora
Una de las grandes ventajas que tuvo Alfaro fue la de haber aprendido a vivir de su esfuerzo, de su trabajo creador, no vivió del trabajo ajeno, sabía como lo saben los verdaderos revolucionarios que "las tortillas no se hacen con palabras, se hacen con maíz" como lo dijera en aleccionador y bien logrado pensamiento ese gran líder mexicano que fue Emiliano Zapata. Alfaro fue formado en la Escuela del trabajo productivo, de la permanente búsqueda de recursos para poder supervivir, su padre fue el primer exportador ecuatoriano de los afamados "sombreros de Montecristi" e incluso logró exportar el "queso manabita", por eso supo del valor que tiene aprender a ganar el sustento para vivir con esfuerzo y dedicación y con ello generar bienes para su subsistencia y por ende de la sociedad; su padre lo obligó a educarse y prepararse para la vida, fueron esas experiencias las que le permitieron adquirir una formación lo suficientemente consistente para enfrentar las dificultades y desafíos que se nos van presentando a lo largo de nuestra existencia. Aquella formación de hombre que sabía ganarse la vida, con sus propios medios de persona emprendedora, fue la que le sirvió para siempre encontrar medios para supervivir con su familia durante los varios exilios que tuvo que soportar en el exterior, donde buscaba realizar actividades de negocio para vivir honradamente con su familia e incluso generar recursos para su lucha por las ideas que profesaba.
Queda claro que Alfaro fue un hombre de claro talento emprendedor en su vida pública y privada, eso lo formó para saber como dirigir, para no sólo hacer lo que sabía sino saber bien lo que hacía; era un hombre completo, no tenía lagunas en sus conocimientos, nada le era ajeno, sus vivencias le permitieron acceder al conocimiento en todos los campos de la vida humana, no sólo producía para él sino que producía para los demás, estaba dentro del grupo de "los que viven del sudor de su frente y no de los que viven del sudor de la gente". No fue un dependiente de sueldos del Estado, lo que le posibilitó no volverse un hombre cómodo que se limitaba a esperar lo que los que otros siembran con su esfuerzo y él cosechar de esa siembra, vivía de su propio trabajo, era un convencido del derecho a la libertad de los seres humanos, creía en una libre empresa honesta, esa fue su forma de proceder en la vida, nunca la disimuló, su talla de hombre superior le impedía engañar a nadie expresando criterios que no respondían a las ideas en las que él creía. Fue un hombre transparente, están equivocados quienes desde una concepción marxista y dogmática lo han querido señalar peyorativamente afirmando que Alfaro era un "burgués bueno", o quizá para otros pequeños de espíritu hasta "un tonto útil"; simple y llanamente Alfaro fue un hombre de trabajo, solidario, ecuánime, justo, sacrificado, luchador sin descanso por la igualdad, la libertad y la fraternidad humana, nunca dijo ni actuó de otra manera, en lo que sí era implacable era en su lucha contra los inmorales, tiranos, falsos redentores, mentirosos, abusivos, aprovechadores, desleales y contra los que lucran de la necesidad ajena, por eso exclamó: "la deslealtad es la peor lepra que aflige a la humanidad, confunde el bien con el mal y termina promiscuándolo todo", cuánta sabiduría y verdad en ese magistral pensamiento.


Alfaro y el ferrocarril
Sin duda la obra de Alfaro que más resonancia histórica ha tenido ha sido la construcción de la red de ferrocarriles con la que cruzó y conectó toda la geografía nacional, lo cual tiene su explicación por la magnitud física de la obra e importancia y servicio que prestó, eso hace que muchos ecuatorianos que la utilizaron la añoren y otros quieran se reconstruya nuevamente. Esta impresionante obra, para esa época que colocaba al país con vías de comunicación a la altura de los países más desarrollados (no perdamos de vista que en el mundo moderno siguen siendo los ferrocarriles medios de transportación muy utilizados en los países desarrollados) no sólo facilitaba en aquellos tiempos la movilización de bienes y personas al interior del país, sino que tenía un objetivo de mucho mayor alcance y trascendencia. Alfaro comprendía muy bien que el principal problema del Ecuador y, paradójicamente, su mayor fortaleza ha sido y es su diversidad (que bien entendida es una riqueza privilegiada, somos un país con regiones distintas, etnias diferentes, climas disímiles, culturas diversas, que influyen en nuestra forma de ser y pensar, esas diferencias provocan e inciden en una falta de comunicación y unión adecuada entre ecuatorianos); justamente el ferrocarril Guayaquil-Quito buscaba unir la Sierra con la Costa, Alfaro conoció muy bien esa ruta que fue la que utilizó cuando debió trasladarse desde Guayaquil, donde había llegado en buque desde Centro América para ir hasta Quito y asumir la Jefatura Suprema del Estado, eso lo hizo entender mejor la magnitud del problema, lo difícil que resultaba en esos tiempos para un costeño subir a la Sierra y para un serrano venir a la Costa, posteriormente unió el Austro con la Sierra con la vía Sibambe – Cuenca y cruzó de redes ferroviarias toda la geografía nacional, procuraba la unidad nacional, sin lo cual es imposible pensar en un proyecto – país; en su ideario no le era extraño la tesis del "pacto social" propuesta en la Revolución Francesa por uno de sus ideólogos como lo fue Juan Jacobo Rousseau.
Queda claro que el objetivo de Alfaro al construir el ferrocarril no fue para "lucirse" haciendo una obra física importante, quiso dotar al país de facilidades de comunicación entre las distintas regiones y personas de nuestra patria, ese fue su empeño, su convicción, por eso cuando encontró que la agreste topografía de nuestro territorio conspiraba contra sus deseos, esos escollos fueron vencidos y superados por su férrea voluntad de hacer una obra que la consideraba urgente e indispensable para el país, por eso superó las dificultades de la renombrada "Nariz del Diablo" cuya configuración en un peñasco inaccesible fue vencido y se hizo la obra. Adicionalmente Alfaro estaba consciente que esta obra no sólo ayudaba a comunicar mejor y unir a los ecuatorianos, sino que a su vez contribuía a un mejor desarrollo económico del país al facilitar y agilitar el traslado de bienes generadores de riqueza y por ende suministradores del mayor bienestar para todos.


Alfaro y la educación
Si el ferrocarril es la obra que físicamente proyecta más gráfica y objetivamente en la realidad la gestión de Alfaro como gobernante, es en el campo educativo donde quizá realiza la labor de mayor beneficio social; estaba convencido que había que construir cimientos socialmente sólidos para volver consistente el rumbo de la sociedad, tenía muy claro que la ignorancia o el desconocimiento son los principales aliados de la confusión y falta de conciencia de quienes forman parte de una sociedad o habitan un determinado territorio, que esa desinformación o carencia de orientación facilita el aprovechamiento de los demagogos vendedores de falsas promesas e ilusiones.
Alfaro no sólo quiso favorecer la educación, su obra en este campo tenía una mayor connotación, estableció como principio que la misma fuera laica, es decir una educación libre que rompiera con el esquema de una educación dogmática de orden religioso que era excluyente y sectaria en aquel tiempo. Su anhelo era el que el país contara con la posibilidad que sus niños y jóvenes se formaran con una mente abierta al conocimiento universal, que no conocieran de ataduras, de coacciones, de temores, de prejuicios, de diques mentales, de repetir afirmaciones sin la reflexión o análisis suficientes; sabía que sólo un ser humano dispuesto al aprendizaje es capaz de contribuir a edificar una mejor sociedad y todo eso lo posibilita una educación laica.
Su labor en el campo educativo no se agota en querer un país con ciudadanos provistos de conocimientos, formados en un ambiente de libertad, deseaba que esa educación fuese de calidad y algo más, que aquella fuese la base para la transformación que deseaba para su patria, ello lo llevó a crear nuevos centros de formación, a preparar nuevos maestros con una nueva mentalidad, quería sepultar los vicios de una educación mediocre y sectaria, ello explica la creación de los inolvidables Normales como centros especializados de formación de maestros (as) formados(as) en la Escuela del honor, civismo y conocimiento pedagógico. Entendía muy bien que lo fundamental en la educación es tener buenos docentes, sin buenos profesores (as) jamás existirán buenos(as) alumnos(as). Sabía que el cambio había que hacerlo desde las raíces, junto a estos Normales como nichos formativos de una renovada clase magisteril; sembró a lo largo y ancho del territorio nacional nuevas Escuelas y Colegios, que permitiesen el mayor acceso posible a la educación a los más amplios sectores de educandos. Tan profundo en su concepción de vida fue que valoró el arte en su justa dimensión creando el Conservatorio de Música. En definitiva Alfaro, en su amplio bagaje de conocimientos de la realidad social, sabía que educación y producción (ya lo hemos definido en su faceta de hombre emprendedor) son los principales pilares para el desarrollo sustentable de un país, para volver viable una mayor equidad social; lo uno y lo otro son las vertientes que desembocan en una mayor calidad de vida, lo contrario es simplemente retórico.


Alfaro y las Fuerzas Armadas
Alfaro se ganó en el campo de batalla (no de la guerra que extermina sino en la que lideró por darle y legarle libertad a sus conciudadanos -en la guerra que libró sin claudicaciones contra lo inmoral, la injusticia, la opresión, la farsa y la mentira de quienes se aprovechan de la buena fe ajena-, en su lucha sin tregua por rescatar a su patria de las garras de los que la escarnecieron con sus malos gobiernos, rebelándose para verla independiente, soberana, digna y altiva, por esa lucha sin desviaciones ni descansos) el honroso grado de General, alto honor que no sólo se lo reconoció el país sino toda América Latina y El Caribe, que supo de su idealismo, de saberlo un líder bien formado y visionario. No era el "General de las derrotas", como lo bautizaron, queriendo ser sarcásticos sus detractores, no era "el viejo luchador", como quisieron estigmatizarlo quienes no entienden que los ideales lo mantienen a uno siempre joven en la vanguardia de la lucha contra los vicios de una sociedad; fue un líder mayúsculo que buscó ver a un Ecuador grande y respetado en el concierto de naciones del mundo, quería ver a todos los ecuatorianos disfrutando del mayor bienestar posible, creía sin dubitaciones que sí era posible tener una vida menos angustiosa y más placentera.
Como estadista que era comprendía que para poder tener una organización social sólida, para que el país transite por el sendero del orden, la estabilidad, la tranquilidad ciudadana, para que los grandes objetivos y causas nacionales puedan convertirse en una alegre realidad, es indispensable y necesario contar con el apoyo de una Fuerza Pública que proteja la integridad y dignidad nacional a lo externo y garantice a lo interno el goce de las garantías fundamentales a las personas, ello lo lleva a crear el Colegio Militar como centro de formación de Oficiales que sean educados en la Escuela de la "disciplina, del honor y la lealtad" como reza el slogan del portón principal de ese centro de formación militar; es que desgraciadamente para quienes usan a Dios y a la ley de acuerdo a sus conveniencias para consumar toda clase de fechorías, para violar a su antojo la ley y apropiarse de los fondos públicos, no existe otra alternativa para poder frenar a delincuentes de toda calaña, para que sea posible la aplicación de la ley y hacer efectiva la justicia. Resulta indispensable el apoyo de una Fuerza Pública, no contar con este apoyo es dejar en manos de pandillas desaforadas, de sicarios pagados que amedrentan o asesinan a los hombres de bien, es dejar espacios para que los problemas nacionales se resuelvan en el enfrentamiento físico y a la fuerza entre sectores que pugnan por lograr cuotas de poder o alcanzar fortunas mal habidas.
Adicionalmente Alfaro no sólo creó una institución para formar hombres que luzcan con gallardía el uniforme de soldados de la patria, democratizó, en el mejor de los sentidos, la posibilidad de ingresar a este Colegio Militar (que abrió el camino para que se crearan posteriormente las otras Escuelas de Aviación y Naval); su propósito era terminar con el criterio de que siguiera siendo un centro de formación militar para las élites puestas al servicio de los poderosos y gamonales, quiso unas Fuerzas Armadas conformadas por hombres patriotas y honorables, esa era su ilusión y propósito, y hay que reconocer que, dejando a un lado militares que a lo largo de nuestra Historia han manchado su uniforme incursionando en actividades que no son de su incumbencia, las Fuerzas Armadas han sido una reserva moral y legal para resguardar la dignidad, el orden y la seguridad ciudadana.


Alfaro y la mujer
Alfaro fue un caballero sin tacha, la formación recibida en su hogar conformada por un español de honor y republicano y una madre hacendosa que consagró su vida a su hogar y sus hijos(as), hicieron de Alfaro un hombre que aprendió a respetar a la mujer, a valorarla, entenderla como la compañera y el complemento indispensable en la vida de un hombre; no la concebía como ente subordinada a él, sino como el ser que le posibilita tener estabilidad emocional y sea quien lo nutra con su intuición innata, con su sensibilidad sin límites (la que con mucha razón se sostiene posee una especie de "sexto sentido" que le confiere justamente esa posibilidad de reproducir en su vientre y sus entrañas a otro ser) la que lo acompañe con su corazón para que su mente sea más fértil, la que le haga sentir la suprema emoción de ser padre con su capacidad excepcional y única de poder engendrar vida humana, la que le permita al hombre contar con un hogar como el sitio más apropiado para el descanso y la reflexión. Alfaro, hombre profundo en sus conceptos que no conocía el egoísmo, se empeñó en darle a la mujer ecuatoriana la oportunidad de ocupar un espacio igual que el hombre dentro de la sociedad.
Si Alfaro fue un buen hijo, un buen esposo y un buen padre, esa fue también la más tangible demostración de la valoración que tenía por la mujer, ello explica el que haya buscado su cooperación para que desarrolle su inmensa capacidad de producir socialmente y solicitarle su contribución en la vida pública nacional, en lo que significaba la más elocuente demostración de que era un convencido de la igualdad de las personas ante la ley sin distinción de sexo, religión o condición social, como reza la Declaración de los Derechos Humanos, de la que Alfaro fue un invariable y convencido militante.
El hecho de haber incorporado a la mujer a la vida pública dándole igualdad de trato y oportunidades que al hombre, demuestra no sólo un espíritu superior y sinceramente democrático, sino la clara visión que tenía del mundo del mañana. Si resulta innegable que un siglo después se sigue debatiendo sobre la equidad de géneros, en un mundo que actualmente es testigo de ver a la mujer superarse y prepararse para la vida buscando adquirir conocimientos y demostrando su gran afán de romper con subordinaciones y prejuicios y procurar ser independiente humana y económicamente, aquello es visible en los claustros universitarios que hoy exhiben una mayor población femenina que masculina, lo que pone en evidencia sus anhelos de superación. En definitiva queda claro el alto y especial concepto que tuvo Alfaro de la mujer y su predilecto y leal afecto por su madre, esposa y sus hijos (as), estos últimos justamente fruto de su unión con su mujer.


Alfaro y la moral
Si algo estimuló la rebeldía y lucha de Alfaro fue la corrupción que imperaba en aquella época, era consciente que nada hace más daño a una sociedad y a un país que gente sinvergüenza pasando por "exitosa", al apropiarse o aprovecharse de los dineros que nos pertenecen a todos; si robarle a una persona, a una entidad, es un delito condenable, robarle al conjunto de la sociedad es un delito repugnante que resquebraja toda posibilidad de una vida respetuosa y armónica. Nada justifica el que uno se beneficie perjudicando a todos, por eso la sociedad debe rechazar con indignación y desprecio a los que se enriquecen injustificadamente aprovechándose de los fondos públicos, para lo cual utilizan cualquiera de las figuras delictivas, sea a través del cohecho (cuando una persona particular se pone de acuerdo con un dignatario público para repartirse dinero encareciendo el valor de una obra o la adquisición de un bien) de la concusión (que es la presión o chantaje que un dignatario público realiza para que el interesado en la ejecución de una obra, o venta de bienes o prestación de un servicio, entregue un valor a cambio de la gestión o decisión que realiza o toma el funcionario corrupto), del peculado (que es apropiarse de fondos públicos sin la debida justificación); ese ambiente de corrupción que Alfaro conoció y que actualmente se ha incrementado, lo indignaba y lo rechazaba con la suficiente valentía y firmeza, aquello lo llevó a concebir otro de sus extraordinarios pensamientos: "donde impera la corrupción y el robo es imposible la República", cuanta verdad y acierto en ese juicio de valor, lo reitero sin valores ni eticidad: la sociedad se desmorona, se disminuye la autoestima, se pierde la confianza y credibilidad y todo se vuelve muy difícil de ser rectificado (sucede en el Ecuador actual), consecuentemente es incuestionable que todo lo que es inmoral es reprochable y además contaminante, por eso si no se rechaza lo incorrecto e inmoral, las personas terminan por comenzar a pensar que ser sinvergüenza, enriquecerse injustificadamente es señal de éxito, y cuando eso sucede también empieza a destruirse toda posibilidad de construir un país vivible con algo de justicia, equidad, en consecuencia es una exigencia social despreciar a los pícaros en todo momento y circunstancia, por eso Alfaro sostuvo que no puede haber República donde impera la corrupción y el robo. Su animadversión a los sinvergüenzas lo llevó a pronunciar otra de sus frases sentenciosas: "deberle un favor a un pícaro generoso es la peor desgracia que le puede suceder a un hombre de bien", queriéndonos enseñar que es preferible NO tener relaciones con los sinvergüenzas para no ser cómplices de su conducta punible y exponerse a que la sociedad nos juzgue en base a una expresión de corte popular: "el que con lobos se junta aprende a aullar" o "dime con quien andas y te diré quien eres".
En resumen Alfaro tenía dentro de sus principales virtudes o cualidades el ser un hombre honesto, no transigía con lo incorrecto ni con los inmorales, eso lo hacía más firme en sus convicciones e ideales, e inspiraba mayor confianza en sus amigos y partidarios, su acrisolada honradez es sin duda una faceta que brilla en su más importante legado a la historia patria. Un funcionario, en cualquier cargo que ocupe, que se enriquezca perjudicando al país merece ser condenado a través de una sanción ciudadana que sólo es posible exista cuando los ciudadanos sepan que esa persona corrupta goza de comodidades y tiene fortuna al haber empobrecido a los demás; Alfaro inversamente se empobreció en su vida por servir a los demás, esa es la demostración de su grandeza de mente y espíritu que empequeñece la viveza de los sinvergüenzas.


Alfaro y los derechos humanos
No cabe duda que la mayor resonancia que tuvo la Revolución Francesa fue la de haber sido la gran promotora de la difusión de los Derechos Humanos, que debe aclararse no son fruto de una ocasional o artificiosa decisión de los Legisladores que integraron la Asamblea Legislativa Francesa en 1789, después del triunfo de la Revolución, la Asamblea tuvo el mérito de recopilarlas y convertirlas en una especie de Código de las garantías fundamentales de las personas que han sido legadas a la posteridad histórica y cuyo eco resuena con igual emoción en los albores del presente siglo XXI. No se puede olvidar que antes, en 1776, cuando los Estados Unidos declaró su independencia de Inglaterra y expidió la Constitución de Virginia, en el preámbulo de dicha Carta Política expedida el 4 de Julio de ese año, se incorpora lo que luego se convierte en los treinta preceptos que contiene la histórica Declaración de los Derechos Humanos.
Como lo expresé en líneas anteriores Alfaro se adhirió con sus ideas a las tesis de la Revolución Francesa en su trilogía de preceptos: Libertad, Igualdad, Fraternidad, valores que fueron promovidos durante siglos por los llamados Enciclopedistas, que a su vez dieron origen a una inolvidable y aleccionadora lucha de la humanidad que se la conoce como la era del Romanticismo, espacio de tiempo en que justamente los seres humanos luchan con la mayor entrega y convicción para que se garanticen legalmente aquellos derechos que se consideraban inherentes a la persona humana, dicho en otras palabras, no era ni es humano que un individuo no tuviese la protección de la sociedad para que pueda gozar de ciertas garantías como el derecho a la vida, a su dignidad, a opinar libremente, a no ser objeto de torturas, a vivir en un ambiente libre de contaminación, a transitar con entera libertad dentro de un país y entrar y salir del mismo, a gozar de libertad, a ser juzgado por sus Jueces naturales y no ser distraído en ese juzgamiento hacia jueces que respondan a presiones interesadas ajenas al debido proceso, a tener protección en su salud, a educarse, a tener el derecho a trabajar en actividades lícitas y no ser forzado a trabajos impuestos, en definitiva un conjunto de garantías que le permitiesen a las personas gozar de seguridad y no estar expuesto a riesgos causados por la tendencia innata del ser humano a ser conflictivo y no ser solidario, que incluso dio origen en la época del Imperio Romano a la expresión: "entre más conozco al ser humano, más afecto siento por los animales".
En consecuencia los Derechos Humanos son producto de una larga lucha de los seres humanos por ser libres, por ser dignos, por supervivir, por vivir sin temores ni coacciones; el ser humano como colectivo social jamás luchó por la opulencia (ese es un defecto de pocos), se adhirió si de una manera decidida a una lucha que desemboca en la Declaración de Los Derechos Humanos que es de la que se hace de manera militante y convencida Alfaro, por eso se lo encuentra apoyando a Urbina en su decisión de abolir la esclavitud en Ecuador, por eso fue siempre leal practicante de la defensa de estas garantías de las personas, creía en estos preceptos, era un adicto a la libertad, por ello invitaba a luchar permanentemente por ella, "la libertad no se la alcanza de rodillas, hay que luchar permanentemente por ella", fue otro de sus bien hilvanados pensamientos.
En resumen Alfaro fue un creyente de los treinta preceptos de la Declaración de los Derechos Humanos, eran una especie de mandamientos en su conducta como persona y ciudadano, los concebía como en efecto deben ser entendidos por todos como facultades naturales de los seres humanos, no se encuentra en su vida que haya violado derechos fundamentales a persona alguna, es verdad que fue un vehemente e inmutable luchador por sus ideales, pero nunca abusó de su poder para afectar derechos ajenos, lo que sí existió fueron partidarios o lugartenientes suyos que se excedieron en el cumplimiento de sus obligaciones, pero jamás por disposición suya, Alfaro practicaba lo que predicaba, no pertenecía a esa cofradía de personas que en el fondo creen en los totalitarismos de derecha o izquierda y sin embargo con hipocresía se autoproclaman por conveniencia adherentes a la práctica y ejercicio de los derechos fundamentales de las personas como doctrina de vida; Alfaro jamás luchó por causar daño a nadie, combatió sin tregua por las causas que él las estimaba honestas, justas y favorables al interés del país.


Alfaro humanista
Un humanista es lo contrario de un verdugo, de un déspota, de una persona prepotente, de un aspirante a dictador, de un extremista, de un autoritario de pasiones descontroladas, fanático, dogmático, ambicioso, de una persona agresiva que actúa así porque tiene frustraciones, inversamente es desprendido, generoso, siente placer sirviendo a los demás, es aquella persona que piensa que más importante que sentirse contento uno, es mejor que todos se sientan contentos; Alfaro pertenecía al selecto grupo de los que creían que si él estaba contento era un placer individual pero tratar de ayudar a muchos y verlos felices a todos cuantos podía constituía una suma de placeres, era un hombre de gran sensibilidad, por eso sentía la tragedia humana y no vivía de la comedia humana, como lo hacen los que se aprovechan de la credulidad y buena fe ajena, por eso estaba consciente y exclamaba: "lamentablemente las personas generosas se convierten a veces en cómplices punibles de su propia generosidad para con los pícaros", cuánta sabiduría en su concepción de la vida, sabía muy bien que un vivaracho sin escrúpulo normalmente se aprovecha de quien obra sincera y lealmente, el generoso es espontáneo y entrega todo lo que puede, el calculador lo planifica todo, es como la hiena que sonríe cuando va a atacar a su víctima.
Alfaro fue un hombre de formación excepcional, conocía en profundidad las debilidades de los seres humanos, pero él disfrutaba de sus afanes por ver resplandecer la justicia, porque prevalezca lo razonable, no se detenía ante las pequeñeces de los que no saben de valores, por eso decía con la luminosidad que caracterizaron sus pensamientos: "la deslealtad es la peor lepra que aflige a la humanidad, CONFUNDE el bien con el mal y termina promiscuándolo todo", brillante definición para señalar sentenciosamente la actitud canallesca e ingrata de los que no entienden la hondura de los sentimientos humanos, por eso disfrutaba del lado bueno de la vida, no tenía tiempo ni dejaba perturbar su mente para dar cabida a la ira que provocan los que buscan como sacar ventajas de todo, los que se benefician del trabajo ajeno, por ello sostuvo con la grandiosidad de su ideal: "lamentablemente los redentores son los que cosechan lo que los mártires siembran con sus sacrificios". Era muy claro en sus ideas, conocía como proceden los seres humanos, son hedonistas, son amigos de buscar hacer el menor esfuerzo y en este ámbito sólo alcanzan a observar lo que tienen cerca de ellos y lo pueden aprovechar, terminan por ser huérfanos de espíritu para contribuir a realizar algo en provecho de los demás, sólo entienden como sacar ventajas de todo lo que encuentran en su camino, pero ese no era el problema de Alfaro, los conocía muy bien y los enfrentaba con la espada de su acción fecunda y productiva y con su actitud siempre noble, no tenía tiempo para preocuparse de dar respuesta a lo pequeño y mal intencionado, ese nunca fue su problema, ese era un problema de sus detractores a muchos de los cuales ayudó a salir del anonimato y los favoreció con la gestión creadora que realizaba.
Un humanista es quien posee vocación de servicio hacia los demás, aquel que se preocupa por las angustias sociales, es quien es capaz de rebelarse ante los abusos e inequidades existentes, es intransigente con lo incorrecto, con la mentira y la farsa, es quien advierte que los conflictos sociales generan intranquilidad ciudadana y fomentan la violencia social, un humanista entrega todo cuanto puede en beneficio de la colectividad sin espera de recompensas, ello explica otro de sus extraordinarios pensamientos: "esperar recompensas al hacer el bien a otros, es tener decepciones horrorosas". Para Alfaro, que fue un humanista sin discusión alguna, su verdadero placer consistía en saber que su acción estaba dirigida a favorecer al conjunto de personas que formaban nuestro país.
Sin dudas una de las características negativas de los seres humanos es su egoísmo, el pensar en su ego personal, lo que lo lleva a no autoexaminarse, a no conocerse a sí mismo, "a mirar la viga en el ojo ajeno y no en el propio", como lo señala certeramente la Biblia, por eso se preocupa más de ver lo que le conviene personalmente y no se detiene a observar lo que le conviene a todos, eso lo vuelve un ser que se queda en la declamación de sus intenciones, lo que ha dado origen a que se acuñe la frase: "el camino al infierno también está pavimentado de buenas intenciones"; no es suficiente que tengamos el deseo de hacer algo, lo importante es hacerlo y hacerlo bien y ese fue el proceder invariable de Alfaro, prefirió la acción a la palabra, su humanismo queda demostrado en la entrega de su capacidad en beneficio de la patria, no se detuvo a buscar como castigar a sus adversarios, era lo contrario del déspota que termina siendo una amenaza para sus semejantes.
En síntesis un humanista es aquel que en su vida demuestra con sus actos su anhelo de ser útil a los demás, es aquel que entrega todo lo que puede y no se pasa la vida reclamando y pidiendo a otros es el que da y lo hace sin pedir ni esperar nada a cambio, es el que siente el placer de servir como lo decía el filósofo inglés Abebury; Alfaro pasó su vida buscando cómo hacer todo lo que podía por todos los ecuatorianos sin distingo de ninguna clase, deseaba ante todo y sobre todo que prevaleciera el bien común.


Alfaro internacionalista
Alfaro fue un hombre de mente universal, la frecuencia de sus viajes al exterior lo convirtieron en un dirigente sin fronteras mentales, sus ideas y sus pensamientos no conocían de barreras aldeanas, era un ciudadano del mundo, por eso José Martí cuando se refirió a Alfaro lo definió de forma precisa y certera: "es uno de los pocos latinoamericanos de creación", en efecto Alfaro fue un hombre creativo, por eso es un adelantado a las transformaciones latinoamericanas y caribeñas, es de los que abrieron surcos para que después se dieran otras transformaciones en la América Hispana; quiso una América Latina unida, por eso invitó a Panamá en 1896 a una Cumbre panamericana que pudiera encontrar objetivos comunes que permitiesen a esta subregión del Continente Americano encontrar puntos de coincidencia y concretar acuerdos para unir en todo lo posible a América Latina y provocar con ello un más equitativo intercambio de bienes y servicios entre el Norte desarrollado y el Sur en vías de desarrollo. Gobernante claro en su proceder sabía las debilidades de los países iberoamericanos, advertía que sin la unión de objetivos serían pocos competitivos frente a países con más Historia y mayor madurez en su desarrollo .
La mente de Alfaro era universal y sabía que existe un mundo donde se concretan toda clase de intercambios de bienes y servicios, tenía clara noción de lo que significa el mercado internacional, era muy lúcido al advertir que si no existe un país fuerte internamente, no podría ser jamás internacionalmente respetable y competitivo, por eso buscaba consolidar un proyecto de país de largo aliento que fuese respetado mundialmente (para que aquello sea viable requiere conocer el conjunto de variables y las diversas aristas que configuran la geopolítica del poder en el mundo entero), no formaba parte de aquellos patrioteros que se presentan con tesis chauvinistas que no tienen cabida en la misma medida que el mundo se internacionaliza y es cada vez más interdependiente, Alfaro era un líder auténtico que entendía había que cimentar una alma nacional robusta para ser considerados internacionalmente como Estado realmente libre y soberano, su clara percepción de la realidad le impedían caer en subjetividades que obnubilan y no dejan mirar el universo de factores que inciden en la vida de un país.


Alfaro y la iglesia
Alfaro era un convencido de la libertad como un atributo inherente a la persona humana, pensaba que sin libertad un ser humano condenaba a cadena perpetua su propia posibilidad de pensar y ser creativo, en esa línea de pensamiento no aceptaba, lo dogmático y sectario, por eso insurge y combate inclaudicablemente la posición fanática de García Moreno que estableció en la Constitución expedida en su Gobierno (que fue bautizada como la "Carta Negra", que estipulaba que para ser ciudadano se requería profesar la religión católica, es decir se excluía a quienes no eran activistas de esta religión o a quienes no la profesaban). Conocía también de los excesos del Catolicismo en las guerras de las Cruzadas o en los fatídicos tiempos de la Inquisición, asesinando sin contemplaciones y sin piedad alguna a quienes no compartían las tesis dispuestas por el Papado o las altas cúpulas eclesiásticas, llegando a tales extremos que investigadores como Galileo y Newton fueron perseguidos y excomulgados por no comulgar con las posturas desbordadas de fanatismo de la Iglesia Católica; otra de sus célebres frases define y clarifica el pensamiento de Alfaro: "entre el patriotismo y el fanatismo existe la misma diferencia que hay entre la inteligencia que alumbra permanentemente el camino de la vida y el rayo que la alumbra intensamente un momento pero que la extermina".
Conocedor como fue de las actitudes poco cristianas del Clero en el Ecuador (colocado al servicio de los poderosos, despreocupándose de los pobres como lo predicó y quiso Cristo, y más bien dedicándose a la adquisición de grandes dominios de bienes y haciendas), se rebeló contra ello para luchar por un Estado laico, que fuese libre y que no dependiese del poder de ningún grupo religioso. Alfaro nunca estuvo en contra de la religión, hay que precisarlo: no era ateo, pero sí abogaba por la libertad de cultos, era partidario de que se respetase el fuero íntimo de las personas, era un convencido que sin libertad de conciencia el ser humano se reduce a ser un objeto y deja de ser un sujeto de derechos y obligaciones, no aceptaba la intromisión de la Iglesia en asuntos del Estado, era partidario de dar "al César lo que es del César" y a "Dios lo que es de Dios", respetaba el espacio que socialmente le correspondía a la Iglesia, pero al mismo tiempo demandaba de esta respeto a la gestión y acciones del poder político y la sociedad civil organizada.
Tan razonable y justificada era la postura de Alfaro, que el Vaticano -sede principal a nivel mundial de la Iglesia Católica-, terminó por aceptar suscribir un Modus Vivendi o un Concordato con el Estado ecuatoriano, en el que quedaron establecidos de forma clara y categórica los linderos y campos de acción de la Iglesia y del Gobierno; lo que no aceptó como ciudadano y como gobernante es que falsos miembros del Clero pretendiesen manipular el libre derecho de las personas a profesar o no la religión en la que ellos creyesen, fue respetuoso de que las personas tuvieran fe en el Dios o en el enviado de Dios de sus creencias, lo que no aceptaba eran las imposiciones, era en definitiva un defensor a ultranza del derecho de las personas a profesar el culto que ellos desearen.


Alfaro descentralizador
Alfaro entendía muy bien al Ecuador, lo sabía diverso en su configuración geográfica e incluso étnico-cultural, por ello se preocupó en 1897 de expedir una nueva Ley de División Territorial para establecer un régimen político-administrativo descentralizado; buscaba un país unitario pero para que ello pudiese ser posible se necesitaba ser equitativo en la distribución de recursos públicos y por supuesto conceder las suficientes facultades y respetar las distintas Regiones y Regímenes Seccionales en que se dividía el país. No quiso crear artificiosamente una nueva división del territorio ecuatoriano, por eso adoptó como división política administrativa la misma que estableció Bolívar en el Congreso de Angostura de 1824 que contemplaba la existencia de ocho Regiones.
Líder de ideas claras sabía muy bien que para que exista un poder central fuerte es necesario delegar facultades y responsabilidades a los gobiernos locales e incluso a las propias entidades dependientes del Poder Ejecutivo como Gobernadores, Jefes Políticos, Tenientes Políticos; a funcionarios de las distintas áreas que ejerciesen sus funciones en provincias, cantones y parroquias, la buena fe e intencionalidad con que procedió Alfaro lo llevaba a confiar en sus funcionarios, entendía que ser democrático es dar poder y respaldo a sus colaboradores, su lealtad para ellos le imponían delegar funciones y conferirles las suficientes atribuciones. Alfaro sin duda era como buen líder demócrata partidario de la descentralización como forma de gobierno participativa, no creía en un gobierno verticalmente dirigido desde el vértice de la pirámide del poder hacia abajo, creía en un gobierno estructurado desde la base hacia arriba, por supuesto sin fisuras ni incoherencias en sus grandes políticas u objetivos, era un convencido de que lo particular no puede condicionar lo general.


Alfaro y su rebeldía
Un verdadero rebelde no es el estridente o escandaloso que todo lo vuelve controversial, no es aquel que busca pretextos para poder promoverse como seudo revolucionario, no es el crítico ácido que todo lo cuestiona, no es un insultador de oficio, un hombre rebelde es el que se rebela contra lo injusto, lo falso, lo inmoral, lo abusivo, contra la opresión, contra lo dogmático, es aquel que lucha por el imperio de la razón, de lo equitativo, de lo que es ecuánime, es el que es capaz de defender el interés común aunque ello provoque la reacción estomacal y visceral de quienes se sienten afectados por su defensa de lo que conviene a todos; un verdadero rebelde (y ahí radica la rebeldía) es aquel que defiende en todo momento y circunstancia la verdad, aquella que Albert Camus la definió como el verdadero y único acto heroico de una persona, en consecuencia en esa dualidad realidad- apariencia de la vida, quien consagra su vida como Alfaro lo hizo, a luchar sin concesiones e invariablemente por los intereses patrios al amparo de un ideal lo suficientemente consistente por las convicciones que se tiene de una doctrina como fue su caso, ese ciudadano merece ser considerado rebelde en el más exigente sentido de la palabra; por eso pensamos que no deben las personas de bien dejarse seducir por las proclamas redentoras de quienes carecen de ideales, de principios y de razones y sólo buscan a partir del engaño como obtener provechos personales, desgraciadamente esos farsantes abundan en la juerga politiquera, y hay quienes se dejan engañar o les conviene creer en ellos, por eso De Gaulle, el gran líder de Francia, lo afirmaba: "los políticos no creen en lo que dicen pero se admiran de la facilidad con que otros les creen".
Alfaro dejó en consecuencia una clara lección que no quedó reducida a sus proclamas, a sus luchas, a su pensamiento y creencias, su objetivo fue hacer todo cuanto pudo por un Ecuador que tuviese condiciones para ser considerado un país vivible, un país que proporcionara a sus habitantes posibilidades de una buena calidad de vida, por eso no se detenía ante las pequeñeses humanas, estaba por encima de aquello, estaba consciente que las manifestaciones tumultuosas sin el amparo de un ideal u objetivo patriótico, forman algazaras pero no hacen transformaciones. Alfaro quería transformar el país para que imperasen la libertad, la moral, el derecho, la justicia, la razón; sabía que un Estado debe prioritariamente buscar estabilidad democrática, seguridad ciudadana y bienestar social, sin lo cual es imposible pensar en desarrollo humano sustentable. Alfaro fue un rebelde en cuanto no aceptaba, y no compartía, que mediocres sin escrúpulos ni principios causaran daño a la nación.
Hay quienes encuentran en Alfaro a un guerrero que luchó con las armas en el combate a sus adversarios y defendió de esa manera sus ideas, estimo: Alfaro era un hombre con la suficiente decisión y coraje para superar adversidades y en ello sin duda alguna debió enfrentar en el campo del honor a quienes buscaban exterminarlo por rencor u odiosidades, ese es el precio que pagan los hombres idealistas y generosos cuando hay personas pequeñas de espíritu que no entienden la nobleza de procedimientos de ciudadanos con proceder generoso como lo fue Alfaro.
Fue valiente sí pero jamás agresivo y violento, su verdadera valentía estaba determinada por sus convicciones, por su conciencia y por su afán de ver al Ecuador brillar como un país de primer orden en América Latina y el mundo entero.


Alfaro y los indígenas
Ha quedado claramente demostrado la autenticidad democrática de Alfaro, para él no existían ciudadanos de primera ni de segunda, una de sus cualidades fue justamente combatir lo que consideraba negativo e injusto para su patria; su lucha en los montes (lo cual da origen a la denominación de sus huestes "los montoneros") de las provincias de Manabí y Esmeraldas, se había escuchado a lo largo y ancho del territorio nacional, por eso no les fue extraño a los indios ecuatorianos recibirlo con emoción y solidaridad cuando realizaba su cabalgata hacia el poder, ellos lo respaldaron cuando debió enfrentar la resistencia de quienes se oponían a que asuma el mando de la República en el renombrado combate de Gatazo en las cercanías de Riobamba, los indígenas se convirtieron en sus aliados en su peregrinaje hacia el Palacio de Gobierno, ya en el poder Alfaro elimina el concertaje al que estaban sometidos los indígenas y los libera de pagar contribuciones a los dueños de feudos, por eso para quienes no falsifican la Historia recogen el incalculable apoyo que Alfaro dio a los indios ecuatorianos, a quienes los quiso incorporar a la vida del país como ciudadanos con igualdad de derechos que blancos y mestizos; le era ajeno como hombre de talla humana superior todo tipo de prejuicios, de marginaciones, de resentimientos sociales, de odiosidades, luchaba sí contra los déspotas, los aspirantes a tiranos, contra los lobos que desatan su rabia y complejos cuando tienen poder y aparecen como corderos, cuando están en busca del mismo.
Cuando actualmente encontramos que organismos internacionales recomiendan en tiempos presentes tratamientos especiales a estas minorías étnicas (caso comunidades indígenas) como lo recoge nuestra actual Constitución Política, la figura de Alfaro se encumbra al observarse como su espíritu de justicia y de recia convicción democrática, de ideales firmes y corazón generoso, lo convierten en un visionario gobernante que sirve de guía y ejemplo para las presentes y futuras generaciones, es que existen principios que no pasan de moda, lo justo siempre será justo en la misma medida que lo injusto siempre dejará grabado el sabor amargo y cruel de la injusticia.
Finalmente cabe un comentario en este acápite, los gamonales de la sierra con mentalidad de señores feudales del medioevo queriendo minimizarlo o ser despectivos con Alfaro lo trataron de motejar con el "inri" del "indio" Alfaro, por eso nos hemos preocupado de establecer, que al igual que amplios sectores de ecuatorianos tienen un indiscutible mestizaje de sangre hispana y sangre nativa, unos más que otros, pues en Ecuador no existen blancos puros, Alfaro fue un típico mestizo descendiente en primer grado de consanguinidad de un español y de una mujer nativa de Manabí, era para despecho de sus detractores afectados por su espíritu democrático a toda prueba, un hombre de tez blanca, de buenos modales, que incluso se unió en matrimonio con una dama de la "alta" sociedad panameña, doña Ana Paredes y Arosemena, hacemos esta referencia con el único afán de rescatar un hecho real y veraz y evidenciar hasta donde puede llegar la prepotencia de personas de alma minúscula, llenas de prejuicios y odiosidades, incapaces de admitir que hay personas que actúan honesta, decente, leal y desinteresadamente como fue el caso de Alfaro.


Alfaro patriota
Pertenece a Alfaro aquella luminosa frase "entre el patriotismo y el fanatismo existe la misma diferencia entre la luz que ilumina y el rayo que extermina", lo cual resume su concepto sobre el patriotismo, como expresión de una actitud que contribuye con ideas y razones a orientar el rumbo de una sociedad, que ayuda a un país a superar dificultades: un patriota alumbra con sus acciones generosas, un fanático o extremista sólo contribuye con sus actitudes a edificar barreras que impiden la unión en función de objetivos nacionales permanentes; un fanático o extremista sólo contribuye con sus actitudes a ensombrecer el camino a transitar por una colectividad y termina siendo fuente de exterminio. La Historia recoge, como testimonios imborrables, los crímenes de fanáticos como Hitler y Stalin que no pueden ser aceptados por quienes somos sinceramente democráticos, son acciones que no pueden justificarse cualquiera sea la causa o pretexto para haberlo hecho, la última invasión norteamericana a Irak dispuesta por un Presidente de limitada inteligencia y de reprochable extremismo como el caso de George W. Bush, mancha con su actitud la lucha que por la libertad realizaron los grandes patriotas norteamericanos entre los que hay que incluir a George Washington y Abraham Lincoln, el uno precursor de la independencia y el otro pionero en la abolición de la esclavitud.
Un patriota es fundamentalmente un ciudadano que ama a su patria y para amarla hay que comenzar por ser un buen ciudadano, respetuoso de derechos ajenos y cumplidor de sus responsabilidades sociales, no puede ser un patriota quien cree que sólo tiene derechos y no tiene obligaciones, un patriota es aquel que entiende que en la vida el único derecho inalienable de una persona es el cumplimiento de sus deberes, un patriota es aquel quien es capaz de entregar en beneficio de todos mucho más de lo que recibe, es aquel que lucha permanentemente y sin claudicaciones ni treguas porque florezcan la libertad, la igualdad, la justicia, la armonía social, la felicidad de todos, la moral como sustento insustituible de una conducta respetuosa del interés social, son los que construyen puentes de unión entre personas y no los que buscan abrir abismos entre habitantes de un mismo país o de una misma institución, son los que creen que la patria es una sola y que no pueden haber diferencias insuperables entre quienes habitan un mismo territorio porque estiman que la patria está primero que todo, son los que construyen la felicidad de muchos mientras otros se empeñan en buscar como favorecerse de la acción ajena, por eso Alfaro conocedor de las contradicciones que nos presenta la vida, lo señalaba con toda puntualidad: "los redentores terminan siendo los que los mártires siembran con su sacrificio", cuantos no cosechan y se benefician del trabajo ajeno y convierten en realidad aquella sabia expresión que nos hace notar que existen quienes se adhieren y practican esa tesis convirtiendo en una verdad aquel refrán popular que dice: "el vivo vive del tonto y el tonto de su trabajo"; un patriota en definitiva no es aquel que vive pidiendo sino aquel que vive preocupado por dar generosamente todo lo que puede para satisfacción y disfrute de muchos.
Alfaro en la hondura de sus concepciones de líder auténtico conocía muy bien que los pueblos y naciones deben tener símbolos que honrar, por eso quiso que el país tuviera un Himno, una Bandera y un Escudo que fueran representativos de nuestra idiosincrasia, de nuestros ancestros, de nuestras fortalezas como país, de nuestra realidad geográfica, de nuestra identidad como nación, por eso se preocupó de los Símbolos Patrios, por ello renovó el Escudo que busca simbolizar la unión de la patria, de sus regiones, que destaca nuestras inmensas riquezas naturales, una Bandera que se mantiene con los colores de la Gran Colombia de la que nacimos como país, la misma que se la singulariza con la incorporación de nuestro Escudo; Alfaro sabía del valor de los símbolos patrios y por ello se preocupó en su Gobierno de ellos.


Alfaro estadista
Max Weber diferenciaba a los gobernantes comunes y corrientes con los estadistas en una acertada frase "los gobernantes políticos trabajan pensando en las próximas elecciones, un estadista piensa en las próximas generaciones", el uno busca cómo agradar a los que lo rodean, a sus parientes, a sus amigos y partidarios, el otro busca defender el interés general sin mirar a persona alguna; el uno dice y hace lo que le conviene, el otro hace lo que debe y defiende la verdad aun en contra de incomprensiones; el político busca sus conveniencias personales, el otro defiende sus convicciones y el interés de los demás; al uno le interesa el adulo, al otro le interesa no defraudar su conciencia e ideales; el uno vive de apariencias, el otro prefiere vivir de realidades; el político es insincero y busca aparentar, el estadista es auténtico y dice lo que siente y piensa; al político le interesa conseguir poder cualquiera sea el medio que utilice, el estadista no abandona jamás sus principios aunque con ello sacrifique posibilidades de captar posiciones.
Normalmente un estadista es previsivo y visionario, no le es difícil intuir apropiadamente lo venidero, el político se preocupa de cómo superar escollos circunstanciales, aunque ello le signifique incumplir promesas e incluso afectar su propia dignidad; un estadista no cambia sus opiniones para obtener provecho de ello, el gobernante político es capaz de cambiar de opinión para obtener un determinado propósito; al estadista le preocupa lo que anhela la sociedad, el gobernante político defiende lo que lo beneficia a él y su grupo; el estadista tiene en sus acciones el respaldo de una doctrina o un ideal que no le permite desviarse en la ruta de su vida, el político sólo conoce de conciliábulos que lo favorecen; el estadista antepone valores a cualquier beneficio si eso afecta su conducta, el gobernante político prefiere y utiliza maniobras artificiosas para lograr lo que se propone.
Lo hemos sostenido un líder nace y se hace, es producto de varios factores que incluyen el tener un coeficiente de inteligencia por encima de lo normal, el maestro Unamuno, Rector de la célebre Universidad de Salamanca, lo sostenía: "lo que natura no da, Salamanca no enseña", existen inteligencias desperdiciadas que no se cultivan, Alfaro cultivó su mente con esmero y dedicación, eso le permitió adquirir un universo de conocimientos amplísimos. El estadista necesita no sólo conocer una determinada área de las actividades humanas sino requiere tener conocimientos de todas las variables que inciden en la vida de una sociedad, de lo contrario puede ser víctima de engaños o aprovechamientos que perjudiquen a la sociedad y lo puedan perjudicar incluso personalmente; no tiene lagunas, allí está la diferencia del estadista con otros dirigentes de una sociedad, un buen político es ducho en maniobras de ese tipo, un buen militar sabe de su misión, un buen profesional conoce los secretos de su profesión, un artesano es hábil en su oficio, un estadista entiende a cabalidad causas y efectos de la compleja gama de factores políticos, sociales, económicos, administrativos, etc., que influyen con el rumbo de un país. Alfaro conocía la vida en todas sus facetas, eso le permitió ser un gran gobernante, un estadista que construyó la vía a recorrer por el país el siglo XX, fue el constructor del alma nacional del siglo XX, por eso afirmamos sin Alfaro el Ecuador hubiese tenido serios problemas de subsistencia en el siglo pasado, su mente era privilegiada y dominaba el escenario internacional y nacional, como un buen artista domina el escenario donde actúa.
Un estadista no pierde de vista en ningún momento o circunstancia los grandes objetivos del país en su conjunto, conoce a cabalidad la forma en que opera o debe operar la sociedad jurídicamente organizada a través de instituciones que son permanentes, mientras las personas que la dirigen o gobiernan son transitorias; al dirigente político sólo le interesa las ventajas o provecho que puede obtener en un determinado momento, aunque aquello tenga luego consecuencias desfavorables para la sociedad; el estadista como buen dirigente advierte los efectos de una determinada medida o actitud, sabe de la ética de la responsabilidad, tiene olfato para "mirar un poco más allá de las narices" como reza el dicho popular; el estadista termina por hacer mucho bien a todos, el mal político generalmente termina por perjudicar a muchos.


Alfaro y la gesta de Chone
La Historia del Ecuador ha recogido el 5 de Junio como la fecha recordatoria del triunfo de la Revolución Liberal que capitaneó Alfaro, sin embargo en homenaje a la realidad de los hechos, Alfaro llega al poder en base a la proclama de Chone del 5 de Mayo de 1895, cuya Asamblea de ilustres ciudadanos resuelven desconocer el gobierno que existía en aquella época de Luis Cordero y proclama a Alfaro como Jefe Supremo de la República.
Producida esta proclama de Chone los partidarios de Alfaro salen de esa ciudad y viajan hacia otras provincias como Los Ríos, Bolívar, El Oro, hasta llegar a Guayaquil y participar en la Asamblea reunida para estos efectos el 5 de Junio de 1895, la presencia de esas huestes alfaristas venidas de Manabí influyen decisoriamente para que Guayaquil proclame como Jefe Supremo de la República a Eloy Alfaro y es llamado desde Centro América donde se encontraba, para que asuma el mando de la República, en otras palabras sin el 5 de Mayo de Chone no hubiese existido el 5 de Junio en Guayaquil, esa la inmensa trascendencia del pronunciamiento ciudadano de Chone respaldado inicialmente por todo Manabí y Esmeraldas y luego por todo Ecuador.
Lo antes afirmado tiene como sustento el hecho real de que es en las provincias de Manabí y Esmeraldas donde se gesta la lucha de Alfaro, ese fue su campo de batalla; basta recordar que la primera acción revolucionaria de Alfaro deteniendo al Gobernador de Manabí en 1864, se produce en Colorado-Montecristi, para evitar el apresamiento o asesinato de ciudadanos que no comulgaban con las políticas del Gobierno de turno, la recordada Batalla de Balsamaragua que se produce en Jaramijó en 1884, "el Combate de Los Amarillos" que tiene lugar cerca de Tosagua el primero de Mayo de 1895, es decir no queda duda que sin la insurgencia de Manabí y Esmeraldas y sin la proclama de Chone, no se hubiese producido el triunfo de la alfarada, aquello nos engrandece a manabitas y esmeraldeños en ese tiempo integrados en una sola región, todo lo cual se traduce en definitiva en un importante aporte cívico que Manabí entregó a la patria.
Nota del Autor: He sido por ancestro desde mi bisabuelo paterno, mis abuelos paternos y maternos, mis padres y por convicción personal, un partidario de las ideas liberales radicales de Alfaro, de su conducta ciudadana, un admirador de su talla de líder excepcional y de la extraordinaria obra que realizó en beneficio de la patria, demostrando en todo momento y circunstancia ser un hombre de honor y de alma generosa.


*Este ensayo se publicó en noviembre del 2006.