lunes, 8 de enero de 2007

Decálogo de vida personal



1. Nada causa más placer en la vida que poder ser útil a los demás, servir a quien pueda hacerlo sin esperar nada a cambio. Soy una persona muy sensible y siento la felicidad de así haber actuado en mi vida, sin jamás haberme defraudado en mis convicciones e ideales.

2. Tengo muchos defectos, pero los que más encuentro que sobresalen son: que soy a veces excesivamente perfeccionista, muy vehemente y peco de ingenuo o confiado, creo que todo el mundo obra con sinceridad y aquello es un error.

3. Soy incapaz de usar bajas pasiones, pero termino por despreciar a los que engañan, a los desleales, a los ambiciosos de dinero o poder que son capaces de todo por conseguir sus propósitos personales y deshonestos. Faltos de sinceridad e irrespetuosos con el derecho y dolor ajenos, no les interesa otra cosa que escalar posiciones sin respetar ni siquiera a sus familiares y amigos.

4. Ser directivo universitario ha sido para mí una actividad que echó raíces profundas en mi espíritu siempre inquieto, sin que haya abandonado mi actividad profesional de Abogado, ni la actividad agropecuaria a la que estoy vinculado por ancestro, ni que sea indiferente cívicamente a los problemas de mi provincia y mi patria. Creo que una buena educación nos hace libres e iguales y permite formar una conciencia social que posibilita saber: qué está bien y qué está mal y conocer mejor la realidad en que vivimos, aquello explica mi vocación por la educación sin que sea un profesional de la misma.

5. No hay ideología más humana que la liberal, que defiende la libertad y los derechos humanos, ni más progresista y democrática que la radical, que sostiene que el interés colectivo está sobre el interés personal, por eso me adherí al Liberalismo Radical de Alfaro.

6. En el plano muy personal e íntimo disfruto mucho del buen comer, aclarando que no me refiero a comer todo y en abundancia, sino saber comer, es decir lo que los franceses llaman “un buen gourmet”. Creo en definitiva que el sentido más desarrollado que tengo es el gusto. También disfruto mucho de viajar, es la mejor y quizá la única forma que la persona tiene para adquirir una mentalidad y un conocimiento mucho más amplio y global de hechos y personas, pero uno y otro placer son realmente agradables cuando se comparten con personas que uno quiere o aprecia.

7. No tengo dudas que el principal patrimonio que adquirí en mi vida está formado por Reconocimientos Cívicos Profesionales, Educativos y Culturales, recibidos espontánea y sinceramente, jamás me palanqueé nada, ni he recibido nada a cambio de algo. En este aspecto soy de las personas más afortunadas que existen en Ecuador. Tener buenos amigos (as) que me consideren y estimen como es mi caso, es una fortuna incuantificable e irremplazable.

8. Soy de los que creo que uno debe llegar a cualquier posición por sus méritos y esfuerzos propios, esto es entrar por la puerta y no por la “ventana”. Me he realizado ocupando el más alto cargo en la Academia Ecuatoriana siendo Presidente del Consejo Nacional de Universidades y Escuelas Politécnicas del Ecuador por más de seis años. O haber dirigido todo el proceso de creación, construcción y desarrollo de la Universidad Laica “Eloy Alfaro” de Manabí. Quizá esas realizaciones que he tenido en el campo académico influyeron en mi decisión de no aceptar las repetidas propuestas de ser candidato a la Presidencia de la República, pues creo con Platón “que más importante que la ciencia de gobernar es la ciencia de educar”, la primera es transitoria, la segunda permanente. Siempre fui enemigo de prometer, preferí la acción, la única promesa que hice se realizó, la construcción de la carretera Manta - Rocafuerte, fue uno de mi sueños que buscó unir mi lugar de nacimiento que es la zona norte de Manabí con el lugar de mi residencia Manta, por eso luché y logré que se apruebe la ley que propuse ante el Congreso Nacional, cuando fui Legislador por Manabí, para que se construya esa carretera que tenía fuertes y justificados opositores.

9. Se me ofreció el cargo, y pude haber sido Vicepresidente de la República en 1981, Vicepresidente del Congreso Nacional en 1980, Superintendente de Bancos en 1981, Ministro de Estado varias veces. Aunque aquellas propuestas y distinciones me han halagado, preferí excusarme, en razón de que en aquellas circunstancias, las ofertas y distinciones no estaban de acuerdo con mi conducta y principios, o porque me he sentido a gusto haciendo mis actividades. Siempre creí con Bolívar que el honor y la gloria de un hombre no se logran ocupando una elevada función política sino siendo un ciudadano de bien, esto es: ser justo, leal, honesto, sincero, responsable, trabajador, generoso, amable.

10. No he sido un hombre pobre, decirlo sería insincero, por tradición familiar he sido propietario de bienes. Lo que sí tengo es el orgullo de expresar en voz alta: que mientras hay muchos nuevos ricos que no pueden justificar el origen de sus bienes, estoy entre los que por excepción, no se han enriquecido en una función pública. Soy de los muy pocos ecuatorianos que cuando llegué a un cargo público: Presidente del Consejo de Manta, Legislador por Manabí, Presidente del Consejo Nacional de Universidades y Escuelas Politécnicas, Rectorado de la Universidad “Eloy Alfaro” de Manabí, Miembro de la Comisión Nacional Anticorrupción, cumplió con declarar ante notario todos mis bienes y sobre todo cómo los adquirí. Tengo la satisfacción de que no incrementé mi patrimonio, al contrario lo he disminuido.
*Decálogo extraído del libro Filosofía de la vida o la vida es una filosofía publicado en junio del 2006.

Eloy Alfaro un líder del ayer y un ejemplo del mañana




Mucho se ha escrito y se ha dicho sobre el ilustre general manabita Eloy Alfaro Delgado, a quien el Ecuador tuvo la suerte de tenerlo como Jefe Supremo y Presidente de la República en dos periodos entre fines del siglo XIX y principios del siglo XX 1895-1901 / 1905-1911, en cuyo ciclo de gobierno realizó la más trascendente y fecunda transformación que ha tenido el Ecuador a lo largo de su Historia, convirtiéndose en el gran constructor del Estado moderno del Ecuador del siglo XX; no teniendo dudas en afirmar que sin Alfaro el Ecuador hubiese tenido serios problemas en su supervivencia como país durante el pasado siglo XX, afirmación que me atrevo a efectuar porque fueron las dos Constituciones mentalizadas por Alfaro, la de 1897 y la de 1906, sobre todo ésta última, la que contiene la Declaración de principios que ha regido la vida democrática del Ecuador en el último siglo. Aparte de ello se preocupó de expedir un conjunto de leyes para dotar al Ecuador de un andamiaje jurídico lo suficientemente consistente para que no sea vulnerable a circunstancias o episodios desestabilizadoras en su organización como Estado y/o República. Si Bolívar nos creó como país en el siglo XIX (1830), Alfaro es el creador de la II República entre fines del siglo XIX y la primera década del siglo XX.


Las ideas políticas de Alfaro
Hay que ubicar a Alfaro en su verdadero andarivel ideológico. Como ciudadano se adhiere a las tesis que en ese entonces tenían una fuerte tendencia a nivel mundial y que triunfaron en Europa con la histórica Revolución Francesa de 1789 (revolución que consagró como trilogía de valores en la vida de un país, el imperio de la libertad, la igualdad y la fraternidad humana) aquello explica que Alfaro haya sido un activista, un creyente del imperio del Derecho y de la ley, sin lo cual entendió muy bien es imposible ni el ejercicio de la libertad, ni la igualdad jurídica de las personas dentro de una sociedad, ni mucho menos intentar un país fraterno en función de los más elevados intereses colectivos; no tuvo dudas en sus profundas convicciones democráticas, que la ley es el instrumento idóneo para la solución de conflictos interpersonales o de personas con instituciones. El haber entendido muy bien los postulados de la Revolución Francesa -que es la consecuencia de una dilatada lucha de la humanidad por varios siglos, que se inicia con el Renacimiento-, lo convierten en un verdadero líder y estadista, fruto de su esforzada y disciplinada educación en la que puso especial empeño su padre, siendo además un gran autodidacta, lo cual le permitió alcanzar los más completos conocimientos de la realidad nacional y mundial.
Comprendió a cabalidad que el ejercicio de la actividad política, a la que dedicó buena parte de su vida, requería del soporte de una agrupación organizada de ciudadanos que comulgando con similares ideas se convirtieran en activos militantes de las doctrinas democráticas en las que él creía, por eso funda en el Ecuador el Partido Liberal Radical, cuya denominación también refleja la hondura del pensamiento de Alfaro; creía en un liberalismo como defensor de la libertad y de las garantías fundamentales de las personas, que quedaron consagradas en la Declaración de los Derechos Humanos promulgados por la Asamblea Legislativa Francesa en 1789, doctrina liberal a la que le adicionó, como fruto de la amplitud de sus conocimientos de la Ciencia Política, la vertiente ideológica del Radicalismo; que le dio al ideario, del Partido que fundó, la incorporación de una doctrina que sostiene que el interés personal tiene un límite que es el que no puede afectar o desbordar el interés general.
En la profunda sensibilidad social y humana que tenía Alfaro le era gratificante sacrificar sus intereses personales por los intereses del conjunto de habitantes del país, tenía una ilimitada vocación de servicio por los demás, por eso fue un buen político en el mejor sentido de la palabra, no fue amigo de la figuración vanidosa, ni mucho menos era un ambicioso capaz de atropellar principios y amistades para captar el poder o enriquecerse de la misma. La Historia nos cuenta que él fue llamado desde Centro América, donde residía, para que asumiese la Jefatura del Estado ecuatoriano. Creía fielmente en sus ideas y, con la visión que tenía del futuro, advirtió la conveniencia de pensar en un Socialismo Democrático -que tanto éxito ha tenido en las últimas décadas en los países desarrollados, sobre todo de Europa y que hoy significan una alternativa política válida y de gran aceptación en el mundo presente-; esto es después de un siglo de su existencia vital. Las ideas de Alfaro siguen teniendo vigencia, eso demuestra lo visionario y certero de su luminoso pensamiento y su gran claridad de hombre de mente privilegiada.


Alfaro un idealista a carta cabal
El idealismo tiene como soporte insustituible la convicción y no la conveniencia de luchar por los más elevados anhelos humanos, y aquello requiere como premisa irremplazable el desprendimiento y desinterés con que una persona procede en los actos de su vida. Si algo caracterizó a este extraordinario líder fue su afán sin fronteras por ver felices a los demás, en soñar y querer un país donde existiese justicia, donde prevaleciera la moral, donde fuese posible el ejercicio de la libertad bajo el manto protector de la ley; creía que el ser humano tiene derechos, pero paralelamente debe cumplir obligaciones, asumir responsabilidades. Un idealista está más preocupado por dar que por recibir, eso marca la diferencia con "los vividores" que sólo buscan cómo obtener lánguidas ganancias de todo cuanto pueden aprovecharse; la riqueza de un idealista radica en su posibilidad de servir y ser útil a los demás y así era Alfaro.
Lo antes afirmado se demuestra con la proclama de Alfaro al aceptar asumir la Jefatura Suprema de la República, "justicia y más justicia" es lo que reclaman las grandes mayorías nacionales, a ello agregaba que para que eso fuese posible era imprescindible un proceder ético de las personas, que fuese al mismo tiempo respetuoso de las normas imperantes. Valoraba la importancia del orden, la organización. Pensaba, al igual que Benito Juárez, que sólo respetando el derecho ajeno es posible la paz; creía en una paz teniendo como premisa inseparable lo equitativo, lo justo. Como idealista quería un ser humano que procediese en todos los actos de su vida como debe ser y no como le de la gana y piense. No creía en los seres humanos conflictivos, egoístas, llenos de envidia, rencor y revanchismo social, aquello explica su célebre frase, lamentablemente no debidamente comprendida en su inmenso contenido, "perdón y olvido". Cuando asumió el poder no buscó olvidar lo malo sino preocuparse por lo positivo y lo bueno, simplemente no quiso perder el tiempo buscando culpables, persiguiendo a quienes le habían hecho daño y hacen daño a la sociedad, a ellos, sabía muy bien, era suficiente despreciarlos e ignorarlos. Quiso dedicar su tiempo a construir el país con el que el soñó, un país digno, altivo, soberano, donde hubiese posibilidades para la práctica de valores, de las buenas costumbres, "dejadme practicar las buenas costumbres, y te devolveré libertad y gloria" fue una de sus más acertadas y extraordinarias frases; creía en un país que no renunciase a sus tradiciones, a su ancestro, a su forma peculiar de ser y pensar. Quería que fuéramos auténticos, despreciaba la hipocresía de quienes buscan ponerse el traje de las apariencias, por eso les decía: "al pan, pan y al vino, vino". Así son los idealistas: sinceros, frontales, no buscan el acomodo, prefieren la verdad, por eso José María Vargas Vila, el más polémico periodista colombiano, el crítico más temible e implacable de la realidad social y política imperante en la época, destacaba la magnanimidad de Alfaro y lo decía con signo de interrogación y algo de incredulidad, no entender cómo un hombre como Alfaro de inmenso corazón había tenido el coraje de meterse en ese mundo que los mediocres y sinvergüenzas lo vuelven repugnante y de constante conflictividad, que es la política; donde los inescrupulosos son capaces de atropellar todo lo que puedan para alcanzar sus personales propósitos, donde predominan únicamente los intereses y la ambición por el poder y el dinero, por eso Alfaro sabía de la persecución que le harían los traficantes de la politiquería, los deshonestos, los falsos. Sabía que lo matarían, por eso exclamaba: "a mí me asesinarán pero mi sangre los ahogará y saldrá a flote su miseria humana", así son los verdaderos idealistas, hombres en el fondo generosos, desinteresados, luchan por el bien común, eso explica el pensamiento del "Che Guevara", otro idealista, exhibido en uno de los sitios más históricos de La Habana, en el Fuerte de "El Morro", cuando afirma: "las grandes revoluciones están inspiradas en los más grandes sentimientos de amor", ese amor por una sociedad justa donde se practiquen y prevalezcan los valores y se reconozcan méritos y virtudes, ese es el país con que sueñan los idealistas como lo fue Alfaro y así debe entenderse el inmenso legado histórico de tan excepcional ciudadano y gobernante.


Alfaro persona emprendedora
Una de las grandes ventajas que tuvo Alfaro fue la de haber aprendido a vivir de su esfuerzo, de su trabajo creador, no vivió del trabajo ajeno, sabía como lo saben los verdaderos revolucionarios que "las tortillas no se hacen con palabras, se hacen con maíz" como lo dijera en aleccionador y bien logrado pensamiento ese gran líder mexicano que fue Emiliano Zapata. Alfaro fue formado en la Escuela del trabajo productivo, de la permanente búsqueda de recursos para poder supervivir, su padre fue el primer exportador ecuatoriano de los afamados "sombreros de Montecristi" e incluso logró exportar el "queso manabita", por eso supo del valor que tiene aprender a ganar el sustento para vivir con esfuerzo y dedicación y con ello generar bienes para su subsistencia y por ende de la sociedad; su padre lo obligó a educarse y prepararse para la vida, fueron esas experiencias las que le permitieron adquirir una formación lo suficientemente consistente para enfrentar las dificultades y desafíos que se nos van presentando a lo largo de nuestra existencia. Aquella formación de hombre que sabía ganarse la vida, con sus propios medios de persona emprendedora, fue la que le sirvió para siempre encontrar medios para supervivir con su familia durante los varios exilios que tuvo que soportar en el exterior, donde buscaba realizar actividades de negocio para vivir honradamente con su familia e incluso generar recursos para su lucha por las ideas que profesaba.
Queda claro que Alfaro fue un hombre de claro talento emprendedor en su vida pública y privada, eso lo formó para saber como dirigir, para no sólo hacer lo que sabía sino saber bien lo que hacía; era un hombre completo, no tenía lagunas en sus conocimientos, nada le era ajeno, sus vivencias le permitieron acceder al conocimiento en todos los campos de la vida humana, no sólo producía para él sino que producía para los demás, estaba dentro del grupo de "los que viven del sudor de su frente y no de los que viven del sudor de la gente". No fue un dependiente de sueldos del Estado, lo que le posibilitó no volverse un hombre cómodo que se limitaba a esperar lo que los que otros siembran con su esfuerzo y él cosechar de esa siembra, vivía de su propio trabajo, era un convencido del derecho a la libertad de los seres humanos, creía en una libre empresa honesta, esa fue su forma de proceder en la vida, nunca la disimuló, su talla de hombre superior le impedía engañar a nadie expresando criterios que no respondían a las ideas en las que él creía. Fue un hombre transparente, están equivocados quienes desde una concepción marxista y dogmática lo han querido señalar peyorativamente afirmando que Alfaro era un "burgués bueno", o quizá para otros pequeños de espíritu hasta "un tonto útil"; simple y llanamente Alfaro fue un hombre de trabajo, solidario, ecuánime, justo, sacrificado, luchador sin descanso por la igualdad, la libertad y la fraternidad humana, nunca dijo ni actuó de otra manera, en lo que sí era implacable era en su lucha contra los inmorales, tiranos, falsos redentores, mentirosos, abusivos, aprovechadores, desleales y contra los que lucran de la necesidad ajena, por eso exclamó: "la deslealtad es la peor lepra que aflige a la humanidad, confunde el bien con el mal y termina promiscuándolo todo", cuánta sabiduría y verdad en ese magistral pensamiento.


Alfaro y el ferrocarril
Sin duda la obra de Alfaro que más resonancia histórica ha tenido ha sido la construcción de la red de ferrocarriles con la que cruzó y conectó toda la geografía nacional, lo cual tiene su explicación por la magnitud física de la obra e importancia y servicio que prestó, eso hace que muchos ecuatorianos que la utilizaron la añoren y otros quieran se reconstruya nuevamente. Esta impresionante obra, para esa época que colocaba al país con vías de comunicación a la altura de los países más desarrollados (no perdamos de vista que en el mundo moderno siguen siendo los ferrocarriles medios de transportación muy utilizados en los países desarrollados) no sólo facilitaba en aquellos tiempos la movilización de bienes y personas al interior del país, sino que tenía un objetivo de mucho mayor alcance y trascendencia. Alfaro comprendía muy bien que el principal problema del Ecuador y, paradójicamente, su mayor fortaleza ha sido y es su diversidad (que bien entendida es una riqueza privilegiada, somos un país con regiones distintas, etnias diferentes, climas disímiles, culturas diversas, que influyen en nuestra forma de ser y pensar, esas diferencias provocan e inciden en una falta de comunicación y unión adecuada entre ecuatorianos); justamente el ferrocarril Guayaquil-Quito buscaba unir la Sierra con la Costa, Alfaro conoció muy bien esa ruta que fue la que utilizó cuando debió trasladarse desde Guayaquil, donde había llegado en buque desde Centro América para ir hasta Quito y asumir la Jefatura Suprema del Estado, eso lo hizo entender mejor la magnitud del problema, lo difícil que resultaba en esos tiempos para un costeño subir a la Sierra y para un serrano venir a la Costa, posteriormente unió el Austro con la Sierra con la vía Sibambe – Cuenca y cruzó de redes ferroviarias toda la geografía nacional, procuraba la unidad nacional, sin lo cual es imposible pensar en un proyecto – país; en su ideario no le era extraño la tesis del "pacto social" propuesta en la Revolución Francesa por uno de sus ideólogos como lo fue Juan Jacobo Rousseau.
Queda claro que el objetivo de Alfaro al construir el ferrocarril no fue para "lucirse" haciendo una obra física importante, quiso dotar al país de facilidades de comunicación entre las distintas regiones y personas de nuestra patria, ese fue su empeño, su convicción, por eso cuando encontró que la agreste topografía de nuestro territorio conspiraba contra sus deseos, esos escollos fueron vencidos y superados por su férrea voluntad de hacer una obra que la consideraba urgente e indispensable para el país, por eso superó las dificultades de la renombrada "Nariz del Diablo" cuya configuración en un peñasco inaccesible fue vencido y se hizo la obra. Adicionalmente Alfaro estaba consciente que esta obra no sólo ayudaba a comunicar mejor y unir a los ecuatorianos, sino que a su vez contribuía a un mejor desarrollo económico del país al facilitar y agilitar el traslado de bienes generadores de riqueza y por ende suministradores del mayor bienestar para todos.


Alfaro y la educación
Si el ferrocarril es la obra que físicamente proyecta más gráfica y objetivamente en la realidad la gestión de Alfaro como gobernante, es en el campo educativo donde quizá realiza la labor de mayor beneficio social; estaba convencido que había que construir cimientos socialmente sólidos para volver consistente el rumbo de la sociedad, tenía muy claro que la ignorancia o el desconocimiento son los principales aliados de la confusión y falta de conciencia de quienes forman parte de una sociedad o habitan un determinado territorio, que esa desinformación o carencia de orientación facilita el aprovechamiento de los demagogos vendedores de falsas promesas e ilusiones.
Alfaro no sólo quiso favorecer la educación, su obra en este campo tenía una mayor connotación, estableció como principio que la misma fuera laica, es decir una educación libre que rompiera con el esquema de una educación dogmática de orden religioso que era excluyente y sectaria en aquel tiempo. Su anhelo era el que el país contara con la posibilidad que sus niños y jóvenes se formaran con una mente abierta al conocimiento universal, que no conocieran de ataduras, de coacciones, de temores, de prejuicios, de diques mentales, de repetir afirmaciones sin la reflexión o análisis suficientes; sabía que sólo un ser humano dispuesto al aprendizaje es capaz de contribuir a edificar una mejor sociedad y todo eso lo posibilita una educación laica.
Su labor en el campo educativo no se agota en querer un país con ciudadanos provistos de conocimientos, formados en un ambiente de libertad, deseaba que esa educación fuese de calidad y algo más, que aquella fuese la base para la transformación que deseaba para su patria, ello lo llevó a crear nuevos centros de formación, a preparar nuevos maestros con una nueva mentalidad, quería sepultar los vicios de una educación mediocre y sectaria, ello explica la creación de los inolvidables Normales como centros especializados de formación de maestros (as) formados(as) en la Escuela del honor, civismo y conocimiento pedagógico. Entendía muy bien que lo fundamental en la educación es tener buenos docentes, sin buenos profesores (as) jamás existirán buenos(as) alumnos(as). Sabía que el cambio había que hacerlo desde las raíces, junto a estos Normales como nichos formativos de una renovada clase magisteril; sembró a lo largo y ancho del territorio nacional nuevas Escuelas y Colegios, que permitiesen el mayor acceso posible a la educación a los más amplios sectores de educandos. Tan profundo en su concepción de vida fue que valoró el arte en su justa dimensión creando el Conservatorio de Música. En definitiva Alfaro, en su amplio bagaje de conocimientos de la realidad social, sabía que educación y producción (ya lo hemos definido en su faceta de hombre emprendedor) son los principales pilares para el desarrollo sustentable de un país, para volver viable una mayor equidad social; lo uno y lo otro son las vertientes que desembocan en una mayor calidad de vida, lo contrario es simplemente retórico.


Alfaro y las Fuerzas Armadas
Alfaro se ganó en el campo de batalla (no de la guerra que extermina sino en la que lideró por darle y legarle libertad a sus conciudadanos -en la guerra que libró sin claudicaciones contra lo inmoral, la injusticia, la opresión, la farsa y la mentira de quienes se aprovechan de la buena fe ajena-, en su lucha sin tregua por rescatar a su patria de las garras de los que la escarnecieron con sus malos gobiernos, rebelándose para verla independiente, soberana, digna y altiva, por esa lucha sin desviaciones ni descansos) el honroso grado de General, alto honor que no sólo se lo reconoció el país sino toda América Latina y El Caribe, que supo de su idealismo, de saberlo un líder bien formado y visionario. No era el "General de las derrotas", como lo bautizaron, queriendo ser sarcásticos sus detractores, no era "el viejo luchador", como quisieron estigmatizarlo quienes no entienden que los ideales lo mantienen a uno siempre joven en la vanguardia de la lucha contra los vicios de una sociedad; fue un líder mayúsculo que buscó ver a un Ecuador grande y respetado en el concierto de naciones del mundo, quería ver a todos los ecuatorianos disfrutando del mayor bienestar posible, creía sin dubitaciones que sí era posible tener una vida menos angustiosa y más placentera.
Como estadista que era comprendía que para poder tener una organización social sólida, para que el país transite por el sendero del orden, la estabilidad, la tranquilidad ciudadana, para que los grandes objetivos y causas nacionales puedan convertirse en una alegre realidad, es indispensable y necesario contar con el apoyo de una Fuerza Pública que proteja la integridad y dignidad nacional a lo externo y garantice a lo interno el goce de las garantías fundamentales a las personas, ello lo lleva a crear el Colegio Militar como centro de formación de Oficiales que sean educados en la Escuela de la "disciplina, del honor y la lealtad" como reza el slogan del portón principal de ese centro de formación militar; es que desgraciadamente para quienes usan a Dios y a la ley de acuerdo a sus conveniencias para consumar toda clase de fechorías, para violar a su antojo la ley y apropiarse de los fondos públicos, no existe otra alternativa para poder frenar a delincuentes de toda calaña, para que sea posible la aplicación de la ley y hacer efectiva la justicia. Resulta indispensable el apoyo de una Fuerza Pública, no contar con este apoyo es dejar en manos de pandillas desaforadas, de sicarios pagados que amedrentan o asesinan a los hombres de bien, es dejar espacios para que los problemas nacionales se resuelvan en el enfrentamiento físico y a la fuerza entre sectores que pugnan por lograr cuotas de poder o alcanzar fortunas mal habidas.
Adicionalmente Alfaro no sólo creó una institución para formar hombres que luzcan con gallardía el uniforme de soldados de la patria, democratizó, en el mejor de los sentidos, la posibilidad de ingresar a este Colegio Militar (que abrió el camino para que se crearan posteriormente las otras Escuelas de Aviación y Naval); su propósito era terminar con el criterio de que siguiera siendo un centro de formación militar para las élites puestas al servicio de los poderosos y gamonales, quiso unas Fuerzas Armadas conformadas por hombres patriotas y honorables, esa era su ilusión y propósito, y hay que reconocer que, dejando a un lado militares que a lo largo de nuestra Historia han manchado su uniforme incursionando en actividades que no son de su incumbencia, las Fuerzas Armadas han sido una reserva moral y legal para resguardar la dignidad, el orden y la seguridad ciudadana.


Alfaro y la mujer
Alfaro fue un caballero sin tacha, la formación recibida en su hogar conformada por un español de honor y republicano y una madre hacendosa que consagró su vida a su hogar y sus hijos(as), hicieron de Alfaro un hombre que aprendió a respetar a la mujer, a valorarla, entenderla como la compañera y el complemento indispensable en la vida de un hombre; no la concebía como ente subordinada a él, sino como el ser que le posibilita tener estabilidad emocional y sea quien lo nutra con su intuición innata, con su sensibilidad sin límites (la que con mucha razón se sostiene posee una especie de "sexto sentido" que le confiere justamente esa posibilidad de reproducir en su vientre y sus entrañas a otro ser) la que lo acompañe con su corazón para que su mente sea más fértil, la que le haga sentir la suprema emoción de ser padre con su capacidad excepcional y única de poder engendrar vida humana, la que le permita al hombre contar con un hogar como el sitio más apropiado para el descanso y la reflexión. Alfaro, hombre profundo en sus conceptos que no conocía el egoísmo, se empeñó en darle a la mujer ecuatoriana la oportunidad de ocupar un espacio igual que el hombre dentro de la sociedad.
Si Alfaro fue un buen hijo, un buen esposo y un buen padre, esa fue también la más tangible demostración de la valoración que tenía por la mujer, ello explica el que haya buscado su cooperación para que desarrolle su inmensa capacidad de producir socialmente y solicitarle su contribución en la vida pública nacional, en lo que significaba la más elocuente demostración de que era un convencido de la igualdad de las personas ante la ley sin distinción de sexo, religión o condición social, como reza la Declaración de los Derechos Humanos, de la que Alfaro fue un invariable y convencido militante.
El hecho de haber incorporado a la mujer a la vida pública dándole igualdad de trato y oportunidades que al hombre, demuestra no sólo un espíritu superior y sinceramente democrático, sino la clara visión que tenía del mundo del mañana. Si resulta innegable que un siglo después se sigue debatiendo sobre la equidad de géneros, en un mundo que actualmente es testigo de ver a la mujer superarse y prepararse para la vida buscando adquirir conocimientos y demostrando su gran afán de romper con subordinaciones y prejuicios y procurar ser independiente humana y económicamente, aquello es visible en los claustros universitarios que hoy exhiben una mayor población femenina que masculina, lo que pone en evidencia sus anhelos de superación. En definitiva queda claro el alto y especial concepto que tuvo Alfaro de la mujer y su predilecto y leal afecto por su madre, esposa y sus hijos (as), estos últimos justamente fruto de su unión con su mujer.


Alfaro y la moral
Si algo estimuló la rebeldía y lucha de Alfaro fue la corrupción que imperaba en aquella época, era consciente que nada hace más daño a una sociedad y a un país que gente sinvergüenza pasando por "exitosa", al apropiarse o aprovecharse de los dineros que nos pertenecen a todos; si robarle a una persona, a una entidad, es un delito condenable, robarle al conjunto de la sociedad es un delito repugnante que resquebraja toda posibilidad de una vida respetuosa y armónica. Nada justifica el que uno se beneficie perjudicando a todos, por eso la sociedad debe rechazar con indignación y desprecio a los que se enriquecen injustificadamente aprovechándose de los fondos públicos, para lo cual utilizan cualquiera de las figuras delictivas, sea a través del cohecho (cuando una persona particular se pone de acuerdo con un dignatario público para repartirse dinero encareciendo el valor de una obra o la adquisición de un bien) de la concusión (que es la presión o chantaje que un dignatario público realiza para que el interesado en la ejecución de una obra, o venta de bienes o prestación de un servicio, entregue un valor a cambio de la gestión o decisión que realiza o toma el funcionario corrupto), del peculado (que es apropiarse de fondos públicos sin la debida justificación); ese ambiente de corrupción que Alfaro conoció y que actualmente se ha incrementado, lo indignaba y lo rechazaba con la suficiente valentía y firmeza, aquello lo llevó a concebir otro de sus extraordinarios pensamientos: "donde impera la corrupción y el robo es imposible la República", cuanta verdad y acierto en ese juicio de valor, lo reitero sin valores ni eticidad: la sociedad se desmorona, se disminuye la autoestima, se pierde la confianza y credibilidad y todo se vuelve muy difícil de ser rectificado (sucede en el Ecuador actual), consecuentemente es incuestionable que todo lo que es inmoral es reprochable y además contaminante, por eso si no se rechaza lo incorrecto e inmoral, las personas terminan por comenzar a pensar que ser sinvergüenza, enriquecerse injustificadamente es señal de éxito, y cuando eso sucede también empieza a destruirse toda posibilidad de construir un país vivible con algo de justicia, equidad, en consecuencia es una exigencia social despreciar a los pícaros en todo momento y circunstancia, por eso Alfaro sostuvo que no puede haber República donde impera la corrupción y el robo. Su animadversión a los sinvergüenzas lo llevó a pronunciar otra de sus frases sentenciosas: "deberle un favor a un pícaro generoso es la peor desgracia que le puede suceder a un hombre de bien", queriéndonos enseñar que es preferible NO tener relaciones con los sinvergüenzas para no ser cómplices de su conducta punible y exponerse a que la sociedad nos juzgue en base a una expresión de corte popular: "el que con lobos se junta aprende a aullar" o "dime con quien andas y te diré quien eres".
En resumen Alfaro tenía dentro de sus principales virtudes o cualidades el ser un hombre honesto, no transigía con lo incorrecto ni con los inmorales, eso lo hacía más firme en sus convicciones e ideales, e inspiraba mayor confianza en sus amigos y partidarios, su acrisolada honradez es sin duda una faceta que brilla en su más importante legado a la historia patria. Un funcionario, en cualquier cargo que ocupe, que se enriquezca perjudicando al país merece ser condenado a través de una sanción ciudadana que sólo es posible exista cuando los ciudadanos sepan que esa persona corrupta goza de comodidades y tiene fortuna al haber empobrecido a los demás; Alfaro inversamente se empobreció en su vida por servir a los demás, esa es la demostración de su grandeza de mente y espíritu que empequeñece la viveza de los sinvergüenzas.


Alfaro y los derechos humanos
No cabe duda que la mayor resonancia que tuvo la Revolución Francesa fue la de haber sido la gran promotora de la difusión de los Derechos Humanos, que debe aclararse no son fruto de una ocasional o artificiosa decisión de los Legisladores que integraron la Asamblea Legislativa Francesa en 1789, después del triunfo de la Revolución, la Asamblea tuvo el mérito de recopilarlas y convertirlas en una especie de Código de las garantías fundamentales de las personas que han sido legadas a la posteridad histórica y cuyo eco resuena con igual emoción en los albores del presente siglo XXI. No se puede olvidar que antes, en 1776, cuando los Estados Unidos declaró su independencia de Inglaterra y expidió la Constitución de Virginia, en el preámbulo de dicha Carta Política expedida el 4 de Julio de ese año, se incorpora lo que luego se convierte en los treinta preceptos que contiene la histórica Declaración de los Derechos Humanos.
Como lo expresé en líneas anteriores Alfaro se adhirió con sus ideas a las tesis de la Revolución Francesa en su trilogía de preceptos: Libertad, Igualdad, Fraternidad, valores que fueron promovidos durante siglos por los llamados Enciclopedistas, que a su vez dieron origen a una inolvidable y aleccionadora lucha de la humanidad que se la conoce como la era del Romanticismo, espacio de tiempo en que justamente los seres humanos luchan con la mayor entrega y convicción para que se garanticen legalmente aquellos derechos que se consideraban inherentes a la persona humana, dicho en otras palabras, no era ni es humano que un individuo no tuviese la protección de la sociedad para que pueda gozar de ciertas garantías como el derecho a la vida, a su dignidad, a opinar libremente, a no ser objeto de torturas, a vivir en un ambiente libre de contaminación, a transitar con entera libertad dentro de un país y entrar y salir del mismo, a gozar de libertad, a ser juzgado por sus Jueces naturales y no ser distraído en ese juzgamiento hacia jueces que respondan a presiones interesadas ajenas al debido proceso, a tener protección en su salud, a educarse, a tener el derecho a trabajar en actividades lícitas y no ser forzado a trabajos impuestos, en definitiva un conjunto de garantías que le permitiesen a las personas gozar de seguridad y no estar expuesto a riesgos causados por la tendencia innata del ser humano a ser conflictivo y no ser solidario, que incluso dio origen en la época del Imperio Romano a la expresión: "entre más conozco al ser humano, más afecto siento por los animales".
En consecuencia los Derechos Humanos son producto de una larga lucha de los seres humanos por ser libres, por ser dignos, por supervivir, por vivir sin temores ni coacciones; el ser humano como colectivo social jamás luchó por la opulencia (ese es un defecto de pocos), se adhirió si de una manera decidida a una lucha que desemboca en la Declaración de Los Derechos Humanos que es de la que se hace de manera militante y convencida Alfaro, por eso se lo encuentra apoyando a Urbina en su decisión de abolir la esclavitud en Ecuador, por eso fue siempre leal practicante de la defensa de estas garantías de las personas, creía en estos preceptos, era un adicto a la libertad, por ello invitaba a luchar permanentemente por ella, "la libertad no se la alcanza de rodillas, hay que luchar permanentemente por ella", fue otro de sus bien hilvanados pensamientos.
En resumen Alfaro fue un creyente de los treinta preceptos de la Declaración de los Derechos Humanos, eran una especie de mandamientos en su conducta como persona y ciudadano, los concebía como en efecto deben ser entendidos por todos como facultades naturales de los seres humanos, no se encuentra en su vida que haya violado derechos fundamentales a persona alguna, es verdad que fue un vehemente e inmutable luchador por sus ideales, pero nunca abusó de su poder para afectar derechos ajenos, lo que sí existió fueron partidarios o lugartenientes suyos que se excedieron en el cumplimiento de sus obligaciones, pero jamás por disposición suya, Alfaro practicaba lo que predicaba, no pertenecía a esa cofradía de personas que en el fondo creen en los totalitarismos de derecha o izquierda y sin embargo con hipocresía se autoproclaman por conveniencia adherentes a la práctica y ejercicio de los derechos fundamentales de las personas como doctrina de vida; Alfaro jamás luchó por causar daño a nadie, combatió sin tregua por las causas que él las estimaba honestas, justas y favorables al interés del país.


Alfaro humanista
Un humanista es lo contrario de un verdugo, de un déspota, de una persona prepotente, de un aspirante a dictador, de un extremista, de un autoritario de pasiones descontroladas, fanático, dogmático, ambicioso, de una persona agresiva que actúa así porque tiene frustraciones, inversamente es desprendido, generoso, siente placer sirviendo a los demás, es aquella persona que piensa que más importante que sentirse contento uno, es mejor que todos se sientan contentos; Alfaro pertenecía al selecto grupo de los que creían que si él estaba contento era un placer individual pero tratar de ayudar a muchos y verlos felices a todos cuantos podía constituía una suma de placeres, era un hombre de gran sensibilidad, por eso sentía la tragedia humana y no vivía de la comedia humana, como lo hacen los que se aprovechan de la credulidad y buena fe ajena, por eso estaba consciente y exclamaba: "lamentablemente las personas generosas se convierten a veces en cómplices punibles de su propia generosidad para con los pícaros", cuánta sabiduría en su concepción de la vida, sabía muy bien que un vivaracho sin escrúpulo normalmente se aprovecha de quien obra sincera y lealmente, el generoso es espontáneo y entrega todo lo que puede, el calculador lo planifica todo, es como la hiena que sonríe cuando va a atacar a su víctima.
Alfaro fue un hombre de formación excepcional, conocía en profundidad las debilidades de los seres humanos, pero él disfrutaba de sus afanes por ver resplandecer la justicia, porque prevalezca lo razonable, no se detenía ante las pequeñeces de los que no saben de valores, por eso decía con la luminosidad que caracterizaron sus pensamientos: "la deslealtad es la peor lepra que aflige a la humanidad, CONFUNDE el bien con el mal y termina promiscuándolo todo", brillante definición para señalar sentenciosamente la actitud canallesca e ingrata de los que no entienden la hondura de los sentimientos humanos, por eso disfrutaba del lado bueno de la vida, no tenía tiempo ni dejaba perturbar su mente para dar cabida a la ira que provocan los que buscan como sacar ventajas de todo, los que se benefician del trabajo ajeno, por ello sostuvo con la grandiosidad de su ideal: "lamentablemente los redentores son los que cosechan lo que los mártires siembran con sus sacrificios". Era muy claro en sus ideas, conocía como proceden los seres humanos, son hedonistas, son amigos de buscar hacer el menor esfuerzo y en este ámbito sólo alcanzan a observar lo que tienen cerca de ellos y lo pueden aprovechar, terminan por ser huérfanos de espíritu para contribuir a realizar algo en provecho de los demás, sólo entienden como sacar ventajas de todo lo que encuentran en su camino, pero ese no era el problema de Alfaro, los conocía muy bien y los enfrentaba con la espada de su acción fecunda y productiva y con su actitud siempre noble, no tenía tiempo para preocuparse de dar respuesta a lo pequeño y mal intencionado, ese nunca fue su problema, ese era un problema de sus detractores a muchos de los cuales ayudó a salir del anonimato y los favoreció con la gestión creadora que realizaba.
Un humanista es quien posee vocación de servicio hacia los demás, aquel que se preocupa por las angustias sociales, es quien es capaz de rebelarse ante los abusos e inequidades existentes, es intransigente con lo incorrecto, con la mentira y la farsa, es quien advierte que los conflictos sociales generan intranquilidad ciudadana y fomentan la violencia social, un humanista entrega todo cuanto puede en beneficio de la colectividad sin espera de recompensas, ello explica otro de sus extraordinarios pensamientos: "esperar recompensas al hacer el bien a otros, es tener decepciones horrorosas". Para Alfaro, que fue un humanista sin discusión alguna, su verdadero placer consistía en saber que su acción estaba dirigida a favorecer al conjunto de personas que formaban nuestro país.
Sin dudas una de las características negativas de los seres humanos es su egoísmo, el pensar en su ego personal, lo que lo lleva a no autoexaminarse, a no conocerse a sí mismo, "a mirar la viga en el ojo ajeno y no en el propio", como lo señala certeramente la Biblia, por eso se preocupa más de ver lo que le conviene personalmente y no se detiene a observar lo que le conviene a todos, eso lo vuelve un ser que se queda en la declamación de sus intenciones, lo que ha dado origen a que se acuñe la frase: "el camino al infierno también está pavimentado de buenas intenciones"; no es suficiente que tengamos el deseo de hacer algo, lo importante es hacerlo y hacerlo bien y ese fue el proceder invariable de Alfaro, prefirió la acción a la palabra, su humanismo queda demostrado en la entrega de su capacidad en beneficio de la patria, no se detuvo a buscar como castigar a sus adversarios, era lo contrario del déspota que termina siendo una amenaza para sus semejantes.
En síntesis un humanista es aquel que en su vida demuestra con sus actos su anhelo de ser útil a los demás, es aquel que entrega todo lo que puede y no se pasa la vida reclamando y pidiendo a otros es el que da y lo hace sin pedir ni esperar nada a cambio, es el que siente el placer de servir como lo decía el filósofo inglés Abebury; Alfaro pasó su vida buscando cómo hacer todo lo que podía por todos los ecuatorianos sin distingo de ninguna clase, deseaba ante todo y sobre todo que prevaleciera el bien común.


Alfaro internacionalista
Alfaro fue un hombre de mente universal, la frecuencia de sus viajes al exterior lo convirtieron en un dirigente sin fronteras mentales, sus ideas y sus pensamientos no conocían de barreras aldeanas, era un ciudadano del mundo, por eso José Martí cuando se refirió a Alfaro lo definió de forma precisa y certera: "es uno de los pocos latinoamericanos de creación", en efecto Alfaro fue un hombre creativo, por eso es un adelantado a las transformaciones latinoamericanas y caribeñas, es de los que abrieron surcos para que después se dieran otras transformaciones en la América Hispana; quiso una América Latina unida, por eso invitó a Panamá en 1896 a una Cumbre panamericana que pudiera encontrar objetivos comunes que permitiesen a esta subregión del Continente Americano encontrar puntos de coincidencia y concretar acuerdos para unir en todo lo posible a América Latina y provocar con ello un más equitativo intercambio de bienes y servicios entre el Norte desarrollado y el Sur en vías de desarrollo. Gobernante claro en su proceder sabía las debilidades de los países iberoamericanos, advertía que sin la unión de objetivos serían pocos competitivos frente a países con más Historia y mayor madurez en su desarrollo .
La mente de Alfaro era universal y sabía que existe un mundo donde se concretan toda clase de intercambios de bienes y servicios, tenía clara noción de lo que significa el mercado internacional, era muy lúcido al advertir que si no existe un país fuerte internamente, no podría ser jamás internacionalmente respetable y competitivo, por eso buscaba consolidar un proyecto de país de largo aliento que fuese respetado mundialmente (para que aquello sea viable requiere conocer el conjunto de variables y las diversas aristas que configuran la geopolítica del poder en el mundo entero), no formaba parte de aquellos patrioteros que se presentan con tesis chauvinistas que no tienen cabida en la misma medida que el mundo se internacionaliza y es cada vez más interdependiente, Alfaro era un líder auténtico que entendía había que cimentar una alma nacional robusta para ser considerados internacionalmente como Estado realmente libre y soberano, su clara percepción de la realidad le impedían caer en subjetividades que obnubilan y no dejan mirar el universo de factores que inciden en la vida de un país.


Alfaro y la iglesia
Alfaro era un convencido de la libertad como un atributo inherente a la persona humana, pensaba que sin libertad un ser humano condenaba a cadena perpetua su propia posibilidad de pensar y ser creativo, en esa línea de pensamiento no aceptaba, lo dogmático y sectario, por eso insurge y combate inclaudicablemente la posición fanática de García Moreno que estableció en la Constitución expedida en su Gobierno (que fue bautizada como la "Carta Negra", que estipulaba que para ser ciudadano se requería profesar la religión católica, es decir se excluía a quienes no eran activistas de esta religión o a quienes no la profesaban). Conocía también de los excesos del Catolicismo en las guerras de las Cruzadas o en los fatídicos tiempos de la Inquisición, asesinando sin contemplaciones y sin piedad alguna a quienes no compartían las tesis dispuestas por el Papado o las altas cúpulas eclesiásticas, llegando a tales extremos que investigadores como Galileo y Newton fueron perseguidos y excomulgados por no comulgar con las posturas desbordadas de fanatismo de la Iglesia Católica; otra de sus célebres frases define y clarifica el pensamiento de Alfaro: "entre el patriotismo y el fanatismo existe la misma diferencia que hay entre la inteligencia que alumbra permanentemente el camino de la vida y el rayo que la alumbra intensamente un momento pero que la extermina".
Conocedor como fue de las actitudes poco cristianas del Clero en el Ecuador (colocado al servicio de los poderosos, despreocupándose de los pobres como lo predicó y quiso Cristo, y más bien dedicándose a la adquisición de grandes dominios de bienes y haciendas), se rebeló contra ello para luchar por un Estado laico, que fuese libre y que no dependiese del poder de ningún grupo religioso. Alfaro nunca estuvo en contra de la religión, hay que precisarlo: no era ateo, pero sí abogaba por la libertad de cultos, era partidario de que se respetase el fuero íntimo de las personas, era un convencido que sin libertad de conciencia el ser humano se reduce a ser un objeto y deja de ser un sujeto de derechos y obligaciones, no aceptaba la intromisión de la Iglesia en asuntos del Estado, era partidario de dar "al César lo que es del César" y a "Dios lo que es de Dios", respetaba el espacio que socialmente le correspondía a la Iglesia, pero al mismo tiempo demandaba de esta respeto a la gestión y acciones del poder político y la sociedad civil organizada.
Tan razonable y justificada era la postura de Alfaro, que el Vaticano -sede principal a nivel mundial de la Iglesia Católica-, terminó por aceptar suscribir un Modus Vivendi o un Concordato con el Estado ecuatoriano, en el que quedaron establecidos de forma clara y categórica los linderos y campos de acción de la Iglesia y del Gobierno; lo que no aceptó como ciudadano y como gobernante es que falsos miembros del Clero pretendiesen manipular el libre derecho de las personas a profesar o no la religión en la que ellos creyesen, fue respetuoso de que las personas tuvieran fe en el Dios o en el enviado de Dios de sus creencias, lo que no aceptaba eran las imposiciones, era en definitiva un defensor a ultranza del derecho de las personas a profesar el culto que ellos desearen.


Alfaro descentralizador
Alfaro entendía muy bien al Ecuador, lo sabía diverso en su configuración geográfica e incluso étnico-cultural, por ello se preocupó en 1897 de expedir una nueva Ley de División Territorial para establecer un régimen político-administrativo descentralizado; buscaba un país unitario pero para que ello pudiese ser posible se necesitaba ser equitativo en la distribución de recursos públicos y por supuesto conceder las suficientes facultades y respetar las distintas Regiones y Regímenes Seccionales en que se dividía el país. No quiso crear artificiosamente una nueva división del territorio ecuatoriano, por eso adoptó como división política administrativa la misma que estableció Bolívar en el Congreso de Angostura de 1824 que contemplaba la existencia de ocho Regiones.
Líder de ideas claras sabía muy bien que para que exista un poder central fuerte es necesario delegar facultades y responsabilidades a los gobiernos locales e incluso a las propias entidades dependientes del Poder Ejecutivo como Gobernadores, Jefes Políticos, Tenientes Políticos; a funcionarios de las distintas áreas que ejerciesen sus funciones en provincias, cantones y parroquias, la buena fe e intencionalidad con que procedió Alfaro lo llevaba a confiar en sus funcionarios, entendía que ser democrático es dar poder y respaldo a sus colaboradores, su lealtad para ellos le imponían delegar funciones y conferirles las suficientes atribuciones. Alfaro sin duda era como buen líder demócrata partidario de la descentralización como forma de gobierno participativa, no creía en un gobierno verticalmente dirigido desde el vértice de la pirámide del poder hacia abajo, creía en un gobierno estructurado desde la base hacia arriba, por supuesto sin fisuras ni incoherencias en sus grandes políticas u objetivos, era un convencido de que lo particular no puede condicionar lo general.


Alfaro y su rebeldía
Un verdadero rebelde no es el estridente o escandaloso que todo lo vuelve controversial, no es aquel que busca pretextos para poder promoverse como seudo revolucionario, no es el crítico ácido que todo lo cuestiona, no es un insultador de oficio, un hombre rebelde es el que se rebela contra lo injusto, lo falso, lo inmoral, lo abusivo, contra la opresión, contra lo dogmático, es aquel que lucha por el imperio de la razón, de lo equitativo, de lo que es ecuánime, es el que es capaz de defender el interés común aunque ello provoque la reacción estomacal y visceral de quienes se sienten afectados por su defensa de lo que conviene a todos; un verdadero rebelde (y ahí radica la rebeldía) es aquel que defiende en todo momento y circunstancia la verdad, aquella que Albert Camus la definió como el verdadero y único acto heroico de una persona, en consecuencia en esa dualidad realidad- apariencia de la vida, quien consagra su vida como Alfaro lo hizo, a luchar sin concesiones e invariablemente por los intereses patrios al amparo de un ideal lo suficientemente consistente por las convicciones que se tiene de una doctrina como fue su caso, ese ciudadano merece ser considerado rebelde en el más exigente sentido de la palabra; por eso pensamos que no deben las personas de bien dejarse seducir por las proclamas redentoras de quienes carecen de ideales, de principios y de razones y sólo buscan a partir del engaño como obtener provechos personales, desgraciadamente esos farsantes abundan en la juerga politiquera, y hay quienes se dejan engañar o les conviene creer en ellos, por eso De Gaulle, el gran líder de Francia, lo afirmaba: "los políticos no creen en lo que dicen pero se admiran de la facilidad con que otros les creen".
Alfaro dejó en consecuencia una clara lección que no quedó reducida a sus proclamas, a sus luchas, a su pensamiento y creencias, su objetivo fue hacer todo cuanto pudo por un Ecuador que tuviese condiciones para ser considerado un país vivible, un país que proporcionara a sus habitantes posibilidades de una buena calidad de vida, por eso no se detenía ante las pequeñeses humanas, estaba por encima de aquello, estaba consciente que las manifestaciones tumultuosas sin el amparo de un ideal u objetivo patriótico, forman algazaras pero no hacen transformaciones. Alfaro quería transformar el país para que imperasen la libertad, la moral, el derecho, la justicia, la razón; sabía que un Estado debe prioritariamente buscar estabilidad democrática, seguridad ciudadana y bienestar social, sin lo cual es imposible pensar en desarrollo humano sustentable. Alfaro fue un rebelde en cuanto no aceptaba, y no compartía, que mediocres sin escrúpulos ni principios causaran daño a la nación.
Hay quienes encuentran en Alfaro a un guerrero que luchó con las armas en el combate a sus adversarios y defendió de esa manera sus ideas, estimo: Alfaro era un hombre con la suficiente decisión y coraje para superar adversidades y en ello sin duda alguna debió enfrentar en el campo del honor a quienes buscaban exterminarlo por rencor u odiosidades, ese es el precio que pagan los hombres idealistas y generosos cuando hay personas pequeñas de espíritu que no entienden la nobleza de procedimientos de ciudadanos con proceder generoso como lo fue Alfaro.
Fue valiente sí pero jamás agresivo y violento, su verdadera valentía estaba determinada por sus convicciones, por su conciencia y por su afán de ver al Ecuador brillar como un país de primer orden en América Latina y el mundo entero.


Alfaro y los indígenas
Ha quedado claramente demostrado la autenticidad democrática de Alfaro, para él no existían ciudadanos de primera ni de segunda, una de sus cualidades fue justamente combatir lo que consideraba negativo e injusto para su patria; su lucha en los montes (lo cual da origen a la denominación de sus huestes "los montoneros") de las provincias de Manabí y Esmeraldas, se había escuchado a lo largo y ancho del territorio nacional, por eso no les fue extraño a los indios ecuatorianos recibirlo con emoción y solidaridad cuando realizaba su cabalgata hacia el poder, ellos lo respaldaron cuando debió enfrentar la resistencia de quienes se oponían a que asuma el mando de la República en el renombrado combate de Gatazo en las cercanías de Riobamba, los indígenas se convirtieron en sus aliados en su peregrinaje hacia el Palacio de Gobierno, ya en el poder Alfaro elimina el concertaje al que estaban sometidos los indígenas y los libera de pagar contribuciones a los dueños de feudos, por eso para quienes no falsifican la Historia recogen el incalculable apoyo que Alfaro dio a los indios ecuatorianos, a quienes los quiso incorporar a la vida del país como ciudadanos con igualdad de derechos que blancos y mestizos; le era ajeno como hombre de talla humana superior todo tipo de prejuicios, de marginaciones, de resentimientos sociales, de odiosidades, luchaba sí contra los déspotas, los aspirantes a tiranos, contra los lobos que desatan su rabia y complejos cuando tienen poder y aparecen como corderos, cuando están en busca del mismo.
Cuando actualmente encontramos que organismos internacionales recomiendan en tiempos presentes tratamientos especiales a estas minorías étnicas (caso comunidades indígenas) como lo recoge nuestra actual Constitución Política, la figura de Alfaro se encumbra al observarse como su espíritu de justicia y de recia convicción democrática, de ideales firmes y corazón generoso, lo convierten en un visionario gobernante que sirve de guía y ejemplo para las presentes y futuras generaciones, es que existen principios que no pasan de moda, lo justo siempre será justo en la misma medida que lo injusto siempre dejará grabado el sabor amargo y cruel de la injusticia.
Finalmente cabe un comentario en este acápite, los gamonales de la sierra con mentalidad de señores feudales del medioevo queriendo minimizarlo o ser despectivos con Alfaro lo trataron de motejar con el "inri" del "indio" Alfaro, por eso nos hemos preocupado de establecer, que al igual que amplios sectores de ecuatorianos tienen un indiscutible mestizaje de sangre hispana y sangre nativa, unos más que otros, pues en Ecuador no existen blancos puros, Alfaro fue un típico mestizo descendiente en primer grado de consanguinidad de un español y de una mujer nativa de Manabí, era para despecho de sus detractores afectados por su espíritu democrático a toda prueba, un hombre de tez blanca, de buenos modales, que incluso se unió en matrimonio con una dama de la "alta" sociedad panameña, doña Ana Paredes y Arosemena, hacemos esta referencia con el único afán de rescatar un hecho real y veraz y evidenciar hasta donde puede llegar la prepotencia de personas de alma minúscula, llenas de prejuicios y odiosidades, incapaces de admitir que hay personas que actúan honesta, decente, leal y desinteresadamente como fue el caso de Alfaro.


Alfaro patriota
Pertenece a Alfaro aquella luminosa frase "entre el patriotismo y el fanatismo existe la misma diferencia entre la luz que ilumina y el rayo que extermina", lo cual resume su concepto sobre el patriotismo, como expresión de una actitud que contribuye con ideas y razones a orientar el rumbo de una sociedad, que ayuda a un país a superar dificultades: un patriota alumbra con sus acciones generosas, un fanático o extremista sólo contribuye con sus actitudes a edificar barreras que impiden la unión en función de objetivos nacionales permanentes; un fanático o extremista sólo contribuye con sus actitudes a ensombrecer el camino a transitar por una colectividad y termina siendo fuente de exterminio. La Historia recoge, como testimonios imborrables, los crímenes de fanáticos como Hitler y Stalin que no pueden ser aceptados por quienes somos sinceramente democráticos, son acciones que no pueden justificarse cualquiera sea la causa o pretexto para haberlo hecho, la última invasión norteamericana a Irak dispuesta por un Presidente de limitada inteligencia y de reprochable extremismo como el caso de George W. Bush, mancha con su actitud la lucha que por la libertad realizaron los grandes patriotas norteamericanos entre los que hay que incluir a George Washington y Abraham Lincoln, el uno precursor de la independencia y el otro pionero en la abolición de la esclavitud.
Un patriota es fundamentalmente un ciudadano que ama a su patria y para amarla hay que comenzar por ser un buen ciudadano, respetuoso de derechos ajenos y cumplidor de sus responsabilidades sociales, no puede ser un patriota quien cree que sólo tiene derechos y no tiene obligaciones, un patriota es aquel que entiende que en la vida el único derecho inalienable de una persona es el cumplimiento de sus deberes, un patriota es aquel quien es capaz de entregar en beneficio de todos mucho más de lo que recibe, es aquel que lucha permanentemente y sin claudicaciones ni treguas porque florezcan la libertad, la igualdad, la justicia, la armonía social, la felicidad de todos, la moral como sustento insustituible de una conducta respetuosa del interés social, son los que construyen puentes de unión entre personas y no los que buscan abrir abismos entre habitantes de un mismo país o de una misma institución, son los que creen que la patria es una sola y que no pueden haber diferencias insuperables entre quienes habitan un mismo territorio porque estiman que la patria está primero que todo, son los que construyen la felicidad de muchos mientras otros se empeñan en buscar como favorecerse de la acción ajena, por eso Alfaro conocedor de las contradicciones que nos presenta la vida, lo señalaba con toda puntualidad: "los redentores terminan siendo los que los mártires siembran con su sacrificio", cuantos no cosechan y se benefician del trabajo ajeno y convierten en realidad aquella sabia expresión que nos hace notar que existen quienes se adhieren y practican esa tesis convirtiendo en una verdad aquel refrán popular que dice: "el vivo vive del tonto y el tonto de su trabajo"; un patriota en definitiva no es aquel que vive pidiendo sino aquel que vive preocupado por dar generosamente todo lo que puede para satisfacción y disfrute de muchos.
Alfaro en la hondura de sus concepciones de líder auténtico conocía muy bien que los pueblos y naciones deben tener símbolos que honrar, por eso quiso que el país tuviera un Himno, una Bandera y un Escudo que fueran representativos de nuestra idiosincrasia, de nuestros ancestros, de nuestras fortalezas como país, de nuestra realidad geográfica, de nuestra identidad como nación, por eso se preocupó de los Símbolos Patrios, por ello renovó el Escudo que busca simbolizar la unión de la patria, de sus regiones, que destaca nuestras inmensas riquezas naturales, una Bandera que se mantiene con los colores de la Gran Colombia de la que nacimos como país, la misma que se la singulariza con la incorporación de nuestro Escudo; Alfaro sabía del valor de los símbolos patrios y por ello se preocupó en su Gobierno de ellos.


Alfaro estadista
Max Weber diferenciaba a los gobernantes comunes y corrientes con los estadistas en una acertada frase "los gobernantes políticos trabajan pensando en las próximas elecciones, un estadista piensa en las próximas generaciones", el uno busca cómo agradar a los que lo rodean, a sus parientes, a sus amigos y partidarios, el otro busca defender el interés general sin mirar a persona alguna; el uno dice y hace lo que le conviene, el otro hace lo que debe y defiende la verdad aun en contra de incomprensiones; el político busca sus conveniencias personales, el otro defiende sus convicciones y el interés de los demás; al uno le interesa el adulo, al otro le interesa no defraudar su conciencia e ideales; el uno vive de apariencias, el otro prefiere vivir de realidades; el político es insincero y busca aparentar, el estadista es auténtico y dice lo que siente y piensa; al político le interesa conseguir poder cualquiera sea el medio que utilice, el estadista no abandona jamás sus principios aunque con ello sacrifique posibilidades de captar posiciones.
Normalmente un estadista es previsivo y visionario, no le es difícil intuir apropiadamente lo venidero, el político se preocupa de cómo superar escollos circunstanciales, aunque ello le signifique incumplir promesas e incluso afectar su propia dignidad; un estadista no cambia sus opiniones para obtener provecho de ello, el gobernante político es capaz de cambiar de opinión para obtener un determinado propósito; al estadista le preocupa lo que anhela la sociedad, el gobernante político defiende lo que lo beneficia a él y su grupo; el estadista tiene en sus acciones el respaldo de una doctrina o un ideal que no le permite desviarse en la ruta de su vida, el político sólo conoce de conciliábulos que lo favorecen; el estadista antepone valores a cualquier beneficio si eso afecta su conducta, el gobernante político prefiere y utiliza maniobras artificiosas para lograr lo que se propone.
Lo hemos sostenido un líder nace y se hace, es producto de varios factores que incluyen el tener un coeficiente de inteligencia por encima de lo normal, el maestro Unamuno, Rector de la célebre Universidad de Salamanca, lo sostenía: "lo que natura no da, Salamanca no enseña", existen inteligencias desperdiciadas que no se cultivan, Alfaro cultivó su mente con esmero y dedicación, eso le permitió adquirir un universo de conocimientos amplísimos. El estadista necesita no sólo conocer una determinada área de las actividades humanas sino requiere tener conocimientos de todas las variables que inciden en la vida de una sociedad, de lo contrario puede ser víctima de engaños o aprovechamientos que perjudiquen a la sociedad y lo puedan perjudicar incluso personalmente; no tiene lagunas, allí está la diferencia del estadista con otros dirigentes de una sociedad, un buen político es ducho en maniobras de ese tipo, un buen militar sabe de su misión, un buen profesional conoce los secretos de su profesión, un artesano es hábil en su oficio, un estadista entiende a cabalidad causas y efectos de la compleja gama de factores políticos, sociales, económicos, administrativos, etc., que influyen con el rumbo de un país. Alfaro conocía la vida en todas sus facetas, eso le permitió ser un gran gobernante, un estadista que construyó la vía a recorrer por el país el siglo XX, fue el constructor del alma nacional del siglo XX, por eso afirmamos sin Alfaro el Ecuador hubiese tenido serios problemas de subsistencia en el siglo pasado, su mente era privilegiada y dominaba el escenario internacional y nacional, como un buen artista domina el escenario donde actúa.
Un estadista no pierde de vista en ningún momento o circunstancia los grandes objetivos del país en su conjunto, conoce a cabalidad la forma en que opera o debe operar la sociedad jurídicamente organizada a través de instituciones que son permanentes, mientras las personas que la dirigen o gobiernan son transitorias; al dirigente político sólo le interesa las ventajas o provecho que puede obtener en un determinado momento, aunque aquello tenga luego consecuencias desfavorables para la sociedad; el estadista como buen dirigente advierte los efectos de una determinada medida o actitud, sabe de la ética de la responsabilidad, tiene olfato para "mirar un poco más allá de las narices" como reza el dicho popular; el estadista termina por hacer mucho bien a todos, el mal político generalmente termina por perjudicar a muchos.


Alfaro y la gesta de Chone
La Historia del Ecuador ha recogido el 5 de Junio como la fecha recordatoria del triunfo de la Revolución Liberal que capitaneó Alfaro, sin embargo en homenaje a la realidad de los hechos, Alfaro llega al poder en base a la proclama de Chone del 5 de Mayo de 1895, cuya Asamblea de ilustres ciudadanos resuelven desconocer el gobierno que existía en aquella época de Luis Cordero y proclama a Alfaro como Jefe Supremo de la República.
Producida esta proclama de Chone los partidarios de Alfaro salen de esa ciudad y viajan hacia otras provincias como Los Ríos, Bolívar, El Oro, hasta llegar a Guayaquil y participar en la Asamblea reunida para estos efectos el 5 de Junio de 1895, la presencia de esas huestes alfaristas venidas de Manabí influyen decisoriamente para que Guayaquil proclame como Jefe Supremo de la República a Eloy Alfaro y es llamado desde Centro América donde se encontraba, para que asuma el mando de la República, en otras palabras sin el 5 de Mayo de Chone no hubiese existido el 5 de Junio en Guayaquil, esa la inmensa trascendencia del pronunciamiento ciudadano de Chone respaldado inicialmente por todo Manabí y Esmeraldas y luego por todo Ecuador.
Lo antes afirmado tiene como sustento el hecho real de que es en las provincias de Manabí y Esmeraldas donde se gesta la lucha de Alfaro, ese fue su campo de batalla; basta recordar que la primera acción revolucionaria de Alfaro deteniendo al Gobernador de Manabí en 1864, se produce en Colorado-Montecristi, para evitar el apresamiento o asesinato de ciudadanos que no comulgaban con las políticas del Gobierno de turno, la recordada Batalla de Balsamaragua que se produce en Jaramijó en 1884, "el Combate de Los Amarillos" que tiene lugar cerca de Tosagua el primero de Mayo de 1895, es decir no queda duda que sin la insurgencia de Manabí y Esmeraldas y sin la proclama de Chone, no se hubiese producido el triunfo de la alfarada, aquello nos engrandece a manabitas y esmeraldeños en ese tiempo integrados en una sola región, todo lo cual se traduce en definitiva en un importante aporte cívico que Manabí entregó a la patria.
Nota del Autor: He sido por ancestro desde mi bisabuelo paterno, mis abuelos paternos y maternos, mis padres y por convicción personal, un partidario de las ideas liberales radicales de Alfaro, de su conducta ciudadana, un admirador de su talla de líder excepcional y de la extraordinaria obra que realizó en beneficio de la patria, demostrando en todo momento y circunstancia ser un hombre de honor y de alma generosa.


*Este ensayo se publicó en noviembre del 2006.

La reforma política en el Ecuador





Es incuestionable, el Ecuador viene padeciendo una crisis de todo orden que se ha ido ahondando progresivamente y que tiene como causas objetivas y visibles: una cada vez más acentuada pérdida de valores que incide en la moral social, una crisis política que se refleja en la notoria inestabilidad política y en el resquebrajamiento de entidades públicas o de servicio público, una carencia de representatividad de sus dirigentes, con la consiguiente pérdida del principio de autoridad, a lo que se agrega una creciente crisis administrativa convertida en un virtual colapso del modelo de administración centralizada y altamente burocratizada del Estado, que lo vuelve incapaz de atender el cúmulo de problemas acumulados en los últimos años y que genera quejas, paralizaciones y reclamos, de las más diversas índoles y desde las diferentes localidades o regiones del país, todo esto influye directamente en la repetida “crisis de gobernabilidad”. En definitiva, existe un conjunto de situaciones interrelacionadas, que conspiran contra el desarrollo del país y el derecho a un mayor bienestar de sus habitantes, obligando a que la búsqueda de soluciones tenga que ser enfrentada con acciones que no busquen salidas transitorias, “parches” o parciales, sino que se vuelve inaplazable enfrentar la crisis en su conjunto, mediante la aplicación de medidas para superarla que tienen que ser de distinto orden, pues no se pueden descuidar, ni excluir, a ninguna de las aristas del problema. No obrar de esta manera es simplemente, como hasta ahora se lo ha hecho, dilatar soluciones y profundizar más los problemas existentes, “maquillando” arreglos de corto alcance que lejos de ayudar a superar la crisis sólo la disimulan y lo que es más grave, la agrandan.

Ausencia de un proyecto de país
Es innegable que el país carece de un proyecto, lo cual repercute en una falta de unidad en función de objetivos nacionales, que deben fijarse rebasando visiones de grupos, movimientos u organizaciones de matices e intereses heterogéneos, que analizan los problemas nacionales mirando únicamente el entorno de sus actividades, relegado un análisis del acerbo de factores que inciden en el deterioro de la situación que sufre el país, provocando una falta de consensos mínimos y dando paso a una elevada dosis de controversias de carácter político, social, económico y administrativo. Es decir, el país se asemeja a un “gran espejo roto” donde cada grupo, movimiento u organización, mira únicamente la parte del espejo (grande o pequeño) que tiene frente a él, sin mirar la conveniencia de unir todas las partes y formar el gran espejo nacional, que no beneficie sólo a un sector sino a todos o al menos a los más amplios sectores poblacionales.
En este ambiente sombrío se vuelve un imperativo la necesidad de un pacto social, que la sociedad debe entender y al que sin excusas debe cooperar, si no se desea que la crisis se profundice más y sigamos colaborando por acción u omisión a deteriorar las condiciones de vida, y con ello estimular a que los ecuatorianos no encuentren otra alternativa que emigrar, porque encuentran invivible al país. Esto, si no nos conmueve al menos debe invitarnos a reflexionar: si tenemos un mínimo afecto por la patria, es un deber ineludible de todo ciudadano poseer una elemental dosis de conciencia cívica.

Elevada conflictividad social y política
La falta de consensos mínimos, antes referidos, sólo pueden ser enfrentados a partir de diálogos francos y sucesivos que identifiquen y concierten proyectos de interés nacional; no hacerlo, origina que se produzcan en Ecuador altos niveles de conflictividad política y social con una cultura de quejas, reclamos y exageradas expresiones de criticismo negativo, que en nada contribuyen a disminuir la crisis de institucionalidad democrática e impiden construir la esperanza de un mejor mañana que eleve la autoestima ciudadana y disminuya humanamente el riesgo país, el mismo que no puede ser medido por frías cifras macroeconómicas, sino por acciones y actitudes que renueven la confianza y credibilidad.
Lamentablemente el país al carecer de un rumbo definido que motive y levante el ánimo ciudadano, en la ilusión de alcanzar metas de beneficio común, genera un ambiente de confusión, de falta de credibilidad, de desconcierto, de desengaños, de baja autoestima, de desalientos (no de conformismo), y que lamentablemente los sucesivos gobiernos, sobre todo los de los últimos diez años, han estado muy lejos de responder a sus más sentidos anhelos, produciéndose un agrietamiento en la propia organización del Estado, donde cada entidad o funcionario defiende su parcela de poder, sumado a la ausencia de objetivos nacionales de interés común de mediano y largo plazo y la carencia de un liderazgo firme y convincente, abren la posibilidad de que ante la desesperación nacional por encontrar un gobernante que responda lealmente a las aspiraciones de los habitantes del país, aparezcan líderes improvisados; o dicho de otra manera, se promocionen dirigentes que sin ningún mérito, conocimiento suficiente, ni antecedente, que les permitan a los ciudadanos un acertado juzgamiento de su propuesta, hayan ocupado, ocupen o pretendan ocupar altas funciones, contribuyendo con su desmesurada ambición al agravamiento de la severa crisis nacional.
Lo antes afirmado posibilita incluso que existan personajes de baja estatura moral y cívica, que piensen que “comprar” la presidencia de la república es una posibilidad real y factible, a esa dura realidad nacional habría que agregar: los ecuatorianos hemos deformado nuestra conducta como ciudadanos y pensamos que somos titulares de toda clase de derechos pero que no somos sujetos de obligaciones.

Sistema de concertación nacional
“El Gobierno escucha”

En este contexto, expuesto de manera resumida, se ofreció la posibilidad de que la ciudadanía opine de manera espontánea a través del programa establecido por la vicepresidencia de la república y el CONAM, bajo la sugestiva propuesta de “Sistema de Concertación Ciudadana” y al amparo del lema “El Gobierno escucha”, permitió sin mayores esfuerzos determinar la angustia y el deseo ciudadanos, de que se corrijan situaciones que repugnan a la conciencia de la gran mayoría, que perciben de manera generalizada y coincidente, que quienes ejercen altos cargos o funciones públicas, realizan un abusivo y deshonesto ejercicio del poder político. Aquello explica el multiplicado reproche a la actividad política, que bien entendida, es una actividad de servicio, aunque quienes la ejercen actualmente, en un buen porcentaje, la toman como medio de enriquecimiento, por eso se observa a muchos “nuevos ricos” salidos de la nada, engendrando a su vez una creciente pobreza en muchísimos ecuatorianos, de tal manera que no hay que perderse en el análisis, la pobreza que sufre el país y que tiene como origen y causa, la pillería de quienes se han enriquecido y enriquecen a costa de la pobreza y dolor de un pueblo afectado en su derecho a un mayor bienestar. Lo antes afirmado provoca a manera de ejemplo, el amplio cuestionamiento al excesivo número de legisladores y asesores, los viajes al exterior de funcionarios de todo rango sin justificación, lo cual es percibido como un uso indebido de recursos públicos y una incorrecta utilización del poder político, por ello, con insistencia lo que más se propone es que se disminuya el número de legisladores, se limite el número de asesores en el congreso que tienen los diputados, se controlen o eliminen los viajes al exterior. En definitiva, existe una apreciación mayoritaria de un congreso que no cumple con sus funciones y de diputados (según las opiniones recibidas) que están muy lejos de ser legisladores preocupados por dictar leyes que favorezcan al país, o de realizar labores de control y fiscalización de la gestión del gobierno, que es lo que les compete, para convertirse en simples tramitadores de cargos públicos y recursos, o en traficantes de la consecución de dinero para “obras” que a ellos les interesa, porque reciben algún tipo de coima por “su intervención” en la aprobación de asignaciones presupuestarias. En síntesis existe una mayoría de ciudadanos honestos y trabajadores que se sienten engañados, porque les están mal usando su dinero, porque se les miente cínicamente, ante lo cual sólo atinan a sentir ira e impotencia, de no poder hacer nada para que no campee la impunidad y el descarado e inmoral aprovechamiento de unos pocos en perjuicio de una mayoría que debe trabajar duramente aquí, o tener el inmenso dolor de dejar su patria para poder supervivir en otro país, pues al suyo lo encuentran invivible y aquello es muy triste.

La opinión de analistas nacionales e internacionales
Sin lugar a dudas el aporte profesional, experimentado y desvinculado a situaciones coyunturales o a intereses particulares, hacen que las opiniones de calificados analistas nacionales e internacionales sean altamente provechosas, para que se pueda pensar optimistamente que las sugerencias entregadas al CONAM y por su intermedio al Presidente de la República, a quien compete en último término decidir lo que estime pertinente, constituye un aporte provechoso y útil a los afanes de mejoramiento de la institucionalidad democrática y el bienestar de los ecuatorianos al que aspira el Gobierno Nacional, con la innegable preocupación porque su propuesta de reforma política tenga resultados satisfactorios y recoja realmente lo que los ecuatorianos sienten y desean, por ello este análisis no se aparta de las sugerencias u opiniones ciudadanas que ventajosamente son abundantes y bastante uniformes, permitiéndonos la posibilidad de acertar en las afirmaciones o criterios. Análisis realizado con objetividad, pues carece de todo sentido, el que se pretenda dar opiniones en base de creencias o subjetividades, que están bien como opinión personal pero no como contribución a orientar y encauzar lo que el país piensa, le conviene y anhela se realice.
En efecto los criterios especializados de asesores ecuatorianos, que sí los hay, unidos a la de expertos internacionales, hacen sentir la seguridad que las posibilidades de ser certeros en la propuesta de reformas políticas y/o constitucionales no son distantes, que se puedan constituir si son hechas de manera oportuna y con el contenido requerido, si se identifica el sustento racional y doctrinario de lo que deberían resumir probables preguntas de una Consulta Popular, que es el mecanismo más apropiado para en las actuales circunstancias aspirar a reformas que tengan alguna trascendencia, que colmen en alguna medida, los afanes de quienes todavía creen que Ecuador sí tiene posibilidades de resucitar como país náufrago en el pleamar de la modernidad, de un irrefrenable desarrollo tecnológico y los todavía indefinidos paradigmas del siglo XXI.

Asamblea Constituyente una incógnita
Tanto por las actuales circunstancias, como en razón de los antecedentes y experiencias que históricamente ha tenido el país, que ha producido 19 constituciones a través de igual número de Asambleas Constituyentes (o Constitucionales, que en la práctica es lo mismo) demuestran que convocar una asamblea para que reforme con toda liberalidad la constitución, sólo produciría enmiendas sin ningún respaldo doctrinario y criterio homogéneo de algunas disposiciones constitucionales que a los asambleístas se les ocurra plantear o revisar, con lo cual no se obtendría ningún tipo de reforma política estructural que es lo que el país aspira. En la práctica se darían reformas que el país no necesita y las que se necesitan a lo mejor no. Es necesario recordar y precisar, que si hubo constituciones con alguna perdurabilidad en el tiempo, fueron aquellas que tenían en su texto un respaldo ideológico consistente como los casos: de la Constitución de 1906, expedida durante el segundo gobierno del General Eloy Alfaro, que sin duda tenía una clara orientación ideológica de carácter liberal radical. La que se expidió en 1929 como consecuencia de la Revolución Juliana del año 1925, cuyo contenido privilegió regular el rol que en materia de control y/o intervención correspondía al Estado. La de 1945 que se expide como consecuencia de una insurgencia popular de inclinación socialista a partir del triunfo de la Revolución del 28 de Mayo de 1944. La de 1946 que se inspira en la conveniencia de fortalecer el régimen presidencialista, en la que creía el cinco veces ex Presidente Dr. José María Velasco Ibarra. Y la de 1978 que, concebida y redactada con el aporte de juristas y líderes sociales de amplios sectores de la sociedad civil y política, al margen de intereses políticos partidistas o intereses de sectores económicos, fue aprobada mediante referéndum o consulta popular. Hoy es oportuno resaltar que muchas de sus disposiciones, que han sido innecesariamente revisadas en estos últimos 27 años, se pide sean reincorporados al texto constitucional. En el siglo decimonónico deben recordarse: la Constitución de 1845, de corte civilista que derogaba la de influencia militarista del régimen de Juan José Flores; finalmente, la Constitución de 1861 con notorio fundamentalismo religioso. Una y otra sin duda tuvieron algún sustento doctrinario en su declaración de principios que les dio duración en la vida republicana del país.
Las restantes constituciones, incluyendo las actuales reformas hechas a la de 1978, han recogido diversa gama de opiniones o criterios del pensamiento político ecuatoriano, lo que ha determinado que se conviertan en remiendos desarticulados y a veces incoherentes de disposiciones constitucionales, que siendo heterogéneas y producto de los más variados aportes y criterios, han buscado ser novedosas y terminado en verdaderos ensayos que incorporan instituciones o normas que causan más daño que beneficio a lo que debe ser una constitución, que como Ley Fundamental del Estado debe procurar ser poco reglamentaria y tener una vigencia permanente, sin que ello excluya, que en el transcurso del tiempo deban irse remozando instituciones y/o disposiciones para acoplarlas a los procesos evolutivos que normalmente experimentan el país y el mundo.
Por lo antes expresado la convocatoria a una Asamblea Constituyente, en las actuales circunstancias, genera la duda ciudadana: reprisar la actual situación política ecuatoriana, que es, como se lo expresa anteriormente, de marcada fragmentación con intereses muy disímiles o facciosos. Por ello, una nueva Constituyente no representaría otra cosa que una especie de fotocopia del actual Congreso Nacional en su composición y en sus debilidades, con escasas posibilidades de fortalezas.
En resumen convocar una Asamblea Constituyente o Constitucional es proceder contrariando una de las más acentuadas sugerencias ciudadanas de reformar previa y radicalmente el actual estatuto electoral vigente en el país.
En todo caso, dejo constancia que no debería descartarse políticamente la posibilidad de una convocatoria, siempre que tenga plenos poderes que le permitan reestructurar el Estado y que haciendo un paréntesis político pueda, con algún civismo, si todavía le queda al Ecuador, realizar los cambios que el país anhela y lo ubique en condiciones de mejores perspectivas de construir un estado moderno para el siglo XXI.
En esa eventualidad sería conveniente una composición en la que al menos, una tercera parte de sus miembros sean elegidos por la sociedad civil organizada y el resto por elección popular, que incluya uno por cada provincia y uno más por cada quinientos mil habitantes o fracción de trescientos mil habitantes. En votaciones individuales y distritales, donde prevalezca la mayor selectividad posible. Con esa composición, al menos se evitaría la duplicación de asambleas que sólo sean una reproducción de la situación imperante, en un país que desgraciadamente nació y vive con la fatídica frase “último día del despotismo y primero de lo mismo”.
Debo añadir que para esta eventualidad, la convocatoria a una Asamblea Constituyente debe tener como causa inmediata el hecho real de que el Congreso Nacional no pretenda realizar las reformas constitucionales por su propia cuenta y riesgo, lo cual de hecho produciría un franco rechazo ciudadano y debilitaría la esperanza de cambio que el país anhela.
Finalmente, debo dejar precisado que la convocatoria a una Asamblea Constituyente sí es un hecho de trascendental importancia para el país y por tanto la posibilidad de su convocatoria, si es procedente, sea consultada por el Presidente de la República en base a lo dispuesto en el artículo 104 inciso 2do de la Constitución en vigencia.

Congreso Nacional una vía no aconsejable para reformas
Si se piensa en una reforma o cambio estructural de carácter institucional y político; y si es innegable que el Congreso Nacional, justificada o injustificadamente, tiene un altísimo cuestionamiento de amplios sectores de ecuatorianos y en consecuencia goza de muy poca confianza de la opinión ciudadana. El simple hecho de que las reformas sean propuestas por dicho Organismo generaría una falta de apoyo o duda de las mismas. Por ello consideramos que una reforma producida por el Congreso no es una vía aconsejable, dejando a salvo la posibilidad de que sea hecha recogiendo las sugerencias ciudadanas debida y lealmente recogidas o interpretadas por el actual Gobierno Nacional, a través del CONAM y la Vicepresidencia de la República. Por lo antes señalado habría que concluir que una reforma hecha por el Congreso Nacional no representa una opción válida o una alternativa pertinente en la búsqueda de mecanismos de cambio estructural que procuren superar la actual crisis que vive el país.

La Consulta Popular como alternativa
Dentro del actual escenario político y democrático que vive el Ecuador, no existe un mejor mecanismo que avanzar firmemente en la tesis de convocar una Consulta Popular, sea por la vía de plantear al Congreso Nacional reformas puntuales a la constitución, para que este Organismo las declare urgente según lo previsto en el Art. 283 en actual vigencia, o por la vía prevista en el Art. 104 en cuyo inciso 2º faculta al Presidente de la República: convocar una consulta directamente a través del Tribunal Supremo Electoral, en temas que los considere de trascendental importancia para el país.
Una y otra tesis tienen que pasar por un filtro de carácter eminentemente político, ya que tanto el Congreso Nacional como el Tribunal Supremo Electoral tienen una innegable influencia de ese carácter, pero aún con esos escollos que son normales en un régimen democrático, esta tesis permitirá al actual Gobierno Nacional cumplir con una aspiración ciudadana y al mismo tiempo dejar fijada una posición clara frente al país, de cuál es su pensamiento y cuáles son sus deseos como Poder Ejecutivo.
No se ignora que existe en la convocatoria a una Consulta Popular, el riesgo de que se inicie una campaña por parte de los partidos o dirigentes políticos, resistiéndose a ceder o conceder aunque sea parte de sus actuales canonjías de manejo del poder. El que traten de vincular la propuesta a una tesis del gobierno, conociendo la indiscutible debilidad política del actual Poder Ejecutivo, buscando a través de una campaña confundir al ciudadano, haciéndolo pensar que votar a favor de la consulta es votar a favor del gobierno de turno y votar en contra es votar contra la actual situación que vive el país, no es del agrado y aceptación de la gran mayoría de ciudadanos (as). Frente a esa situación, el gobierno debe plantear la consulta realizando un cuidadoso recogimiento y síntesis de las sugerencias nacidas de la ciudadanía a través del programa impulsado por la Vicepresidencia de la República y el CONAM: “El Gobierno Escucha”. Paralelamente armar, estratégicamente, una campaña comunicacional con un lenguaje simple y directo que haga comprender a la ciudadanía los verdaderos propósitos y alcance de la consulta.
Por lo antes expuesto, resulta importante que las preguntas ha formularse, sean las más diáfanas y concretas posibles, que sean explícitas, pero al mismo tiempo cortas y comprensibles a todos, ello permitirá que al menos sean debidamente entendidos: el objetivo e intenciones del actual Presidente de la República.

Crisis de los partidos políticos
Es una verdad irrefutable que los partidos políticos en el Ecuador han dejado de ser verdaderas organizaciones que reúnen o agrupan a su militancia, en función de tesis o doctrinas de orden político, con el objetivo de captar el poder y aplicarlo en el ejercicio del mismo. Ni siquiera existe un estatuto que garantice a los afiliados el saber cuál es el camino que corresponde transitar al partido; o que estipule hasta dónde llegan sus deberes y derechos como afiliado. Reduciéndose en consecuencia la afiliación a un partido político, a conveniencias del afiliado y de los directivos del mismo, que en un momento dado piensan que un ciudadano puede serle útil a las pretensiones electorales del partido, pues hay que admitir que desgraciadamente la democracia en Ecuador, dejó de ser representativa o participativa, convirtiéndose en una democracia meramente electoralista, donde todos actúan haciendo abstracción de lo que conviene a las tesis del partido o país. Son más bien todos los esfuerzos, recursos y estrategias dirigidos a buscar: qué es lo que conviene en el próximo proceso electoral, es decir partidos políticos que con muy pocas diferencias en su forma de actuar, apelan al populismo y a la demagogia, viven en permanentes campañas electorales y actúan pensando en las próximas elecciones, por ello recurren a la promesa u oferta fácil, a la mentira, escenario en el cual cohabitan impunemente la corrupción y el engaño, esa es la triste realidad nacional.
Se vuelve necesario destacar que desafortunadamente los partidos han derivado, en el mejor de los casos, en agrupaciones unipersonalmente dirigidas y en otros casos, en feudos manejados y dirigidos por sus dueños de acuerdo a sus intereses, situación que está muy lejos de ser democrática. No se puede soslayar que los partidos políticos deben ser por esencia y naturaleza canales de comunicación entre las diferentes vertientes del pensamiento ciudadano y la organización social del país como república.
La situación relatada también contribuye a que se acentúe un sentimiento de tipo regional que vuelve a los partidos fuertes en una localidad o región del país, pero débiles en otra localidad o región. El elector sigue más al dirigente a quien conoce de cerca y mejor por ser de la misma localidad, antes que a las tesis de un partido y a su comportamiento dentro de la vida política nacional.
Frente a la realidad expuesta, se convierte en un imperativo reactivar la disposición que existía en la Constitución de 1978, precisando que el partido político que sin alianza alguna en elecciones pluripersonales no obtuviere al menos un 5% del total de votantes a nivel nacional, será automáticamente eliminado del Registro de Partidos que constan reconocidos en el Tribunal Supremo Electoral, estableciendo igual porcentaje, pero en este caso de empadronados, para que se pueda crear un nuevo partido o movimiento político.
Si bien es verdad, considero conveniente se establezca que los partidos políticos que actualmente están reconocidos, deban revisar o reformar sus estatutos en el plazo de seis meses para que los actualicen en razón de las reformas a plantearse, no creo sea lo más aconsejable someterlos a una reinscripción con el apoyo del 5% del total de electores.
Tampoco considero necesario que en la reforma a proponerse, se incluyan regulaciones para que las decisiones internas de los partidos políticos puedan ser objeto de análisis de organismos externos extraños al partido, debe admitirse que el origen de la afiliación de sus militantes es producto del derecho de libre asociación garantizado en la Constitución. Es suficiente exigir para su registro una declaración de principios ideológicos y un estatuto que regule su vida interna, cuyo incumplimiento a la normatividad partidista podría ser materia de observación por parte del Tribunal Supremo Electoral con sanciones como multas e incluso suspensión por un determinado tiempo de sus actividades.
Finalmente creo es el momento de terminar con la subvención del Estado a los partidos políticos, ella crea discrímenes y desigualdades. Se debe colocar franjas de publicidad en los medios de comunicación social en condiciones igualitarias para todas las agrupaciones políticas y/o candidaturas, para de esa manera al menos atenuar el efecto del uso del dinero en resultados electorales, debiendo también alternativamente, descalificarse al candidato que exceda el gasto electoral, gasto que debe mantenerse regulado pero en cifras compatibles con la realidad de la economía nacional.

Congreso Nacional
No hay dudas de que la ciudadanía cuestiona al Congreso Nacional. Está percibido como el epicentro de las más tangibles expresiones de la corrupción imperante en el país. A ese juicio de valor sin duda han contribuido una serie de actos y actitudes que la ciudadanía reprocha y repugna, entre ellos: la expedición de leyes para favorecer intereses de grupos o personas, las acrobáticas alianzas de agrupaciones políticas aparentemente enfrentadas y de posturas diversas que no han vacilado en realizar pactos o uniones para usufructuar sin escrúpulos del poder político, los llamados “cambios de camiseta”, implican que un legislador elegido con el patrocinio de un partido político aparece aliado con adversarios; o se vincula fácilmente con el gobierno de turno para obtener favores, la nula o casi nula demostración de resultados de una labor de beneficio para el país, los escándalos, peleas o enfrentamientos, acontecidos en el recinto legislativo, el hecho de que algunos legisladores dediquen su gestión a tramitar recursos del Estado para obras o adquisiciones en los que tienen interés personal, el abuso en la fijación de dietas o retribuciones económicas, la desmesurada, injustificada y costosa contratación de asesores amigos pero sin conocimientos para serlo, la ninguna limitación para realizar viajes o paseos innecesarios al exterior. Han dado lugar a una negativa imagen y eso se lo encuentra reiteradamente señalado en la opinión recogida de los ecuatorianos que han remitido su criterio a través del programa “El Gobierno Escucha” en la cual el Congreso es el más criticado y al que más reformas se solicita se le hagan.
Consecuentemente se hace necesario establecer normas que objetivamente regulen la actividad del Congreso Nacional y entre ellas es conveniente se establezcan periodos de sesiones bianuales de sesenta días cada uno, que comiencen cada año, el 15 de enero el uno, y el 10 de agosto el otro. El resto del tiempo trabajarían las comisiones de codificación o legislación, de fiscalización, de asuntos económicos y fiscales, de asuntos sociales, de asuntos internacionales. Debe quedar establecido que los asesores que contrate el Congreso Nacional no pueden ser nombrados individualmente por cada legislador sino con criterio institucional, lo que no excluiría que los bloques legislativos contraten por su cuenta asesores, sin perjuicio de que exista el suficiente personal administrativo de apoyo que deben tener. De otra parte comparto la sugerencia de que es conveniente establecer un doble sistema de elecciones de legisladores: los unos de carácter nacional elegidos por partidos o agrupaciones políticas en un porcentaje de la tercera parte de la composición total del Congreso, y las dos terceras partes restantes por diputados provinciales elegidos por distritos que se establecerán zonificando por factores naturales al país, lo cual permitirá que se elija un legislador por cada provincia y en las provincias que tengan más de doscientos mil habitantes, se elegirá uno por cada doscientos mil o fracción de cien mil habitantes.
Los legisladores serán elegidos en la primera vuelta electoral, lo cual evita se regule con dedicatoria la distribución de escaños. Este mecanismo tiene la ventaja que al ser electos en esa vuelta, favorezca una representación de las diversas agrupaciones existentes en el país, lo que implica contar con una necesaria representación de las minorías, debiendo agregar que se vuelva al sistema de distribución de puestos del doble cuociente (eliminador y distribuidor) que ha sido el tradicional en el país y que fue aplicado en 1979 sin reparo alguno.
Resulta igualmente conveniente se prohíba la reelección de quienes en el pasado hayan participado con el auspicio o patrocinio de dos o más partidos o agrupaciones políticas en elecciones pluripersonales, lo cual evitaría este irrespetuoso y censurable cambio de partidos o de “camisetas” que se lo utiliza como cambiarse de equipos en el área deportiva, actitudes que tanto daño le han hecho a la moral política y a la democracia.
Lo que no puede ser descartado, sin que aquello se lo considere ni urgente ni indispensable, es analizar detenidamente la posibilidad de que pueda restablecerse el Senado como Cámara Revisora en el Parlamento; y en la eventualidad de que aquello se lo haga debería integrarse con 12 legisladores elegidos por sectores organizados de la Sociedad Civil (en la forma que lo sugiere la Comisión Jurídica del CONESUP cuya propuesta anexo) y los elegidos mediante votación nacional a los que antes hago referencia.

Del Presidente de la República
Ecuador tiene perfectamente definido un sistema de gobierno presidencialista, con normas constitucionales que posibilitan un ejercicio del poder y las suficientes facultades y atribuciones por parte del Jefe de Estado.
Los problemas del ejercicio de la Presidencia de la República no están dados por falta de disposiciones legales; sino más bien, por excesos o por acciones equivocadas de los gobernantes, lo que ha provocado en los últimos ocho años la cesación en el cargo de tres presidentes. Uno, a quien se consideró que en el ejercicio de la más alta magistratura del país tuvo un comportamiento estridente, que lo colocaba en incapacidad de ejercer la Presidencia de la República. Otro, un presidente cesado por el Congreso Nacional por abandono del cargo, en razón de un incontenible oleaje de protestas que se originaron como consecuencia de una grotesca violación a la Constitución del Presidente de la República, que unido a grupos parlamentarios se repartieron sin el más mínimo pudor y respaldo constitucional el Poder Judicial, el Tribunal Constitucional y el Tribunal Supremo Electoral. Y el tercer caso, de un presidente destituido por un típico golpe de estado de un coronel del ejército que usando el uniforme y armas del estado se tomó por la fuerza el Congreso Nacional, utilizando como bandera de lucha el combate a la corrupción, lo cual trajo como consecuencia una ascensión forzada al poder de un Vicepresidente de la República que se posesionó de la Presidencia en el Ministerio de Defensa Nacional; es decir, en los tres casos que acontecieron en la última década, lo que ha existido son actitudes presidenciales que no respondieron a un cabal cumplimiento de las funciones que corresponden a la alta investidura de un Jefe de Estado y en ningún caso a una falencia o falta de una legislación adecuada.
Comparto el criterio: que es necesario frenar las excesivas confrontaciones o la denominada “pugna de poderes” que han existido sucesivamente entre el Congreso Nacional y el Presidente de la República, para ello es conveniente instrumentar mediante normas constitucionales expresas sugerencias anteriores de un parlamento elegido de una manera tal, que el presidente en funciones, cuente con algún apoyo parlamentario y evite excesos de controversias; y por otro lado, establecer que en la elección en una segunda vuelta electoral, el Presidente de la República sea elegido entre los candidatos que representen al menos una suma no menor al 50% de votantes, eliminando la disposición que limita a que sean los que obtengan la primera y segunda votación en la primera vuelta electoral, pues aquello podría dar origen y de hecho ya se dio en la última elección, que la misma se decidiera entre dos candidatos que sumadas sus votaciones no representaban ni el 30% de los electores que concurrieron a las urnas en la primera vuelta electoral y que en la segunda vuelta electoral se escoja más en función de conveniencias, apostando al ganador antes que por convicciones o tendencias doctrinarias.
No comparto la sugerencia de que el Presidente de la República designe un Jefe de Gobierno, que asuma responsabilidades políticas y responda por la administración pública, ya que en un régimen presidencial son facultades inherentes al Presidente de la República. Aquello significaría eludir responsabilidades e incluso abdicar de atribuciones por parte del presidente que no puede dejar de responder por sus actos y decisiones. No se puede olvidar que existe un Vicepresidente de la República al cual se le deben confiar funciones que el presidente estime conveniente asignarle, existen Ministros de Estado designados en distintos sectores por el presidente, a quienes se minimizaría en su rol o función en sus respectivas áreas, incluso con esta tesis podría darse el caso de un gobierno bicéfalo que podría convertirse en tricéfalo si el Vicepresidente de la República se pone celoso por esta designación. El presidente tiene suficientes atribuciones para escoger formas de administrar o gobernar el país y como hacerlo es más bien parte del estilo o personalidad del gobernante que decidirá como formar o manejar su equipo de gobierno.
Finalmente pienso, y aquello podría ser objeto de una reforma constitucional que para el evento de una destitución vía enjuiciamiento político o la cesación en el cargo del Presidente de la República, que son las dos posibilidades que constitucionalmente existen, si la decisión del Congreso Nacional no se ajusta estrictamente a la constitución, los actos del sucesor podrían ser declarados nulos por la Corte Suprema de Justicia, si se le devuelve a esta la facultad de declarar la nulidad o inaplicabilidad de leyes, decretos, resoluciones, etc., de organismos o autoridades que los realicen o ejecuten con violación a la normatividad jurídica vigente. La tesis de que se convoque a elecciones en un tiempo perentorio en mi opinión ahondaría más el problema de inestabilidad política, creo que la figura del vicepresidente alcanza el justificativo de su elección para esta eventualidad, aunque hay que recordar también que el vicepresidente es un alto funcionario que contribuye a equilibrar diferencias de orden regional que tiene el país.

Voto de calidad o facultativo
Habría que meditar el que pudiera optarse por una norma legal en la que se establezca la conveniencia de la liberalidad en el ejercicio de los derechos políticos de un ciudadano, estipulando el voto facultativo con el afán de contribuir a que el votante obre de manera espontánea y no obligada, lo cual reconocería una genuina libertad de sufragio y podría mejorar la calidad del voto, aquello haría que el votante interesado en el bien del país asista a sufragar y que en cambio no se persuada u obligue a votantes que forzosamente deben votar en un evento electoral, lo cual de alguna manera no expresaría el verdadero sentir ciudadano, sino que se concurre a las urnas bajo estímulos o instancias que no siempre están acordes con el interés del país e incluso del propio elector. En todo caso estimo que esta reforma debería analizarse más detenidamente pues no tiene la urgencia que otras sí tienen, por lo que podría quedar como recomendación para que el actual o el nuevo Congreso Nacional a elegirse en el año 2006 la discuta y resuelva de la manera más conveniente.
Podría plantearse como complemento a la libertad absoluta de sufragar, la implementación del voto electrónico que pudiera ser utilizado nacional e internacionalmente (ecuatorianos residentes o de tránsito en el exterior), aquello permitiría en el mediano y largo plazo establecer un sistema informático de elecciones, que por una parte facilite el proceso y por otra que a través de internet se pueda acceder a la información sobre una elección que podría frenar intenciones de fraude electoral a través de mecanismos manuales o de manipulación de sistemas informáticos que actualmente manejan los tribunales electorales.

Descentralización y autonomías
Pienso que no existen mayores diferencias de criterios entre los ecuatorianos con respecto a que la reforma más anhelada es la búsqueda de un cambio radical en el modelo de administración política-administrativa del Estado. Es incuestionable que un alto porcentaje de ciudadanos desea se avance en procesos de descentralización administrativa del poder político (no confundir con debilitar el Estado unitario), inclusive cinco provincias (Guayas, Manabí, Los Ríos, El Oro y Sucumbíos) convocaron a consultas populares a sus habitantes que se pronunciaron abrumadoramente a favor de que se adopte un régimen de autonomías en Ecuador, que permita que los cantones y provincias asuman directamente la planificación de su desarrollo y la búsqueda de un mayor bienestar para sus habitantes, para cuyo efecto los gobiernos seccionales autónomos (Municipalidades y Consejos Provinciales) asumirían el control y suministro de la mayoría de servicios públicos, y los residentes de las jurisdicciones cantonales o provinciales serían los llamados a elegir sus propios gobiernos provinciales o cantonales con mayores poderes de decisión. Obviamente se respetaría la actual norma constitucional, que con buen criterio establece que no es descentralizable el fijar políticas económicas, tributarias, de relaciones exteriores y de defensa y seguridad nacional, de tal manera que todo lo demás sería descentralizable, incluyendo la administración de la seguridad interna (policía) para lo cual habría que tener cuidado en no resquebrajar la unidad de criterios en materia de políticas de seguridad ciudadana que serían dictadas por el gobierno central, pero administrativamente pasarían a ser coordinadas en sus acciones por los gobiernos locales.
La propuesta para establecer un régimen de autonomías que contó entre los años 1998 y 2000 con la cooperación protagónica de una Comisión Nacional de Descentralización, Autonomías y Circunscripciones Territoriales y el apoyo técnico decidido y favorable del Consejo Nacional de Modernización-CONAM, llegó incluso a contar con un bien sustentado informe de la Comisión de Asuntos Constitucionales del Congreso Nacional, que acogió favorablemente la redacción completa de un artículo que reformando la constitución viabilizaba legalmente instaurar un régimen de autonomías a través de una Consulta Popular, pues el indicado artículo redactado en el seno de la Comisión de Descentralización y Autonomías fue declarado urgente por el Congreso Nacional, pero el ex Presidente Dr. Gustavo Noboa se abstuvo de convocar la Consulta Popular que debió seguir al indicado pronunciamiento del congreso.
El régimen de autonomías tiene la ventaja de respetar la innegable diversidad étnica, cultural, geográfica y climática del país, posibilita en el fondo la construcción de un Estado Nacional, pues dicho sistema administrativo eliminaría resentimientos y pugnas entre regiones y provincias del país, entre gobiernos centrales y locales. Dinamizaría una más pronta atención de problemas de las diversas localidades o provincias del Ecuador, lo cual estimularía la producción y la circulación de la riqueza; y, a través de robustecer la capacidad de gestión de los gobiernos provinciales, cantonales y/o regionales, se llegaría a una más justa distribución de ingresos públicos y con ello a una mayor justicia social. Por ello resulta lógico que una reforma que desemboque en favorecer regímenes autonómicos locales contribuye a construir una más sólida identidad nacional.
Sostengo el criterio que un régimen autonómico contribuye a fortalecer la unidad nacional, si nos detenemos a observar el hecho real que, los movimientos a favor de este régimen que sobre todo tuvieron mayor resonancia en dos de las tres más importantes y pobladas provincias del país como son Guayas y Manabí, e incluso en la provincia de Pichincha en la que se propuso una distritación de la misma en tres zonas, a sugerencia de Santo Domingo de Los Colorados, germinó en lo que antes se consideró históricamente una utopía de la unidad regional que divida al país horizontal y no verticalmente, como actualmente acontece. Comenzó a tener concertaciones reales como el caso de la zona central que unió las provincias de Manabí, Tungurahua, Bolívar, Napo, Pastaza, Orellana y Cotopaxi, de lo cual se infiere que sin duda un régimen de autonomías favorecería la unidad nacional, eliminaría regionalismos negativos que tanto han conspirado, tradicionalmente, en contra de tener un país unitario.
Tiene que ser meditado, eso sí, que el proceso que conduzca a un régimen de autonomías debe que ser progresivo y jamás tratar de imponerlo compulsivamente, existe afortunadamente el referente que a partir de los movimientos autonómicos antes señalados, se han producido importantes avances descentralizadores, tanto por el hecho de que el fisco haya aceptado entregar el 15% de recursos presupuestarios a los gobiernos seccionales autónomos robusteciendo su capacidad de gestión, como el hecho de que algunas provincias o cantones, sobre todo los más importantes del país, han ido asumiendo competencias y obteniendo transferencias de recursos económicos que vigorizan los gobiernos locales y sus posibilidades de atender los requerimientos ciudadanos. Incluso no es exagerado, ni pienso están equivocados, quienes sostienen que hay directivos y líderes políticos que prefieren optar por captar gobiernos locales antes que el gobierno central, lo cual es un indicio de las ventajas de un ejercicio del poder más participativo y/o compartido.
Por otra parte un régimen administrativo de esta índole integra el gobierno central y los gobiernos locales como naturales y lógicos componentes de la administración del Estado, rompiendo con el divorcio existente, entre un poder central distante de un ciudadano que se siente muy lejos de su gobernante. Por incuestionable es conveniente avanzar en esta propuesta que es la más cercana a la realidad nacional, descartando la tesis de formar pequeños Estados Federales, como los tienen por ejemplo en América Latina: Brasil, México, Venezuela, entre otros. Siendo por tanto el régimen de autonomías, tomando como referencia el modelo español, el más recomendable para no causar cambios demasiado bruscos frente a la actual división político - administrativa del país.
Proponer una declaración expresa, a través de una consulta popular en la que se decida instaurar a futuro un régimen de autonomías, que quedaría consagrado mediante la expedición posterior de una ley orgánica que se la promulgaría para el efecto, sin duda constituiría el mayor aporte a una reforma estructural política y/o constitucional, y es también, sin duda alguna, la tesis que más se aproxima a que sí es posible un Ecuador moderno del siglo XXI.
Para ir concretando en la práctica esta propuesta, se podría determinar como primer paso fortalecer al máximo organismo provincial, que para el caso son los Consejos Provinciales, y a su Prefecto como máximo personero de la provincia, sin perjuicio de que un representante del Poder Ejecutivo o un cuerpo colegiado designado por el Gobierno Central, se conviertan en el funcionario o ente responsable para ejercer la coordinación de acciones entre el gobierno de la provincia y el Gobierno Nacional, procurando la mayor armonía.
En este contexto el Consejo Provincial se integraría con los alcaldes de los distintos cantones de la provincia, convirtiéndose en un órgano con mucho más atribuciones y poder ciudadano; y, por lo tanto tendría mucha más jerarquía y representatividad política que la que tiene con su actual composición.
Adicionalmente se pueden establecer distritos electorales de más de doscientos mil habitantes o fracciones de cien mil, como lo sugiere con buen criterio Participación Ciudadana. Distritos electorales que permitirán en la próxima elección, elegir diputados provinciales y ediles municipales que sean representativos del sector del país por el que son elegidos. Se confiaría la zonificación del país al Instituto Geográfico Militar, que cuenta con cartografía y mapas que ayudarían a su trabajo apoyado por las facultades o escuelas de ingeniería civil de las universidades o politécnicas del país, garantizando un trabajo técnico e independiente de intereses políticos partidistas.
Es oportuno puntualizar que otorgar autonomía o reforzar la que tienen los gobiernos cantonales o provinciales, no implica ni retacear el país, ni repartirse alegremente a manera de un “gran pastel” el presupuesto del Estado, este tipo de regímenes tiene como punto de partida el que los entes autónomos asuman responsabilidades y terminen con la excusa de su poca ejecutividad, endosándole la culpa al centralismo y a los funcionarios de los gobiernos de turno.
Finalmente en el planteamiento esbozado no se debería descartar, se incluya en la Consulta Popular, la pregunta que contiene el texto de reforma constitucional que fue declarada urgente por el Congreso Nacional, consulta que como se expresa anteriormente se abstuvo de convocarla el ex- presidente Dr. Gustavo Noboa, pero aquella propuesta está latente y no existe ninguna norma que establezca su caducidad o extemporaneidad.

El Concejo de control moral del país
La falta de confianza y credibilidad en las entidades públicas, incluyendo los órganos de control, hizo crecer la credibilidad y confianza en la Comisión Anticorrupción, creada justamente ante la ineficacia y apoltronamiento de dichos organismos, Comisión a la que se denominó posteriormente, cuando se la incorporó al texto constitucional de Control Cívico de la Corrupción, debiendo hacer notar que el desprestigio de los unos (organismos de control), y el prestigio de la otra (comisión) se debe en buena medida al origen del nombramiento de sus directivos, distinto el uno de la otra, pues mientras en los unos se advierte que el origen de sus nombramientos tienen un predominio del poder político (Gobierno ecuatoriano y Congreso Nacional), en el caso de la otra, está integrada por miembros designados por la sociedad civil. Sin embargo queda evidenciado que los niveles de corrupción no sólo afectan a los órganos del poder político, sino que han penetrado también en entes u organizaciones de la llamada sociedad civil, que si bien es verdad no manejan recursos públicos o los manejan de manera menos caudalosa o escandalosa que los organismos públicos, no han escapado a prácticas de corruptelas o de componendas que también los descalifica ante una mayoría ciudadana que sí obra correctamente, aquello explica la última crisis que lamentablemente comienza a vivir la Comisión de Control Cívico de la Corrupción.
Frente a la existencia de una realidad y ante el clamor ciudadano de contar con órganos de control confiables, se vuelve necesario explorar la posibilidad de encontrar un camino, que por un lado, le garantice independencia a los órganos de control, y por otro, que quienes sean elegidos para tan altas funciones sean personas sin tachas y con méritos para ejercer tan altos cargos, aquello conduciría a establecer un sistema de elección que podría ser similar al que se está utilizando para elegir la Corte Suprema de Justicia, esto es, a través de una comisión calificadora de alto nivel como lo sugieren amplios sectores ciudadanos, que me atrevo a sugerir esté integrada por un delegado de cada uno de los 3 poderes del estado (Ejecutivo, Legislativo y Judicial), uno por las Universidades y Escuelas Politécnicas, uno por las Asociaciones de Derechos Humanos con más de 5 años de actividad, uno por las Cámaras de la Producción y uno por las Centrales de Trabajadores y Organizaciones Sociales.
Los funcionarios a elegirse con este sistema serían: Contralor General del Estado, Procurador General del Estado, Superintendente de Bancos, Compañías y Telecomunicaciones, Ministro (a) Fiscal General y Procurador (a) de los Derechos Humanos (actual Defensor del Pueblo), estos funcionarios a su vez integrarían el Consejo de Control Moral del país, que se convertiría en el órgano máximo de vigilancia por la transparencia en el uso de los fondos públicos y en tribunal de más alto rango para conocer los casos de trasgresión de normas de carácter moral.
El actual sistema de elección o designación de tan altos funcionarios no garantiza la independencia de los organismos de control, su origen que indistintamente puede nacer de la decisión del Congreso Nacional o del Presidente de la República, sólo ha servido para pensar que tan altos funcionarios están sometidos al poder político e influencia de sus organismos o funcionarios nominadores, y en consecuencia muestran la misma falta de confianza y credibilidad de quienes los nombran o proponen su nombramiento. En el procedimiento sugerido si bien no existe una vacuna contra influencias, que son inevitables, al menos existen menos riesgos de que sean nombrados por acuerdos con compromisos que limitan la libertad de gestión de estos funcionarios o entidades de control. Pudiendo con este sistema de elección pensarse en concursos abiertos de méritos y oposición.
En la tesis de creación del Consejo de Control Moral del País, se excluye al Tribunal Constitucional que estaría siendo subrogado en cuanto a protección de garantías fundamentales por la acción de la Procuraduría Nacional de los Derechos Humanos y en cuanto a la anulación de leyes, decretos, reglamentos, resoluciones, acuerdos o decisiones de instituciones o autoridades que violen la constitución o leyes del país, considero conveniente se regrese a que sea la Corte Suprema de Justicia, la que decida a través de una sala especializada, la inconstitucionalidad o ilegitimidad de decisiones tomadas por organismos del Estado o por sus autoridades, tal como se expresa en un acápite aparte en que se analizan las razones de la sugerencia.

La Función Judicial
Una de las instituciones percibidas por la ciudadanía, al igual que el Congreso Nacional, como un escenario donde prevalecen la politiquería y la corrupción (a las cuales el ciudadano común las asocia), es la Función Judicial, con la diferencia que mientras al Congreso Nacional se lo reprocha en sus actuaciones e incluso se estima es una institución que puede hasta desaparecer, hay voces que desean desaparezca. A la Función Judicial se busca rescatarla de los vicios que la infectan, para mejorar la administración de justicia, pues resulta obvio, y la ciudadanía lo percibe así, que sin un órgano que imparta justicia se pierde todo anhelo de vivir en paz y armonía social, y no quedaría otra alternativa que no sea la de regresar a la época de la venganza privada o de la justicia por “propias manos”, por ello una aplastante mayoría ciudadana se inclina porque se mejore la administración de justicia, corrigiendo los factores adversos que han influido en su deterioro institucional y pérdida de confianza en la misma.
No se puede olvidar que la cesación en el cargo de el ex Presidente Lucio Gutiérrez que provocó incontenibles olas de protestas, tuvo como causa inmediata, el abuso del poder junto a grupos parlamentarios repartiéndose inconstitucional y alegremente la Corte Suprema de Justicia, aquello fue rechazado sentida y masivamente en varias ciudades del país, hasta llegar al 20 de abril, fecha en que asumió el cargo el entonces Vicepresidente de la República Dr. Alfredo Palacio. Esta realidad explica el que también en la Consulta Popular de 1997 el país se haya pronunciado, por muy amplía mayoría, por un Poder Judicial independiente, con magistrados nombrados en virtud de procesos de cooptación. Lamentablemente aquel pronunciamiento popular no fue respetado en el nombramiento de los Ministros de la Corte Suprema de Justicia de aquel entonces, ni tampoco cuando posteriormente se produjeron vacantes. La propia Corte Suprema demostró incapacidad para superar dicha situación, actuando como función independiente y aplicando procesos de cooptación como se lo decidió en la Consulta Popular y lo disponía la constitución. Sus miembros se enredaron en decisiones estériles y mutuos recelos de carácter más político que judicial, terminando por afectar a la propia Corte, lo cual motivó el aprovechamiento del Presidente de la República y el Congreso Nacional para nombrar una Corte Suprema notoriamente inconstitucional.
Frente a la realidad actual, no queda otro camino que convalidar lo que se está haciendo, incluso que se ratifique mediante Consulta Popular la designación de los ministros que seleccionó la Comisión Calificadora, nombrados para este fin, pues, si bien el mecanismo no se apoya en la constitución, al menos tiene visos de legalidad al haber sido adoptado por procedimientos que están dentro de la competencia legal del Congreso Nacional (aunque no sean tan rigurosamente constitucionales), por ello la tesis de convalidar estos nombramientos en Consulta Popular resulta la más aconsejable, porque la tesis de que el Presidente proponga directamente los nombres de los Ministros de la Corte Suprema que serían ratificados en una Consulta Popular, carecería de soporte legal y por ende de reconocimiento de una buena parte de la ciudadanía. Aunque podría analizarse que la pregunta en la consulta sea planteada como alternativa frente a la selección de nombres que haga la Comisión Calificadora antes referida.
Existen otros elementos que no pueden dejar de considerarse para fortalecer la Función Judicial, entre ellos: una Ley Orgánica de Carrera Judicial mejorada, que sea lo más nítida posible en cuanto a ascensos y calificación de méritos, así como nombramientos, sanciones o remociones de los miembros de los distintos juzgados y tribunales de justicia del país.

La Función Electoral
Otro de los factores que contribuyen a crear un clima de inestabilidad política y de pérdida de confianza y credibilidad en la institucionalidad democrática, es la forma en que es dirigido y está integrado el Tribunal Supremo Electoral, que se convierte en una especie de juez y parte, en cuanto sus miembros pertenecen a partidos o movimientos políticos que los eligen de acuerdo a pactos o acuerdos que se hacen al interior del Congreso Nacional, de tal manera que dicho tribunal, en el mejor de los casos no representa una expresión de todos los partidos o movimientos políticos existentes en el país.
El hecho que los Tribunales de Elecciones estén conformados de la manera antes indicada, da origen a que existan dudas de la pureza del sufragio pues se piensa podrían haber manipulaciones fraudulentas para favorecer a determinados partidos o movimientos políticos, a través de la conformación de juntas receptoras del voto que respondan a un plan previamente establecido, nombrando vocales de dichos órganos que traten de beneficiar determinadas candidaturas e incluso a través de la digitación de datos o cifras que podrían favorecer a determinado candidato o partido político.
Frente a esta situación se vuelve indispensable cambiar la conformación del Tribunal Supremo Electoral y por ende de los Tribunales Provinciales y confiarla a sectores o entidades de la sociedad civil organizada que se encargarían de elegir los miembros del Tribunal Supremo, lo cual garantizaría la independencia de un organismo que en una democracia republicana tiene enorme importancia, pues hay quienes sostienen que la Función Electoral es otro poder del Estado.
No comparto la idea que el Tribunal Supremo Electoral sea designado por la Función Judicial pues se le daría a esta función potestades que en nada garantizan la independencia del organismo electoral y en cambio la privilegia frente a las otras funciones del Estado.
Dentro del ámbito del análisis efectuado me permito sugerir que el Tribunal Supremo Electoral sea designado por las siguientes organizaciones de la Sociedad Civil: uno nombrado por las organizaciones de mujeres; uno por los colegios de profesionales del país, uno por las facultades de informática de las universidades y politécnicas del país, uno por los medios de comunicación de fuera de su seno, uno por los Consejos Provinciales y Concejos Cantonales de fuera de su seno, y uno por la Corte Suprema de Justicia. Los Tribunales Provinciales serán designados por el Tribunal Supremo Electoral escogiendo personas representativas de la sociedad civil de la respectiva provincia.

Presupuesto del Estado
No obstante que las opiniones ciudadanas no hacen mayor referencia al tema Presupuesto del Estado, su aprobación constituye un factor de enorme gravitación en la crisis política del país, pues la manipulación de recursos termina por convertirse en un importantísimo factor de atracción a la corrupción que se expresa a través de buscar cómo obtener ventajas del Estado. Tanto el sector público como al sector privado encuentran de gran utilidad como beneficiarse de acuerdo a sus intereses de los recursos públicos.
A través de consultas populares anteriores se han establecido normas que limitan al legislador gestionar recursos del Presupuesto del Estado, sin embargo aquellas disposiciones son meramente declarativas, pues en la práctica se realizan toda clase de gestiones para obtener transferencias y favorecer determinados intereses en los que el legislador o alternativamente un funcionario público, puedan tener algún tipo de vinculación con sus destinatarios o simplemente con un manejo discrecional del presupuesto se presta para “hacer favores”.
Lamentablemente en este tema quedan pocas opciones para proponer una reforma política o constitucional pues no puede ilimitarse: ni que el Poder Ejecutivo, a través del Ministerio de Economía y Finanzas, formule la proforma presupuestaria en la que se pueden establecer asignaciones dirigidas, ni que el Congreso Nacional deje de ser el órgano que apruebe el presupuesto, ya que ese es el mecanismo democrático pertinente. Por lo que el asunto queda reservado más a un correcto uso de fondos públicos por parte del Poder Ejecutivo y a una abstención del legislador de dedicar parte importante de su gestión a conseguir asignaciones presupuestarias, pues aquello no resulta ni ético ni legitimo y termina por hacer que olvide cumplir con su verdadera tarea que es legislar y fiscalizar.

Del Tribunal Constitucional y la Procuraduría General de Derechos Humanos
En un régimen democrático de gobierno el control político y constitucional es de vital importancia, bajo esa premisa, sin duda el Tribunal Constitucional resulta un organismo que tiene un papel de enorme protagonismo e importancia en la subsistencia del propio sistema democrático, por ello siempre hubo el deseo o al menos la intención de convertirlo en un muy alto tribunal de juzgamiento de las acciones de los Poderes Ejecutivo y Legislativo, incluyendo en ese juzgamiento la gestión de la totalidad de instituciones o autoridades de los diversos organismos e instancias del Estado.
Lamentablemente dentro de la muy honda crisis de todo orden que vive el país, especialmente en el aspecto político, el Tribunal Constitucional no ha escapado de ser incluido dentro de un botín ha repartirse, aquello sin duda le ha restado poder cumplir el muy elevado rol que la doctrina del Derecho Político y Constitucional le tienen reservado.
A manera de ejemplo, pudo el Tribunal Constitucional haber sido el organismo que dictaminase si la cesación decretada por el Congreso Nacional que provocó la salida, antes de la finalización del período de su mandato, de tres ex- Presidentes de la República, dirimiendo legítimamente una situación jurídica – política sin crear los traumas institucionales que ha creado, fue válida. Incluso pudo haber también emitido su dictamen, en el caso del impedimento que se hizo a la Vicepresidenta de la República Dra. Rosalía Arteaga, para que asuma el cargo de Presidenta de la República, a quien correspondía al haber sido cesado en el cargo el titular, pero en esa circunstancia como en otras, respondiendo como siempre ha respondido el Tribunal Constitucional a las influencias de sus mandantes (principalmente Congreso Nacional y Presidente de la República), de hacerlo, su dictamen al menos hubiese sido considerado parcializado, prejuiciado o interesado, y eso le restaba valor y credibilidad, es decir, prácticamente el tribunal no cumplió el rol que le correspondía.
Frente a esa realidad jurídico - política del país, estimo que la mejor opción es que las atribuciones para declarar jurídicamente la nulidad parcial o total por el fondo o por la forma o la inaplicabilidad de una ley, decretos, resoluciones, acuerdos, etc., de organismos o autoridades del Estado sean confiadas a una sala especializada de la Corte Suprema de Justicia como ya lo establecía la Constitución aprobada en referéndum en 1978. Paralelamente se reforzaría la función de la Defensoría del Pueblo y se crearía la Procuraduría General de Derechos Humanos, para que conozca los reclamos individuales de los ciudadanos sobre violaciones o restricciones al pleno ejercicio de sus garantías constitucionales, lo cual sería regulado a través de una ley orgánica que creando este organismo, también establezca procedimientos de trámite para las quejas o reclamos que se presenten ante esta institución del Estado.

TLC y “Base de Manta”
Estos temas, ambos dentro del ámbito de los convenios internacionales, tienen un porcentaje de opiniones que si bien cuantitativamente no son numerosas, no pueden dejar de ser analizados por la incidencia que tienen en la vida del país. El primero el TLC desde el punto de vista económico, y el otro “la Base de Manta”, desde el punto de vista militar y político.
La escasa sugerencia de que estos temas sean incorporados como temas de Consulta Popular en la actual circunstancia política que vive el país, evidencian que la ciudadanía intuye, o percibe, que ninguno de los dos asuntos tienen alguna trascendencia o urgencia en una reforma política o estructural del Estado, uno y otro, son asuntos que tienen que ser resueltos de acuerdo a lo que el Congreso y el Gobierno Nacional en conjunto tengan que decidir al respecto. No se puede ignorar, o dejar de entender, que ambos implican convenios internacionales cuya decisión de suscribirlo, en el caso del Tratado de Libre Comercio (TLC) corresponde al Presidente de la República, quien deberá contar para que el mismo quede debidamente legalizado con la aprobación del Congreso Nacional, en tanto que en el caso de la llamada “Base de Manta” o puesto de avanzada para el combate al narcotráfico (FOL por sus siglas en inglés), que los Estados Unidos tiene en la Base Aérea en la ciudad de Manta. Hay de por medio un convenio que tiene que ser revisado por ambos países o esperar se cumpla el plazo de vigencia (10 años, de los cuales ha transcurrido más de la mitad) no puede ser unilateralmente revisado por el país y debe contarse con la opinión de los Estados Unidos, so pena de cometer el Ecuador un grave quebrantamiento de normas internacionales que está obligado a respetar como Estado.
Cabe en este punto hacer unas muy breves reflexiones, el TLC indiscutiblemente descubre al Ecuador como un país muy poco competitivo desde el punto de vista internacional y eso es negativo, si debemos admitir que el mundo actual es un mundo internacionalizado e interdependiente, aquello nos pone en grandes desventajas frente a países como Estados Unidos, China, Brasil, entre otros, para citar tres economías distintas de diversas latitudes pero que gravitan decisivamente en el mundo, y si bien es verdad este convenio es sólo con los Estados Unidos, aquello no puede ser un pretexto para esconder que internacionalmente estamos muy rezagados incluso frente a países vecinos, principalmente Colombia, que terminará siendo el gran beneficiario de las negociaciones del TLC. Lo firme o no lo firme el Ecuador, nos lleva a la conclusión que: si lo firmamos tendremos efectos desfavorables para el país sobre todo en el área productiva primaria, especialmente la agropecuaria, así como en el área de Propiedad Intelectual, dada la casi nula invención que tenemos como país; la alternativa de no firmarlo aísla la economía del país, de tanta debilidad que no tiene ninguna influencia en el esquema de una realidad económica y geopolítica mundial. Por ahora sólo queda continuar con los diálogos hasta tener una idea final clara de la conveniencia o inconveniencia de suscribirlo, sin descartar la posibilidad de que sea consultado por separado el pueblo ecuatoriano, previo el debate y difusión de sus escasas ventajas y posibles desventajas.
En lo que tiene relación con la llamada “Base de Manta” lamentablemente el convenio tiene una connotación política - militar que hace que Ecuador se encuentre en una incomoda situación frente a este hecho, políticamente se busca vincularlo con actores antinorteaméricanos. Como que el convenio involucra al Ecuador con el llamado “Plan Colombia”, dado lo escabrosa de la situación interna de Colombia, que repercute en los países vecinos, lo prudente hubiese sido no haber firmado dicho convenio, pero reafirmo que cualquier decisión al respecto deberá ser tomada al vencimiento del plazo del mismo, en que si las condiciones lo ameritan podría consultarse al país sobre la decisión a tomarse o simplemente no renovarlo.

Septiembre 28/2005


PREGUNTAS A FORMULARSE EN LA CONSULTA POPULAR

Como consecuencia del análisis efectuado, se derivan las preguntas a ser formuladas en una Consulta Popular que las resumo en las siguientes:

PREGUNTA SOBRE DESCENTRALIZACIÓN Y AUTONOMÍAS:

Considera conveniente:

a) Profundizar un proceso de descentralización que siente las bases para que a futuro se instaure en el Ecuador un régimen de autonomías provinciales o regionales, de conformidad con lo que disponga una Ley Orgánica que se expedirá para el efecto?

SI........................... NO...........

b)Que el régimen de autonomías contribuye a estimular la unidad nacional reconociendo la diversidad del país, para lo cual deben fortalecerse los organismos seccionales autónomos, convirtiendo a los Consejos Provinciales en entes que integrados con los alcaldes de los distintos cantones, de las respectivas provincias, tengan capacidad para normar las competencias que legalmente se le asignen?

SI................... NO..........

c) Que cada provincia constituya un distrito electoral y en las provincias que tengan más de 200.000 habitantes se establezcan distritos electorales por ese número o fracción de 100.000 habitantes, en base a la cual se elegirán Diputados Provinciales y Concejales Municipales, de acuerdo a la zonificación que será realizada por el Instituto Geográfico Militar en colaboración con las Facultades de Ingeniería Civil de las Universidades y Politécnicas del país?
SI............. NO..........



PREGUNTA SOBRE PARTIDOS POLITICOS

Considera conveniente:

Que para fortalecer los Partidos o Movimientos Políticos, aquellos que no obtuvieren el 5% de votos en elecciones pluripersonales (excluyendo alianzas) sean automáticamente borrados del Registro del Tribunal Supremo Electoral?

SI................... NO.................

Que para la inscripción de un nuevo Partido o Movimiento Político además de exigirse la entrega de una Declaración de Principios Doctrinarios, tenga un respaldo no menor al 5% de electores empadronados a nivel nacional?

SI...................... NO........



PREGUNTA SOBRE CONSEJO DE CONTROL MORAL DEL PAÍS

Considera conveniente:

Que para garantizar el debido control del buen uso de los recursos públicos se conforme el Consejo de Control Moral del País, que lo integren los Superintendentes de Bancos, Compañías y Telecomunicaciones, el Contralor General del Estado, el Procurador General del Estado, el Ministro Fiscal General de Justicia y el Procurador General de los Derechos Humanos?
SI............... NO.......

b) Que para prevenir la independencia de los indicados funcionarios, éstos sean elegidos mediante concurso público abierto de méritos y oposición a través de una Comisión Calificadora que estará integrada por un Delegado del Presidente de la República, un Delegado del Congreso Nacional, un Delegado de la Corte Suprema de Justicia, un Delegado de las Universidades y Escuelas Politécnicas, un Delegado de las Asociaciones de Derechos Humanos con más de cinco años de actividades, un Delegado de las Cámaras de la Producción y un Delegado de las Centrales de Trabajadores u Organizaciones Sociales?

SI.................. NO............


PREGUNTA SOBRE CONGRESO NACIONAL

Considera conveniente:

Que el Congreso Nacional sesione dos veces por año en períodos de 60 días cada uno, que comenzarán el 15 de Enero y 10 de Agosto de cada año, y que el resto del año funcionen Comisiones Especializadas de Codificación de Leyes, de Fiscalización, de Asuntos Económicos y Presupuestarios, de Relaciones Internaciones y de Asuntos Sociales, para cuyo efecto contarán con asesores que serán contratados institucionalmente y no individualmente por cada Legislador?

SI................... NO...........

Que el Congreso Nacional se integre con una tercera parte de Diputados elegidos nacionalmente a través de listas propuestas por Partidos o Movimientos Políticos y por un Legislador elegido individualmente por cada provincia, y en las que tengan más de 200.000 habitantes por Distritos Electorales de 200.000 habitantes o fracción de 100.000?

SI................ NO..............................






PREGUNTA SOBRE FUNCION JUDICIAL

Considera conveniente:

Que dentro del principio de independencia de la Función Judicial, cualquier nombramiento de sus miembros que sea hecho por parte de organismos ajenos a esta Función carecerá de validez?

SI.................. NO...................

Ratificar los nombramientos hechos por la Comisión Calificadora nombrada en virtud de reforma de la Ley Orgánica de la Función Judicial que expidió el Congreso Nacional?

SI.......................... NO........................


PREGUNTA SOBRE FUNCION ELECTORAL

Considera conveniente:

Que el Tribunal Supremo Electoral sea integrado por siete miembros designados directamente por distintos sectores de la sociedad civil organizada: uno por las Organizaciones de Mujeres, uno por los Colegios de Profesionales del país; uno por las Facultades de Ciencias Informáticas de las Universidades y Escuelas Politécnicas, uno por los Medios de Comunicación de fuera de su seno, uno por los Consejos Provinciales y Concejos Cantonales de fuera de su seno, uno por las Fuerzas Armadas de fuera de su seno y uno por la Corte Suprema de Justicia?

.SI................ NO...............

Que el Estado subvencione la publicidad por partes iguales a los candidatos o listas de candidatos en las elecciones de carácter nacional, se elimine la actual subvención a los Partidos Políticos y se establezcan limitaciones en la propaganda electoral que puedan contratar directamente los candidatos o sus partidos o movimientos auspiciantes?

SI............... NO.......


PREGUNTA SOBRE TRIBUNAL CONSTITUCIONAL Y
PROCURADURÍA GENERAL DE DERECHOS HUMANOS

Considera conveniente

a) Que sea la Corte Suprema de Justicia la que resuelva sobre la nulidad parcial o total, por la forma y por el fondo; o, la inaplicabilidad de Leyes, Decretos Ejecutivos, Resoluciones o Acuerdos expedidos por los distintos organismos o autoridades del Estado?

SI............. NO...........

Que los reclamos sobre impedimento o limitación del pleno goce de las garantías establecidas en la Constitución a favor de los ciudadanos, sean resueltas por la Procuraduría General de los Derechos Humanos que sustituya a la actual Defensoría del Pueblo, de conformidad con lo que disponga una Ley Orgánica que se expedirá para este fin?

SI............... NO.....

Septiembre 28/2005


*Extraído de la revista libro Cyberalfaro # 11, 2006.